Como parte de las actividades de la Feria Internacional del Libro de Venezuela (Filven 2023), el Ministerio del Poder Popular para la Cultura, a través de la Fundación Museos Nacionales (FMN) presentará en los espacios de El Laguito en el Circulo Militar de Caracas, la muestra artística «Francisco Nárvaez / Fernando Botero», curaduría que mostrará al público lo mejor de estos dos grandes escultores del siglo XX, el viernes 10 noviembre a las 10:00 a.m.
Texto y Foto: Prensa FMN
«Francisco Nárvaez / Fernando Botero» servirá como un complemento especial a la Filven 2023 que se realizará entre el 9 y el 19 de noviembre de este año, y contará con importantes invitados nacionales y extranjeros.
Esta exposición contempla varias piezas icónicas, todas forman parte de la colección FMN, con ello se pretende acercar al público a las formas, la técnica y las historias que cuentan ambos artistas a través de esculturas que ya son parte del imaginario del mundo artístico nacional e internacional.
Entre las piezas que estarán para la admiración del público visitante: Uomo e Donna, (Hombre y Mujer); Ballerini, (Bailarines); Ballerina nuda, (Bailarina Desnuda); Donna seduta su uomo, (Mujer sentada sobre hombre); Caballito, Donna con sigarette, (Mujer con Cigarrillo); Ratto D’ Europa, (Rapto de Europa); Uomo con caballo, (Hombre con Caballo); Donna Seduta, (Mujer Sentada) y El Gato, todas de Botero.
Por el lado de Nárvaez se expondrán dos piezas de la serie Volúmenes y las obras Figura acéfala y Torso.
El escultor Francisco Narváez nació en Porlamar, estado Nueva Esparta en 1905. Su trabajo estuvo profundamente influenciado por el oficio de su padre, quien fue tallador decorativo de iglesias en Nueva Esparta. A través de sus obras, establece una profunda conexión con la cultura venezolana en su amplia gama de técnicas y corrientes artísticas.
Su interés por la figura humana y el aprendizaje de los santos tallados por su padre conllevaron a que la carrera del maestro Narváez estuviese estrechamente vinculada al trabajo de restauraciones de iglesias y espacios públicos del país. A cambio, obtuvo la oportunidad de formarse en la Academia de Bellas Artes en Caracas y posteriormente establecerse en París, donde se involucró en los trabajos de diversos escultores modernos.
La carrera de Narváez fue un viaje de exploración y expresión cultural. Se destacó por su habilidad para capturar la esencia de la identidad venezolana en sus esculturas. Muchas de sus obras representan elementos tradicionales de la cultura popular de Venezuela, como músicos, bailarines y pescadores. Utilizó formas elegantes y líneas fluidas para dar vida a estas figuras, aportando un toque de modernidad a la representación de lo clásico.
Además de su contribución artística, Narváez desempeñó un papel fundamental en la promoción del arte en Venezuela, perfilándose como el primer escultor en integrar su obra al urbanismo en Venezuela. Asimismo, llevó a cabo relieves de piedra artificial para las fachadas del Museo de Bellas Artes y el Museo de Ciencias, instituciones que permanecen en la actualidad como un faro del arte y conocimiento en el país.
La obra de Francisco Narváez, quien falleció en Caracas en 1982, se ha exhibido en museos y galerías de todo el mundo. Sus trabajos perduran como testimonio de su habilidad para fusionar lo tradicional con lo moderno en la escultura. Este maestro venezolano continúa inspirando a las generaciones venideras y enriqueciendo la escena artística de Venezuela.
Entretanto, Fernando Botero fue un escultor colombiano, nacido en Medellín en 1932 y es reconocido por sus voluptuosas figuras con la característica distintiva de tener formas redondas. Sus creaciones han recorrido el mundo. En la actualidad, se considera como uno de los más grandes exponentes del arte contemporáneo en América Latina.
Fernando Botero comenzó su carrera artística a temprana edad, su pasión lo condujo a estudiar en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid, España. Más adelante, continuó su formación en Italia, donde se sumergió en el estudio de los maestros del Renacimiento. Tras haberse expuesto a este estilo clásico, Botero consideró reconstruir el volumen desde una dimensión que para él era olvidada en la actualidad, otorgándole una cualidad suave y voluptuosa a sus personajes. Este sello, o como él lo llamó, convicción, es definido como el «boterismo».
Aunque a primera vista podría parecer humorístico, el «boterismo» tiene una intención más profunda. Botero utiliza esta ampliación exagerada de las formas para destacar la realidad y humanidad detrás de sus sujetos. Busca que el espectador observe más de cerca y reflexione sobre los detalles y las emociones que a menudo pasan desapercibidos en la representación convencional. Cada obra es una invitación a explorar la complejidad de la forma humana y considerar la importancia de la cotidianidad, estudiando la vida que existe en el volumen.
A través de su apasionada dedicación al arte, Fernando Botero demostró que la belleza y la riqueza de lo ordinario pueden ser celebradas de maneras inesperadas y excepcionales. Su legado sigue siendo un testimonio de la capacidad del arte para conectarnos con la humanidad en todas sus formas y dimensiones. La exposición actual, que incluye 11 esculturas donadas por el propio Botero a Venezuela, forma parte valiosa del patrimonio de todos los venezolanos, un regalo artístico que trasciende generaciones, cuya obra continúa enriqueciendo nuestras vidas.