Hace 10 años, la revelación de cables diplomáticos que mostraban las maniobras de Estados Unidos (EE.UU.) para crear conflictos bélicos y frenar procesos políticos puso en la palestra a Wikileaks y a su fundador, Julian Assange. En 2012, el periodista comenzó a vivir situaciones políticas, diplomáticas y judiciales que son consideradas por figuras como Guillaume Long, quien fue canciller de Ecuador durante el gobierno de Rafael Correa, y Arantxa Tirado, especialista en temas internacionales, como un castigo en detrimento de la verdad, lo que exige la movilización de los pueblos. Ambos hicieron este exhorto en el conversatorio “Solidaridad con Julian Assange”, celebrado este lunes 16 de noviembre, como parte del ciclo de foros “El periodismo en tiempos de bloqueo”, que se desarrolla en la 16° Feria Internacional del Libro de Venezuela (Filven) 2020. En la actividad, que en esta ocasión contó con la presencia del ministro del Poder Popular para la Cultura, Ernesto Villegas, se analizaron los orígenes de la situación que atraviesa Assange, que enfrenta un juicio para una eventual extradición de Estados Unidos, un objetivo que, de acuerdo con la vivencia de Long, inicialmente estaba velado.
Texto: Prensa MPPC
En una conversación por videoconferencia, indicó que inicialmente Assange vivió la breve era de gloria que tuvo Wikileaks, de aclamación generalizada. Pero fue de corta duración y pronto el mundo vio una persecución sin cuartel, que lo llevó a pedir asilo en la Embajada de Ecuador en Reino Unido el 19 de junio de 2012.
La petición se examinó de forma exhaustiva por parte del gobierno de Rafael Correa, a la luz del derecho internacional, a través de instrumentos como la Convención de Caracas. En ese documento, se establece que los Estados latinoamericanos pueden asilar a alguien si su vida corre serio peligro. La decisión fue unánime e inequívoca, el riesgo para Assange era grandísimo.
Pero el asedio se mantuvo minando su imagen, usando herramientas como acusaciones de acoso sexual en Suecia. El periodista debía ir a ese país a un interrogatorio, y el Estado ecuatoriano pidió garantías para que no fuera extraditado en EE.UU. Pasaron cuatro años para que la fiscalía sueca aceptara hacer la indagatoria en la embajada de Ecuador en Reino Unido, lo que ocurrió en noviembre en 2016.
Se anunció en 2017 que no habría cargos contra Assange. Aunque podía salir libre, autoridades británicas dijeron que igual lo arrestarían, porque había violado su libertad bajo fianza y porque tampoco dieron garantía de no extradición hacia EEUU.
A esta historia se suma el giro que dio el gobierno de Lenín Moreno, que asumió la presidencia del Ecuador en 2017. Él le quitó el asilo a Assange, aun cuando los riesgos eran mayores, violando el principio internacional de no devolución para los asilados.
Toda esta historia evidencia que la persecución contra Assange siempre fue por las revelaciones que hizo a través de Wikileaks “sobre el comportamiento internacional de EE.UU, sobre sus crímenes de guerra, sobre todo en Irak, Afganistán y otros países”. Para minimizarlo, se impulsó una campaña para socavar su imagen y, finalmente, justificar su juicio por extradición, que desarrolla la justicia británica.
El resultado se sabrá en febrero próximo, mientras que el clima de opinión alerta que una decisión contra Assange sería negativa. Pero el daño personal y moral ya está hecho, advierte Long.
“El castigo imperial se ha ejecutado, y con ese castigo imperial lo que ha logrado EE.UU., sea o no sea extraditado, sea cual fuese el resultado final del juicio, es intimidar a los periodistas del mundo y al periodismo mundial de que si se atreven a revelar el tipo de cosas que ha develado Assange serán perseguidos y tendrán una vida arruinada”.
Al igual que Long, Arantxa Tirado sostiene que Julian Assange, al filtrar los cables diplomáticos a través de Wikileaks, desnudó las verdaderas intenciones de EE.UU. en el campo geopolítico. En esa tarea intervinieron otras figuras como Chelsea Manning, militar, y Edward Snowden, consultor de la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos, que también pagaron el costo de sus acciones.
“Qué estaba haciendo EE.UU. para que analistas de su propio establishment decidieran dar un paso adelante y filtrar esta información, que beneficiaba supuestamente a los enemigos de EE.UU.”, se preguntó la analista española.
En ese sentido, destacó la valentía de Ecuador para mantener una postura digna, apegada al derecho, durante el gobierno de Correa. “Lo increíble es que la gente que se apega al derecho es acusada de cometer crímenes”, comentó.
Tirado también criticó el doble rasero de los medios de comunicación, que no hablan de la censura aplicada en EEUU. En ese sentido, relató que si bien Wikileaks –que nació en 2006, cuando George Bush hijo era presidente estadounidense- es una herramienta valiosa para historiadores y profesionales de las ciencias sociales, se vetan las investigaciones que usan a esa organización como fuente.
“Se está avalando, por activa o por pasiva, la conculcación de todos estos derechos”, advirtió la española, al hablar de garantías como el derecho a la información.
Solidaridad a pesar del asedio
El ministro Villegas agradeció a Long y a Tirado por sumarse a este espacio de solidaridad con Assange, que se realiza desde un lugar atacado. “Tal como él lo ha estado también en su vida, la República Bolivariana de Venezuela está siendo en este momento asediada por razones muy parecidas, por la defensa de principios elevados como el respeto al derecho internacional, por la verdad.”
Por ello, reafirmó la solidaridad con el periodista australiano, cuya situación es otra evidencia del “mundo al revés” sobre el que habló Eduardo Galeano. En ese mundo, acotó Villegas, ocurren cosas como la censura a la transmisión del conversatorio por Facebook, una de las plataformas más conocidas de redes sociales, por tratarse precisamente de Assange.
Lo que ha sucedido con él y con Venezuela no tendría cabida en un verdadero escenario amplio y de respeto. “Quieren asfixiar a la Revolución Bolivariana y quieren escarmentar a todo aquel que se atreva a seguir el ejemplo de una búsqueda propia, de seguir un camino independiente para el desarrollo, la igualdad, la justicia”.
Frente a ese panorama exaltó la valentía del gobierno de Rafael Correa al concederle el asilo a Assange, expresión del surgimiento de líderes como Hugo Chávez, Luiz Inacio Lula Da Silva o Néstor Kirchner, que propiciaron mecanismos como la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba).
Por ello, Villegas elevó de nuevo el clamor mundial por la libertad del fundador de Wikileaks. “Nosotros asumimos como propia la causa de Julian Assange, desde estos libros, desde este lugar dedicado a la cultura, desde esta capital venezolana, asediada pero digna y de pie, nosotros nos solidarizamos con este periodista ejemplar, que es una permanente referencia a la luchas genuinas por la libertad, por el derecho al información de los pueblo, que es una bofetada a quienes a diario hacen demagogia con el tema de la información”.