“El joropo es un patrimonio cultural del pueblo venezolano, que por más de doscientos años ha sido uno de los elementos constitutivos de nuestra identidad como sociedad y como Nación. El joropo se piensa, se toca, se canta, se baila y se vive en todos los rincones del país. Desde el oriente y el sur, pasando por el centro y los llanos, hasta el occidente de Venezuela, el joropo es una tradición histórica y popular, que se manifiesta como una cultura musical muy amplia y diversa”. Con estas palabras el viceministro para la Cultura, Ignacio Barreto, dio inicio a la tercera jornada del conversatorio Venezuela Vive el Joropo, que contó con la participación del ministro del Poder Popular para la Cultura, Ernesto Villegas Poljak, así como de Andrés Emilio Cartaya Rodríguez, músico con estudios de Etnomusicología y manifestaciones tradicionales y cultura popular; Diego Silva Silva, compositor e investigador; y Eimer Enrique Escalona Escalona, “El Pollo de Moroturo”.
Texto: Prensa MPPC
Villegas agradeció la participación de los profesores y las alertas generadas en redes sociales por el profesor Diego Silva Silva. “En medio de las circunstancias materiales más difíciles, es nuestra identidad cultural el cemento que nos une, que nos cohesiona y nos da noción de comunidad con un destino común”, acotó Villegas, al tiempo que solicitó la sistematización de todo el material de la jornada y recordó que en la primera sesión concluyó que el joropo es venezolano y colombiano, pero en el sentido bolivariano del término y el proyecto de Bolívar contempla que nuestros pueblos, separados por sus fronteras, terminen siendo una gran nación suramericana. Aportó, además, que aquí defendemos la autenticidad, la originalidad de las manifestaciones que nos dan identidad, como es el caso del joropo y de la arepa.
Luego, Andrés Emilio Cartaya Rodríguez, músico con estudios de Etnomusicología y manifestaciones tradicionales y cultura popular, docente en Unearte, inició su participación con las teorías del génesis del joropo. Elementos que se deben tomar en cuenta para la salvaguarda del patrimonio musical y su situación actual. Expresó que desde siempre se ha cuestionado el origen del joropo y apoya que el joropo se manifestó en diversas regiones del país, de allí que tenga diferentes variantes, vestimentas y utilización de instrumentos, como el arpa que no aparece en el joropo oriental. Cartaya apoya el nombre del fandango para nombrar la génesis del joropo, incluso relata que el hijo de José Antonio Páez menciona en uno de sus escritos el baile de los campesinos y lo llama fandango, concluyendo que la tradición en los pueblos es dinámica.
“En los años 50 el joropo llanero llega a la capital y el citadino se encuentra con esta manifestación, y es en la dictadura de Pérez Jiménez cuando se emplea la política pública llamada Nuevo Ideal Nacional que impone al joropo como la manifestación más representativa a nivel musical danzario de Venezuela. Y es el maestro Juan Vicente Torrealba quien masifica el joropo y en los años 50 pasa a Colombia”, explicó Emilio Cartaya, luego de introducir la diferencia entre la migración del joropo y la de los instrumentos.
El primer encuentro del joropo con la urbe, según Cartaya, fue en 1948 con el encuentro entre el Indio Figueredo y Antonio Estévez, compositor de la Cantata Criolla. Cartaya relata que en los años 50 el joropo muta a algo comercial, “esto va a seguir ocurriendo, el ir y venir de las corrientes musicales y esto debemos celebrarlo, Venezuela es tierra de diversidad musical y no es solo arpa, cuatro y maracas”, finalizó.
Diego Silva Silva, compositor, investigador, licenciado en Educación y con una serie de premios en su haber, introdujo el tema De Fandangos y Joropos, dejando claro el legado africano y árabe que tiene el fandango como danza que influencia los joropos, que antes se les llamaba golpes, como el golpe llanero, el golpe oriental, tocuyano y el tuyero; sin dejar de lado el aporte de los holandeses que siempre estuvieron incursionando en nuestras tierras, El Bransle, danzas y contradanzas de varios países pero divulgadas por estos europeos a través de las distintas impresiones editadas durante los siglos XVI y XVII. Luego citó el Glosario de Voces Indígenas en Venezuela, libro del siglo XIX, mencionando que Lisandro Alvarado registra la palabra joropo en una ordenanza de 1749 y lo describe como un baile extremoso y sucio.
Otro autor, comentado por Silva Silva, es Luis Felipe Ramón y Rivera, quien describe el joropo como un baile campesino, con música de cuerdas y canto, haciendo luego la aclaratoria del origen de la palabra fandango, vinculándola más a cualquier baile o fiesta vulgar de carácter pecaminoso, encontrándose ejemplos del vocablo en algunos países centroamericanos, y cuya denominación es importante diferenciarla del género musical, pudiendo la expresión fandango referirse a todos los géneros de bailes alegres y comunitarios surgidos en América, que posteriormente contribuyen con el nacimiento de los joropos.
La tercera participación de la jornada le correspondió a Eimer Enrique Escalona Escalona, conocido como “El Pollo de Moroturo”, coplero, compositor y cantante, impulsor del programa Misión Joropo, maestro honorario de la Universidad Nacional Experimental de las Artes quien expuso el tema: La conquista del llano como origen del joropo. Luego de recitar una copla del maestro Dámaso Delgado referida al joropo, inicia señalando que el joropo es una comunión cultural, donde los elementos como el baile, música y canto son integrantes de esa conjunción como un todo cultural, señalando luego que es en Lara, para estudiar el joropo llanero, específicamente en el Tocuyo, donde se asienta el ganado silvestre y los conquistadores españoles, con miras en la cordillera, cazaban el ganado para venderlo en las regiones del norte del país.
Creado y legislado el hato, relata Escalona, se creó la conjunción cultural que llamamos joropo, tanto para los que dicen baile, fandango, parranda o parrando como acto festivo. Otro elemento que introduce el coplero Escalona es que los llanos colombianos son conquistados desde Venezuela, su zona caribe no se comunica con el llano, “si los llaneros colombianos quieren proponer a la Unesco al joropo llanero como parte de su patrimonio tradicional, técnicamente están en su derecho, tienen su derecho de plantearlo, mismo derecho que tiene Venezuela, pero la Unesco debe reparar las metodologías usadas para esa propuesta”, expresó.
Indicó el cultor que Colombia ha implementado una política de fortalecimiento del joropo por más de 50 años como política de Estado; afirmó que en cada escuela llanera hay una escuela de joropo y opinó que eso se debe felicitar. Indicó que el Estado ha asumido conceptos de la mercadotecnia con figuras mediáticas del joropo llanero para vender su tesis del joropo como patrimonio cultural del país hermano. “La fundamentación antropológica es la única sustentación de una tesis histórica y aquí en Venezuela existe la Casa de la Diversidad Cultural que gestiona estas actividades ante los organismos multilaterales, pero la propuesta debe salir de las colectividades del joropo, de los gremios folklóricos”, expresó el cultor.
La Misión Joropo plantea crear una política de identidad cultural de Venezuela, una sola política con diversas manifestaciones culturales y el joropo no debe ser motivo de separación de nuestros países fueron las consideraciones finales de Enrique Escalona.
El viceministro para la Cultura, Ignacio Barreto, agradeció finalmente la participación de profesores y cultores a tiempo que recibía los agradecimientos del ministro del Poder Popular para la Cultura, Ernesto Villegas, e inmediatamente invitaron para la próxima sesión de la actividad que ha movido las redes, “Venezuela Vive el Joropo”.