Inauguran en el Museo de Arte Valencia la exposición «Comprender» de Schuster y Zajac

Este sábado 6 de marzo, a las 11 de la mañana, en la Sala 1 del Museo de Arte Valencia (MUVA), se inauguró la exposición «Comprender», de los artistas venezolanos Harry Schuster (Puerto Cabello, 1956) y Gustavo Zajac (Caracas, 1954).

Texto: Ciudad VLC / Prensa MUVA / Whikihistoria del Arte venezolano

En esta nueva instalación se reúnen piezas producidas entre los años 1995 y 2020, de las cuales afirma la curadora Federica Palomero: «Nos permiten hacer una revisión de la propuesta de estos artistas, que nos muestra la vigencia y la continuidad de un trabajo constante de búsqueda, de encuentro y finalmente del desarrollo del trabajo artístico realizado (…) Esa pasión trasciende la necesidad de representar la realidad como simple objetivo, llevan la obra a mostrarnos la crisis de un tiempo y de una sociedad».

Gustavo Zajac es grabador y pintor. Hijo de Stanislav Zajac, de origen checo, y de Helena Lakatos, de nacionalidad húngara. Arquitecto egresado de la USB en 1980, se dedicó al estudio de las artes plásticas en la Escuela Cristóbal Rojas, donde realizó cursos de dibujo y creatividad orientada.

Por su parte, Harry Schuster es pintor y dibujante autodidacta. Expone en colectivas desde 1970. A partir de mediados de los años ochenta ha presentado su obra en numerosas ediciones del Salón Arturo Michelena y el Salón Aragua, así como en el Salón Nacional de Jóvenes Artistas (MACC, 1984), la Sala de Exposiciones Fundarte (Casa Guipuzcoana, La Guaira, 1983), el Gran Premio Christian Dior de Artes Visuales (Centro de Arte Euroamericano, Caracas, 1987), la IV Edición del Premio Eugenio Mendoza (Sala Mendoza, 1988) y las ediciones I, III y IV de la Bienal Nacional de Dibujo (1982, 1986 y 1991).

Desde 1999, Schuster y Zajac trabajan conjuntamente, y al respecto la curadora Palomero (año 2000) aclara las particularidades de cada estilo: «Harry Schuster pinta de nuevo, a su manera, desde el pasado de la pintura. Escoge exclusivamente el arte religioso, como para reafirmar que el arte también es religión. En cambio Zajac pinta de nuevo lo que Schuster ha pintado sobre otra pintura. Por armonía y contraste, las obras de Schuster y Zajac se complementan en un juego de revelaciones donde cada uno guarda intacta su personalidad. No es una pintura a cuatro manos. Son dos obras que podrían, en última instancia, ser independientes […], se respaldan y se responden en la eterna pregunta sobre el arte y la naturaleza, y sobre la naturaleza del arte».

Y en este mismo sentido, Palomero agrega: «En primera instancia, no hay una concepción de la pintura como obra de caballete –cada una de las piezas funcionando de manera individual y autónoma-, sino lo que se puede denominar una ‘instalación pictórica’ en la que todos los elementos concurren a un significado global y unitario. En ese sentido, la exposición viene a constituir una sola pieza, cuyos diferentes grupos —y además de los grupos las piezas— estarían relacionadas a través de las Miradas que, desde las paredes, unifican el espacio propio de todos los demás elementos».

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