El carácter identitario como pueblo y enraizado como un patrimonio de las y los venezolanos, fue el punto de encuentro que este viernes reunió a los antropólogos Maury Márquez y Gabriel Gómez, como parte del ciclo de foros y conversatorios organizados por la Fundación Misión Cultura, a través de la Coordinación General de Estrategia, y que se llevan a cabo en los espacios de la Casa Nacional de las Letras Andrés Bello durante esta semana.
Texto: Prensa FMC
Márquez explicó que en Venezuela estamos frente a un caso muy particular, pues en este territorio la cultura responde a un acumulado de procesos distintos a los experimentados por otros pobladores que conforman la llamada aldea global. Precisamente, las vivencias, los aprendizajes y el propio quehacer humano, aunado al mestizaje y la confluencia de perspectivas diversas, incluso idiomáticas, ha incubado en el pueblo una cultura que le permite vestirse con una armadura, para enfrentar de forma resiliente, los embates de la guerra sistémica que experimenta el país.
Sin embargo, Márquez, quien también es investigador de la Universidad Latinoamericana y del Caribe (ULAC), manifiesta que la polarización que actualmente se experimenta en el territorio nacional, tiene un alto componente de objetivación de sentimientos, que se desprende de lo que se percibe como parte del entorno y que busca descaracterizar al venezolano(a) de lo que es en sí mismo.
Ludovico Silva entendió la cultura como un constructo de liberación, bajo esa premisa, el experto sostiene que la misión hoy en día, por tanto, es abogar a una resignificación profunda de la sensibilidad que tiene el pueblo venezolano, cuyo norte identifique la construcción de estrategias para resistir la arremetida extranjera y se apoye en el reconocimiento de las distintas formas, que cómo Estado nación se han desarrollado, y que se ha enraizado como parte de la cultura nacional, identificándolo como un ejercicio profundo del conocimiento local, que propicie la generación de preguntas, y que potencie la valoración de lo que Venezuela y su gente son a partir de su cultura.
Por su parte, el antropólogo Gabriel Gómez, director de puesta en uso social del Instituto de Patrimonio Cultural, considera que es necesario dialogar acerca de temas como identidad, soberanía cultural, así como también del elemento patrimonial y de cómo se ven las y los venezolanos desde esta área del conocimiento.
Gómez explica que la identidad no es más que un proceso de identificación, un reconocimiento de “quien soy y con quien me identificó”, hecho que va mucho más allá de una mera visión de autoestima, pues conjuga la realidad misma de que se es venezolano(a), y que se pertenece a una entidad político territorial en diversas instancias que van desde el Estado, el municipio, una localidad, y la casa de familia dentro de una comuna, pero que igualmente se une al quehacer laboral, educativo y social de las personas.
Para el experto, el concepto de resistencia va mucho más allá de la noción de aguante, sino que por el contrario pasa por el hecho de permanencia en el tiempo. Gómez define que, asumir que se es venezolano(a), parte de la retoma de la ciudadanía, en donde se involucra lo que el antropólogo identifica como la contraofensiva, y conjuga la reflexión acerca de “cuál es el camino que quiero recorrer y a dónde quiero llegar, quiénes son mis héroes, quiénes me antecedieron, y en donde además cabe preguntar, si junto a Bolívar y Miranda reconozco a mis líderes afrodescendientes e indígenas, como el Cacique Guaicaipuro, el negro Felipe, el negro Miguel, e incluso a los eurodescendientes, que sin querer aupar hacia el extranjero, debe aceptárseles el valor de quienes siendo mantuanos también conformaron una lucha en el país, como Páez, Bermúdez, Mariño y tantos otros y otras, a quienes también es importante reconocerle el legado que nos heredaron”.
Para Gómez, las nuevas generaciones son un foco de mucho interés como parte del proceso, ya que en este grupo etario es necesario descaracterizar la impronta que se ha fijado de que ellos(as) forman parte de una diáspora, y desarticular la idea de que en Venezuela no hay salidas, para ello el experto apunta que, quizás sea necesario hacer un ejercicio contrario a la mente, en donde como parte del discurso a los jóvenes se les estimule a enraizarse con su país y trabajar codo a codo en la búsqueda de la transformación nacional, dentro o fuera de las fronteras, porque al que se va, debe cambiársele la visión de que huye y muy por el contrario cuando sale, lo hace en representación de un pueblo digno y valioso, y que sobre sus hombros lleva la misión de dar a conocer la identidad que tenemos como nación, con lo cual aquello que se quiere identificar como una amenaza es transformado en una fortaleza.
Los expertos coinciden en que los factores que atacan al país no reconocen como es posible que el pueblo en medio de tantas dificultades aún tenga esperanza, el punto es que no logran entender que responde a una cultura de la resistencia que se nutre en una riqueza espiritual propia de los venezolanos(as) y que hoy más que nunca es necesario exaltar.