Irady: Declaración de la Unesco es resultado de un esfuerzo que va a la raíz cultural

En la relación que establecen el becerrero y el ordeñador con el ganado, el canto juega un papel fundamental desde hace más de 400 años. En los llanos, cuando el hombre canta, su voz se convierte en un elemento que amansa a las reses y convierte más sencillas tareas diarias que van desde el ordeño de la vaca, hasta el traslado del rebaño por grandes distancias.


Texto: AVN

No se trata de un canto cualquiera. Contrario a los grandes espectáculos de joropo donde el llanero, vestido de liqui-liqui y sombrero, retrata la belleza del llano y el amor hacia la mujer al ritmo del arpa, el cuatro y las maracas, los cantos de faena en el llano —también conocidos simplemente como el canto e’llano— surge de un proceso más íntimo, casi místico, en el que el hombre o la mujer le cantan a la vaca para amansarla, regañarla y, también, para hacerle sentir un lazo de pertenencia que transmite seguridad tanto para al hombre como para al animal.

“Solo el canto anima a los animales y hasta la vaca es capaz de contestarle a su ordenador cuando este habla con ella. En el corral, la voz del ordeñador se convierte en el amigo del rebaño”, expresaba en días pasados Ángel Remigio Tovar, uno de los máximos intérpretes de la tonada del llanero y el canto de faena que la noche del martes (hora de Venezuela) daba una demostración de esta tradición en la isla de Jejú, en Corea del Sur, frente a los 23 países que conforman el Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

Fue allí, donde la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco por sus siglos en inglés), concedió a Venezuela el título de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad al expediente titulado Cantos de trabajo del llano colombo-venezolano, siendo este el sexto reconocimiento de este tipo que alza la República, y que por primera vez comparte con otro país: Colombia.

Este miércoles, el profesor Benito Irady, director del Centro de la Diversidad Cultural, expresaba desde Jejú que la conquista de esta nueva declaratoria es un reconocimiento a la unión entre el Gobierno Nacional y el pueblo venezolano, que durante un año entero armaron en comunión un expediente con la historia y la trascendencia de esta tradición. El documento fue aprobado por la Unesco sin objeción alguna.

“Este es un esfuerzo que va a la raíz de nuestra cultura. Se trata de defender un legado de siglos”, apuntó Irady, durante un contacto telefónico durante la rueda de prensa que este miércoles ofreció el Ministerio de Cultura en la sede del Centro de la Diversidad Cultural, en Caracas.

Salvaguarda urgente

De las seis declaraciones que el Estado venezolano ha logrado consolidar ante la Unesco: Diablos Danzantes de Corpus Christi (2012), La Parranda de San Pedro (2013), la Tradición Oral del Pueblo Mapoyo (2014), el Tejido de la Curagua (2015), la celebración de los Carnavales de El Callao (2016) y ahora, los Cantos de trabajo del llano colombo-venezolano, solo dos de estas han ingresado a la Lista de Salvaguarda Urgente: la tradición oral del pueblo indígena Mapoyo y la tradición que ostenta el país este año.

Su ingreso a la referida lista tiene un motivo: con el paso del año, la modernización de procesos como el traslado del ganado en carretera y el ordeño efectuado a través de herramientas mecánicas, han hecho a un lado las formas tradicionales de obtener la leche de las vacas. En la actualidad —alertaba Ángel Remigio Tovar en días pasados— “los canales de arreo que estaban tan fijados en el llano han desaparecido, y cada vez son menos los niños los que quieren alejarse de una computadora o un celular para aprender a cantarle a las vacas”.

Ante este escenario, el titular del Ministerio para la Cultura, Ernesto Villegas, ha anunciado la activación de un plan formativo que fortalecerá y resguardará el desarrollo de esta manifestación en el llano, y acercará estos conocimientos a las principales ciudades del país.

“La salvaguarda de estas manifestaciones culturales son parte de una resistencia cultural. Estamos obligados a la preservación de esas raíces. A partir de esta declaratoria, el Estado apoyado en las comunidades que son las verdaderas custodias de estas tradiciones, deben abocarse en lo adelante a la preservación y salvaguarda de los cantos de trabajo del llano. La misión es preservar la memoria, no que esta desaparezca”, explicó el ministro durante un encuentro con los medios.

Se prevé que el retorno de la delegación venezolana en Jejú —representación que aún debe celebrar reuniones, exposiciones y conferencias ante la Unesco— retorne al país el próximo 13 de diciembre, y sean recibidos en el Aeropuerto Internacional de Maiquetía Simón Bolívar, con una gran fiesta.

Publicado por Luigino Bracci
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