El ministro del Poder Popular para la Cultura, Ernesto Villegas Poljak, confirmó el lamentable fallecimiento de Diego Rísquez, destacado director de cine venezolano, artista plástico, director de arte, actor y fotógrafo. “Sobran palabras ante tamaña pérdida. Nos lega Amérika, terra incógnita; Orinoko, nuevo mundo; Reverón y otras cintas indispensables de nuestra cinematografía. Batalló duro y decidió irse el Día del Artista. ¡Vuela alto, maestro!”, señaló a través de su cuenta en la red social Twitter.
Texto: Alba Ciudad
Rísquez nació en Juan Griego, isla de Margarita, el 15 de diciembre de 1949. Residió en Italia, Suiza y Estados Unidos.
Ingresó a la Universidad Católica Andrés Bello para estudiar comunicación social, pero es allí donde, según WikiHistoria del Arte Venezolano, Rísquez ubicó el inicio de su vida artística, específicamente en 1971, cuando participó en el montaje de una versión satírica de Hamlet, dirigida por el profesor Antonio Oliveri para el teatro universitario.
Poco después asistió a clases de actuación con Levy Rossell e hizo teatro de calle sin diálogos con el grupo Tiempo Común de Hugo Márquez. Estas experiencias se prolongaron por dos años. A lo largo de ese tiempo Rísquez trabajó en obras como Bodas de sangre y Los mendigos, y consideró dedicarse definitivamente a la actuación.
En los años setenta viajó por Francia, Italia, Malasia, Tailandia, Singapur e Indonesia, formándose con destacados miembros del mundo del teatro en actuación, fotografía y expresión corporal. En 1975 regresó a Venezuela. Al retomar sus labores creativas dispuso de los recursos que encontró a su alcance: cámara fotográfica, proyector de diapositivas, objetos elaborados por él mismo, el jardín y las habitaciones de su casa.
Rísquez se convirtió en un gran experto en el uso del formato Súper 8, entre la segunda mitad de los años 70 y fines de los años 80. Ejerció diversas funciones en las películas realizadas por sus amigos y compañeros. Así, logró la experiencia suficiente para realizar siete de las diez obras que conforman su filmografía: los cortometrajes A propósito de Simón Bolívar (1976), Poema para ser leído bajo el agua (1977), Radiografías de naturalezas vivas (1977), A propósito de la luz tropikal, homenaje a Armando Reverón (1978), A propósito del hombre del maíz (1979); y los largometrajes Bolívar, sinfonía tropikal (1980) y Orinoko, Nuevo Mundo (1984).
Bolívar, sinfonía tropikal fue premiado en el Festival Nacional de Cine de Mérida de 1980 y en el V Festival Internacional del Nuevo Cine Súper 8 de Caracas ese mismo año. Estuvo presente en dos ediciones consecutivas (1981 y 1982) de la Quincena de Realizadores del Festival de Cannes. Le siguieron Orinoko, Nuevo Mundo (1984) y cuatro años después Amérika, terra incógnita. Cada obra fue exhibida en el Festival de Cannes y reseñada por la revista especializada francesa Cahiers du Cinéma. Orinoko… se proyectó comercialmente en París. Amérika… lo hizo en esa ciudad y en Nueva York.
En los años 90, Rísquez fue director de arte en cinco largometrajes venezolanos: Roraima (1993) y La voz del corazón (1997), de Carlos Oteyza; Piel (1997) de Oscar Lucien; Salserín, la primera vez (1998) de Luis Alberto Lamata, y una adaptación de Doña Bárbara dirigida por Betty Kaplan. Lo mismo hizo en tres producciones francesas realizadas para la televisión. Junto con estos trabajos se cuentan dos más, como actor, en los largometrajes venezolanos Tierna es la noche (Leonardo Henríquez, 1990) –que Rísquez protagonizó– y Roraima (Carlos Oteyza, 1993).
En 2000 estrenó su película Manuelita Saenz; en 2006, la película Francisco de Miranda y en 2011 el largometraje Reverón. Su último trabajo fue la cinta “El malquerido”, protagonizada por Jesús “Chyno” Miranda, parcialmente financiada por el Centro Nacional Autónomo de Cinematografía (CNAC), basada en algunos momentos de la vida del cantante Felipe Pirela.
Planeaba realizar una película sobre el cacique Guaicaipuro, y una historia de amor ambientada en la Venezuela actual.