El representante de Venezuela ante la Organización de las Naciones Unidas, Samuel Moncada, impartió este viernes la conferencia “Historia de la Controversia Sobre la Guayana Esequiba” en el Teatro Bolívar ante periodistas, comunicadores, miembro de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, estudiantes y público en general, en donde dio importantes explicaciones sobre el origen del conflicto y su estado actual.
Texto: Alba Ciudad (Luigino Bracci Roa)
Moncada, quien es historiador egresado de la Universidad Central de Venezuela (UCV), señaló que este es un tema complicado y en el que nadie se puede proclamar dueño de la verdad. “Todos los días se aprende algo nuevo”. Señaló que muchas personas hacen aseveraciones temerarias sobre el tema, ante lo cual pidió siempre que muestren documentos y pruebas sobre lo que se diga.
También explicó que el tema está siendo llevado por un equipo multidisciplinario de abogados e historiadores, y que los abogados tienen que ser especialistas en llevar casos ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ), que es la entidad donde se lleva el caso en este momento. Señaló que hay dos vertientes del problema: la vertiente jurídica y la histórica. Los documentos históricos prueban lo que los abogados quieren decir.
Debido a lo extenso de la charla, prefirió Moncada estructurar su discurso como una pirámide invertida e iniciar por las conclusiones:
- El Esequibo es el asunto de política exterior de mayor duración y mayor importancia en la diplomacia republicana de Venezuela.
- “Estamos solos en esto, ningún país nos apoya”, explicó Moncada. Aunque le han aconsejado no decirlo, él es sincero en este tema.
- “La lucha forma parte de nuestra tradición anticolonialista”, explicó Moncada. “Los británicos nos quitaron el territorio en 1899. Era la potencia más poderosa del siglo XIX”.
- Enfatizó que “nuestra lucha es contra lo que hizo el Reino Unido cuando era imperio”. No es una lucha contra Guyana. En 1966, tras la independencia de Guyana, los británicos le dicen a Venezuela que “nuestro problema es con ellos” (con Guyana), como una forma de evadir su responsabilidad.
- Aunque Guyana hace ver el problema como si una gran nación (Venezuela) les está quitando dos terceras partes de su territorio, Moncada enfatiza que no se le está quitando nada a Guyana, porque el Esequibo nunca fue de ellos. Reino Unido engañó a Venezuela con el laudo arbitral de 1899 quitándole el Esequibo y luego reconoció la independencia de Guyana en 1966, trasladándoles el problema a ellos.
- Se trata de 159 mil kilómetros cuadrados, 1/7 del territorio venezolano.
- La superficie tiene una enorme biodiversidad; esa es su principal riqueza, más allá del petróleo y minerales que puedan haber en esta zona. No se trata de un problema de extractivismo, de minería o de apoderarse del territorio para quitarle sus riquezas y venderlas.
- El Esequibo genera proyección sobre la fachada atlántica y sobre el espacio ultraterrestre: desde zonas cercanas al ecuador es más fácil lanzar cohetes al espacio.
- La Corte Internacional de Justicia (CIJ) no se mete con el mar ni va a tocar territorio marítimo. La CIJ trata sobre los límites en tierra firme.
- Moncada recomienda que la defensa de los derechos territoriales venezolanos no sea víctima de los fraccionalismos de la política domestica. Indicó que, en los años precedentes al laudo arbitral de 1899, había guerras civiles y problemas internos en Venezuela que “las potencias aprovecharon para quitarnos el Esequibo, argumentando que éramos salvajes y poco civilizados”.
- Recordó que, desde el laudo arbitral de 1899, Venezuela no ejerce el control efectivo de la Guyana Esequiba. No gobierna el territorio. No se puede hacer nada en el Esequibo por la fuerza; si lo hiciéramos violariamos acuerdo de Ginebra sobre resolver este conflicto pacíficamente.
- Es por ello que no se puede hacer lo que sugieren algunas personas bienintencionadas (meter pobladores en la zona, colocar emisoras de radio que transmitan allí, enseñarles el idioma, etc.).
- Si Venezuela intenta acciones por la fuerza, Guyana tiene poco poder militar pero vendría Estados Unidos a defenderla.
A la Corte Internacional de Justicia
En 2020, la Corte Internacional de Justicia decide, tras una demanda de Guyana, que sí tiene jurisdicción en el asunto del Esequibo. Venezuela no asistió a esto ni estuvo de acuerdo: “el país tiene 40 años diciendo que no va a ir a la Corte”, explicó Moncada. La vicepresidenta Delcy Rodríguez asistió para explicar por qué no están de acuerdo, pero no participaron.
Luego, en junio Venezuela decidió participar, pues ya la CIJ decidió juzgar el asunto.
- La discusión hoy no es sobre la titularidad de las tierras del Esequibo, sino sobre la validez del Laudo Arbitral de 1899 y la “cuestión conexa”, es decir, dónde va la linea divisoria entre Guyana y Venezuela.
- La CIJ solo tratará lo ocurrido en 1899 y 1966, sin importar lo ocurrido en fechas posteriores.
- La delimitación de áreas marinas y submarinas se hará en otro proceso más adelante.
- Las concesiones petroleras costa afuera no están contenidas en el proceso que se ve en la CIJ. No hay petróleo en tierra firme del Esequibo.
- Venezuela tiene hasta el 8 de abril de 2024 para presentar materia, ratificar titularidad y probar nulidad del laudo arbitral de 1899
- Nuestro país señala que su problema no es con Guyana sino con Reino Unido, al que denunció como tercera parte indispensable. La CIJ aceptó esta exigencia y decidió continuar el juicio con las tres partes.
- “La conducta de Reino Unido será examinada a pesar de que no es parte del juicio”, dijo la CIJ, lo que es muy extraño, según Moncada.
Moncada señala que hay quienes dicen que no hay que ir a la CIJ, mientras otros que sí. Esa decisión será tomada finalmente por el Presidente Nicolás Maduro. “Pero todos tenemos que ser responsables de esa decisión”, señaló Moncada.
Enfatizó que “este es el mayor problema internacional de Venezuela en toda la historia; hace falta unidad nacional para atacar este problema del modo que resulte. La decisión que tomemos, tomémosla juntos”.
Recorrido histórico
Sobre el laudo arbitral de 1899, explicó Moncada que un laudo es una decisión de un tribunal. Es arbitral porque ese tribunal no existía; se creó nada más para tratar ese laudo tras firmarse un tratado, y luego desaparecer. Fue entre tres partes porque Estados Unidos negoció a nombre de Venezuela.
Denunció Moncada que Reino Unido hizo actos de fuerza, amenazas de uso de fuerza y cometen un fraude contra Venezuela con el laudo arbitral de 1899. Estados Unidos estuvo en contra de Venezuela en 1899, luego permanecieron neutrales hasta el gobierno de Trump, cuando decidieron apoyar a Guyana.
La lucha arrancó en 1840 y va a durar muchos años más, enfatizó Moncada. Hay papeles en los archivos británicos que tienen 140 años cerrados y no los quieren mostrar por “seguridad nacional”, pero él está seguro de que la verdadera razón es que le darían la razón a Venezuela. Dice Moncada que está es la quinta generación de abogados e historiadores que trabajan este tema, y vendrán otras generaciones posteriores.
En 1962, Venezuela va a la ONU y reclama que, según documentos históricos, el laudo de 1899 es un fraude. Venezuela lo declara nulo. Sin embargo, Guyana y Reino Unido lo siguen reconociendo, al igual que la comunidad internacional. Por ello, no se puede decir que el Acuerdo de Ginebra de 1962 anuló el de 1899; dicho acuerdo dice que Venezuela debe presentar las pruebas de nulidad.
Cómo se llegó al laudo arbitral de 1899
En la siguiente parte de su conferencia, Moncada enfatizó en los acontecimientos que llevaron al laudo arbitral de 1899.
Inició desde el momento en el que Cristóbal Colón se topa con el continente americano e inicia su conquista. “Esto arranca porque España dice que es dueña de América”. Los reyes de España y Portugal, que son católicos y habían conquistado territorios en América, recurren al Papa católico y se crea el tratado de Tordesillas en 1494, en el que se dice que 100 millas al oeste de las islas Azores se trata una línea; todo al este será propiedad de Portugal, y al oeste será de España. Pero los ingleses y franceses no creen en el Papa y meten piratas de ellos a la fuerza en el Caribe.
En los 1600 España era la potencia más poderosa de Europa. Ingleses y holandeses se metieron en partes del territorio que hoy es de Guyana y Surinam.
En 1648, Países Bajos logra la independencia de España; con el tratado de Münster logran que se les reconozcan sus propiedades. España lo aceptó. Los holandeses conquistaron zonas de Sudamérica pero solo llegaron hasta el río Esequibo, en el oeste hubo muchos asentamientos y misiones españolas.
En 1814 hay un convenio entre Gran Bretaña y Países Bajos: los británicos le compran varios territorios pagando 6 millones de libras. Entre ellos les compra los territorios de “Esequibo”.
Moncada a continuación mostró diferentes mapas, como el mapa del Virreinato de Santafé y la Capitanía General de Venezuela (1742) que muestra que el virreinato de Santa Fe (territorio español) llegaba hasta el río Esequibo.
En 1777 España crea la Capitanía General de Venezuela, que también llegaba hasta el Esequibo en su límite oriental. Cuando Venezuela obtiene su independencia, basan sus territorios en este mapa por el principio de “Utis Possidetis Juris“.
En la Constitución de Angostura de 1819 se reconoce a Guayana como parte del territorio de Venezuela. Guayana en todo momento llegaba hasta el río Esequibo en su frontera oriental. En 1818-1819, Manuel Piar logra la victoria en Guayana y se apoderan del río Orinoco. Bolívar entra a Angostura (hoy Ciudad Bolívar) y la convierten en una base estable de la guerra y en la capital.
El 30 de marzo de 1845, España firma un tratado con Venezuela reconociéndolo como país independiente. España renuncia a reclamar los territorios de la antigua Capitanía General, y reconoce que todos son de Venezuela, incluyendo el Esequibo.
El lío con Gran Bretaña
En 1836 los británicos reconocieron el territorio venezolano tras su independencia. De hecho, Sir Robert Ker Porter, cónsul inglés en Caracas entre 1830 y 1842, solicitó oficialmente a Venezuela en 1836 la construcción de un faro en la boca del Barima (Esequibo) para la seguridad de la navegación por el Orinoco. Esta petición la hizo a solicitud del Foreign Office (cancillería británica).
Moncada también mostró el mapa de Schomburgk de 1838, tomado de los Parliamentary papers de 1839 (documentos oficiales del gobierno británico).
Enfatizó Moncada que el nombre de Robert Hermann Schomburgk, quien vivió entre 1804 y 1865, lo usan los británicos para “hacer trampa” adulterando sus mapas. Él solo trazó dos líneas, aseguró. Sin embargo, se muestran líneas de 1880 colocándole su nombre, lo que a su juicio es una adulteración pues él ya estaba muerto. También explicó que los mapas de Schomburgk no tienen valor para Venezuela, porque no es un acuerdo entre las partes; simplemente él fue un explorador que trabajaba para Reino Unido.
La controversia estalló en 1840 porque Schomburgk traza su segunda línea llegando hasta el río Orinoco (actual Delta Amacuro), lo que causa una protesta de Venezuela y mucha molestia entre los venezolanos, que consideraban hasta ese momento a los británicos como sus amigos.
Recordó Moncada que esto era así porque la Legión Británica ayudó enormemente a Venezuela en la guerra de independencia, pero lamentablemente muchos de los británicos de dicha legión, quienes se quedaron en Venezuela trabajando en el país, conspiraron para quitarle territorio a favor de Reino Unido.
“O’Leary ayudó a conspirar para quitarnos territorio”, señala Moncada sobre Daniel Florencio O’Leary, quien fue edecán del Libertador y autor de las Memorias del general O’Leary, que se consideran un documento importantísimo sobre la vida de Simón Bolívar y la historia de la independencia de Venezuela. Al respecto, Moncada señaló que “la historia muchas veces se escribe para estimular nuestro patriotismo”, pero que él prefiere la historia verdadera.
En 1842 el gobierno británico reconoce que la línea de Schomburgk fue un error y manda a quitar los postes colocados en el Orinoco. Reino Unido quería entregarle el territorio del Esequibo a Venezuela, pero con la condición de que no se lo entregaran a ningún otro país, pues temían que los franceses y otros países se apoderaran de esas tierras; hay que recordar que Venezuela estaba en ese momento en guerra civil, y se temía que dejaran esas tierras desprotegidas y un tercer país se apoderara de ellas.
Venezuela consideró esta condición como humillante e irrespetuosa, y no la aceptó, explicó Moncada.
Acuerdo de 1850: Gran Bretaña se compromete a no avanzar más
En 1850, Gran Bretaña encuentra minas de oro en el Esequibo y se forman campamentos allí. Además, seguían avanzando hacia el oeste. Venezuela protesta y ambos países forjan un tratado para que ningún país avance y ocupe más territorio. Pero los británicos no cumplieron su palabra y siguieron avanzando hacia el oeste. Incluso se meten dentro de los actuales territorios de Venezuela, agarrando 170 mil kilómetros cuadrados. Dicen que es una “línea de derecho” y argumentan que Venezuela vive una guerra civil.
Por ello, Guzmán Blanco es forzado a romper relaciones con Gran Bretaña. Esto les conviene a los británicos -dice Moncada- porque pueden seguir ocupando territorio venezolano sin hablarlo con nadie. Tras romper relaciones, Venezuela pide ayuda a otros países, pero nadie la escuchó.
En 1893, Gran Bretaña rechaza el acuerdo de 1850 y dicen que no lo van a reconocer. Incluso el faro que en 1836 pedían construir a Venezuela para facilitar la navegación, deciden construirlo ellos.
Estados Unidos viene a… ¿ayudar? Así se forjó el fraude
En 1888 Venezuela pide ayuda a Estados Unidos, quienes se niegan. Pero en 1895 cambian de opinión. Estados Unidos defiende a Venezuela ante Gran Bretaña por el tema de la doctrina Monroe “con esteroides”, como la denominó Moncada, para evitar que europeos se expandan en territorio americano tal y como estaba pasando en África. Ellos se proclaman dueños del territorio americano.
A los británicos no les conviene una guerra con EEUU, por lo que deciden ir a un arbitraje propuesto por Estados Unidos, pero ambos países deciden en privado que las reglas son: “no voy a entregar nada”. Según Moncada, ellos decían: “No voy a discutir con venezolanos, voy a discutir con el dueño del circo, que es Estados Unidos”.
Crean un tribunal de arbitraje, pero Estados Unidos y Reino Unido negocian por fuera y hacen un acuerdo político: “yo no quiero que me quites esto, busca una norma que lo justifique” y buscaron una norma llamada “ocupación justificativa”, que básicamente significa que, si llevas tantos años ocupando un lugar, ese sitio es tuyo.
Estados Unidos y Gran Bretaña también deciden en privado que el acuerdo de 1850 no se va a tomar en cuenta en el laudo arbitral. No se puede tomar como prueba por decisión tomada en el tratado Olney-Pauncefote de 1897 (Richard Olney era el secretario de Estado norteamericano, quien negoció el tratado con el diplomático británico Julian Pauncefote).
Allí también deciden que no pueden haber jueces venezolanos o latinos porque “ninguno es civilizado”. Al final, señala Moncada, el arbitraje es realizado por dos jueces británicos, uno más puesto por británicos (ruso), uno puesto por Estados Unidos, y ni siquiera se permitió la participación de los abogados venezolanos.
Así convirtieron el laudo arbitral de 1899 en un fraude
Señala que el acuerdo de Washington, firmado en 1897, ya predeterminaba que en 1899 se iba a tomar una decisión en contra de Venezuela. “El que firme esto pierde”, decían los expertos. Pero a Venezuela la amenazaron, explicó Moncada: “Firma esto o nada: perdemos todo”.
Otro asunto que explicó Moncada es que los jueces participantes estaban preocupados porque “el gobierno venezolano podía caer y no les iban a pagar”; uno de ellos cobró 250 mil dólares por ser juez en el arbitraje.
En ese momento, el presidente venezolano era Ignacio Andrade pero Cipriano Castro realizaba su “revolución restauradora”. Recordó Moncada que “los periódicos decían que Cipriano Castro estaba en Valencia” y el gobierno de Andrade podía caer de un momento a otro. Los periódicos señalaban que el nuevo gobierno “no respetaría el arbitraje” porque “había una revolución”.
Moncada denunció que en esa época no respetaron a Venezuela, cómo no la respetan hoy diciendo que “Venezuela tiene dos gobiernos” (refiriéndose al de Juan Guaidó). Incluso hay abogados que dicen que “hay dos gobiernos en Venezuela” y que el que debería estar ante la Corte Internacional de Justicia es el de Guaidó. “Esto hay que tenerlo claro: lo quieren usar para atacarnos cómo nación”.
Venezuela se da cuenta de la trampa
También señala Moncada que Venezuela aceptó los resultados del laudo arbitral de 1899, pues por 49 años no hubo pruebas del fraude y el país actuó como si fuera válido.
La cosa cambió en 1949, pues uno de los abogados venezolanos durante el arbitraje, Severo Mallet-Prevost, falleció en 1948. Su testamento se publica en 1949 y allí él declara que lo ocurrido en el laudo arbitral fue una farsa. Que a su jefe, el abogado principal, le amenazaron en 1899 de que, si no aceptaban el tratado con el resultado desfavorable a Venezuela, se le iba a quitar al país hasta la boca del Orinoco, pero que si firmaban quedaría como quedó. Él dice que, por su conciencia, firmó esto.
Esta declaración de Mallet-Prevost, que él dejó por escrito con la instrucción de publicarla tras su muerte, apareció en la revista jurídica norteamericana American Journal of International Law en julio de 1949. Este texto suscitó un notable eco en el mundo jurídico.
Pero según diversos abogados -explicó Moncada-, este documento no es prueba suficiente en una corte internacional, aunque es un indicio importante.
En los años 1950, historiadores jesuitas también encontraron y publicaron nuevos documentos que probaban el fraude del tribunal arbitral de París de 1899, entre ellos los sacerdotes Pablo Ojer y Hermann González.
Así que Venezuela va a la ONU en 1962 y señala que el laudo arbitral de 1899 fue un fraude y no lo reconocen, presentando los siguientes argumentos:
- Fue un compromiso pactado entre los jueces.
- El juez ruso extorsionó a los americanos.
- Hubo exceso de poder, pues aunque había reglas específicas de cómo dividir el territorio, no las cumplieron.
- Los jueces no fueron imparciales: los británicos estuvieron totalmente a favor de su gobierno y celebraron la decisión favorable.
- La sentencia no fue motivada: no se explicaron los motivos de cómo tomaron la decisión, porque la escribieron en sólo 3 días.
- Los jueces entregaron más de lo que se pedía, sin que nadie se los solicitara. Fue un exceso de poder “ultra petita“.
- Adulteraron algunos mapas, como el de Schomburgk, y el tribunal revisó estas pruebas y las aceptó. Los ingleses dicen que “fue un error”, pero para Moncada fue una trampa.
- Además, se habían puesto de acuerdo para ignorar el acuerdo de 1850 entre Venezuela y Gran Bretaña.
Moncada dice que esto no es suficiente para ganar el caso ante la Corte Internacional de Justicia; señala que hay que seguir investigando, y que todo el que sepa algo nuevo sobre este caso debe decirlo y presentarlo, para que luego no se diga que “algo salió mal porque no se hizo tal cosa”.
La posición de los británicos sigue siendo que el tratado de 1899 es válido. Aunque firman el acuerdo de Ginebra de 1962, el mismo sólo dice que Venezuela pide su territorio, pero la otra parte dice que no va a entregar nada.
Moncada finalizó su disertación señalando que será el Presidente Nicolás Maduro quien tomará la decisión en cuanto a qué hacer con la Corte Internacional de Justicia. “Este es el mayor problema internacional de Venezuela en toda la historia; hace falta unidad nacional para atacar este problema del modo que resulte. La decisión que tomemos, tomémosla juntos”.
si quisiera agregar que Brasil luego del laudo en cuestion, logro demostrar y hacer que Gran Bretaña le reconociera territorio que habian tomado ilegalmente con el laudo de 1989