Rigoberta Menchú nació el 9 de enero de 1959 en una numerosa familia campesina de la etnia indígena maya-quiché, su infancia y su juventud estuvieron marcadas por la pobreza, la discriminación racial y la represión violenta con la que las clases dominantes guatemaltecas trataban de contener las aspiraciones de justicia social de los campesinos.
Desde muy joven se involucró en las luchas reivindicativas de los pueblos indígenas y campesinos, acciones por la que se gana enemigos políticos, llegando al extremo del exilio.
En 1992 la labor de Rigoberta Menchú es reconocida con el Premio Nobel de la Paz, coincidiendo con la celebración oficial del quinto centenario del descubrimiento de América, a partir de ese momento, se inicia como mediadora en el proceso de paz entre el Gobierno y la guerrilla guatemalteca durante los años 90, logrando algunos acuerdos y treguas de paz.
Para el Año Internacional de los Pueblos Indígenas en junio del año 1993, Rigoberta Menchú es nombrada Embajadora de Buena Voluntad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y en el año de 1996 es nombrada Embajadora de Buena Voluntad de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
Después de vivir la violencia, abusos y discriminación, la ganadora del Premio Nobel de la Paz, Rigoberta Menchú en su lucha por la igualdad social se ha convertido en la voz de los pueblos indígenas no solo en Guatemala sino de todo el mundo.