Cuando los Diablos danzantes de Yare salen a bailar en honor al Santísimo Sacramento, el repique del tambor está a cargo de César Tovar, quien lleva más de 60 años asumiendo el rol de cajero en la cofradía desde que Dios lo sanara de una grave enfermedad que lo aquejó cuando apenas era un niño. 60 años después de haber sido sanado, y vistiendo un atuendo color rojo, el cuello lleno de rosarios y condecoraciones en su pecho —entre ellas la del Santísimo Sacramento—, Tovar salió este miércoles a las calles de San Francisco de Yare, en el estado Miranda, con la misma fuerza de siempre, para colocarse frente a las puertas de la iglesia de la plaza Bolívar y acompañar con su repique la solicitud de permiso que realizaran los diablos ante las autoridades eclesiásticas para dar inicio a la ceremonia.
“Me encuentro feliz y satisfecho de pertenecer a esta cofradía”, expresó el hombre, uno de los 2.000 que integran esta agrupación, considerada una de las más importantes entre las 11 que componen los diablos danzantes de Venezuela, desde hace más de 200 años.
Entrevistado por la Agencia Venezolana de Noticias, declaró que fue en el año 1953 cuando se incorporó al grupo como promesero. Ahora, le pide a Dios que le de fuerzas para seguir cumpliendo con su promesa. “Estaba muy grave, pero salí ileso, sano. Si uno le pide con fe al Santísimo Sacramento, si uno le suplica de corazón, él nos ayuda a conseguir la sanación. Estoy muy satisfecho”, expresó este diablo, quien fue reconocido por el Consejo Legislativo de Miranda con la orden Generalísimo Sebastian Francisco de Miranda.
Al ser consultado sobre el sonido de su tambor, indicó que cuando toca intenta imitar la destreza de un familiar que también fue cajero y que ya falleció. “Yo imito su sonido en mi toque de tambor —sin embargo— también le doy mi toque personal. No ha pasado por mi mente retirarme de la cofradía porque esto lo llevo en mi sangre y es mi vida. Para dejar de tocar el tambor, primero debo dejar de existir”, agregó.
Una promesa de por vida
Otro de los promeseros que al igual que Tovar lleva muchos años rindiéndose ante el Santísimo Sacramento, es José Carmelo Sanoja, quien en la actualidad desempeña en la cofradía el título de socio del santo. “Bailo en la cofradía desde que tenía cuatro años de edad. En mi piel habían muchas llagas y recibí la sanación. Desde ese entonces me curé muy rápido y nunca me volví a enfermar”, expresó el promesero en conversación con AVN.
Explicó que pagar promesas ante Dios es un deber que todo diablo debe cumplir con rigurosidad, pues si el santo ha cumplido al conceder el favor —señaló—”uno debe cumplirle a él bailando de por vida”. “Uno tiene que andar con ellos —con los diablos— cumplir, tratar de portarse bien, no tener malos modales y sobre todo tener mucha fe, fe y la promesa de que le cumpliremos para siempre. Todos estamos vivos gracias al Santísimo Sacramento”, ratificó.
Por su parte la señora Francisca Palma, segunda mujer capataz de la cofradía, reconoció la labor que durante muchos años llevó a cabo la también capataz Petra González, fallecida en el año 2014 y recordada como una de las mujeres más importantes en San Francisco de Yare.
“Linda, siempre fue una mujer muy linda. Ella llevaba a los diablos, le tocaba un trabajo duro porque no es fácil guiar a los diablos. Por eso están los arrieros”, comentó. Palma comentó que el ingreso de Petra González en la cofradía se debió a que de niña fue diagnosticada con la enfermedad de tifus. Al recibir la sanación, González nunca dejó de participar en las celebraciones de Corpus Christi, hasta convertirse en referencia para los más de 2.000 hombres que conforman esta cofradía de Yare. Su partida física en 2014, fue un duro golpe para el grupo.
“Fue un golpe demasiado grande para nosotros porque ella era una mujer muy amada, y por eso la respetamos y la honramos”, destacó.
Este jueves 4 de junio, día de Corpus Christi, los diablos saldrán desde muy temprano para tomar las calles de San Francisco de Yare y rendirse ante Dios entre cantos y el sonido del tambor y las maracas. Más de 40 altares serán recorridos en medio de un culto religioso que espera la visita de más de 20.000 personas.