Tonos, fulías, décimas y sirenas entonadas por cultoras y cultores nativos de la costa aragüeña, al compás del ritmo del tambor, resonaron en la Casa de la Chocolatería del Alba, ubicada en la Avenida Universidad, del municipio Mario Briceño Iragorry, del estado Aragua, durante el Velorio de la Cruz de Mayo, celebrado en el marco del Día de la Afrovenezolanidad.
Texto: Prensa MPPC Aragua
La actividad fue organizada por la Casa de la Chocolatería del Alba, adscrita a la Unidad Territorial de Fundacite Aragua, y el Gabinete estadal del Ministerio del Poder Popular para la Cultura (MPPC).
Ante el santo madero, los cultores José “Neno” Uribe, oriundo de Cumboto; Hilario Díaz, de Cata; Jimmy Osta, de El Playón; Luis Miguel y Miguelangel Ricupero integrantes del grupo Saoco; Alejandro Sul y Oscar Sul, Paula Uribe, Zaida Rodríguez, Santa Veróes; los niños hijos y nietos de la recordada cultora y devota“ Nani” Uribe, y los niños y niñas de la Parrandita de La Cruz rindieron homenaje a la santísima Cruz con rezos, cantos, ofrendas, peticiones.
Importante presencia de niños y niñas
“Neno” Uribe, cultor, investigador de las tradiciones de la costa y promotor cultural, agradeció la invitación para celebrar el tradicional Velorio de la Cruz de Mayo. “Nosotros vamos a hacer lo que tiene que ver con el rezo, con los cantos, el toque de tambor, la escenificación de la entrada de mes, la fulía, el tono de velorio, las décimas, es una muestra de esta tradición que tiene gran arraigo en nuestros pueblos costeros”, expresó.
Indicó que era muy importante que estuvieran los niños y niñas, también los jóvenes y los adultos, pero sobre todo los niños “para tratar de mantener esta tradición que tiende a desaparecer como es la fiesta del Velorio de la Cruz de Mayo, y que gracias al apoyo del Ministerio de la Cultura, su Gabinete, de la Unidad Territorial de Fundacite Aragua del Gobierno Nacional hemos tratado de no perder estos espacios”, enfatizó.
Uribe destacó que a pesar de la carestía de muchas cosas tratan de mantener las tradiciones “y eso obedece a la política nacional que trata de resaltar el arte, la cultura, la recreación y el deporte, que es lo bueno que nos queda y con lo cual combatimos esos flagelos que hay por ahí”, indicó.
Por su parte, Hilario Díaz, director del Grupo Macao, hizo una explicación didáctica. Habló sobre los orígenes de esta festividad religiosa-cultural, la Cruz de Mayo, declarada Patrimonio Cultural de Venezuela, en su diversidad, por el Gobierno Bolivariano, a través del Instituto de Patrimonio Cultural (IPC), en el año 2014.
Comentó que la Cruz de Mayo es símbolo de fertilidad en las cosechas, de amor a la naturaleza, por eso tiene una profunda vinculación con la tierra. El culto se remonta a tiempos ancestrales, de nuestros antepasados indígenas y afrocaribeños quienes mezclaron rezos y oraciones de la tradición cristiana, española, con cantos de fulía, malagueñas, entre otros. Y se tomó el 3 de Mayo para unir ambas tradiciones. Una expresión del sincretismo cultural del pueblo venezolano.
“La finalidad es que una gente que esté muy enferma le hace a la Cruz un velorio, que no es igual que una fiesta de la Cruz, porque en los velorios se respeta esa imagen, y una fiesta es baile, rochela, en los velorios no hay baile porque es una ceremonia devocional, religiosa”, recalcó Díaz.
Agregó que los Velorios de la Cruz aquí en Venezuela tienen sus particularidades; en Oriente se tocan con galerones, que son décimas, salves; en el centro del país tienen la fulía. “Aquí en Aragua tenemos una fulía muy particular que es la del pueblo de Cuyagua”, dijo.
Hilario Díaz destacó que en Aragua hay pueblos donde se le cantan sirenas y en otros no. “En los pueblos de Ocumare, Cata, Cuyagua, Cumboto se hace sirena. No se hacen velorios, solamente en Cuyagua. Y en Choroní si se hace Velorio no se le cantan sirenas. En la parte de Ocumare hay otro canto llamado Tono de velorio, que tiene dos formas de cantarlo. Uno muy particular del pueblo de Cumboto y otro de Turiamo, y ese mismo tono se le canta a los niños cuando mueren, con versos alusivos a los niños, mientras que a la Cruz son versos alusivos a la Cruz nada más.
Luego de que se hace el canto de Sirena, y después del tono, se procede a cantar fulías en el Velorio, por eso no acostumbran bailarlo. Las fulías de vez en cuenta son interrumpidas por gente que se dedican a hacer décimas, que son versos octosílabos que van rimados de una manera muy particular. Siempre la primera décima que se hace a la Cruz es de saludo, la segunda es a lo divino, al transitar que tuvo Jesús hacia el calvario, lo que sufrió, lo que María pensaba, porque según los devotos así se bendice la Cruz.
Después se hace una décima que llaman Charada, que son jocosas, muchas veces referidas a problemas que están pasando en el país o en el pueblo. Al final en muchas partes se acostumbra a hacer un golpe de tambor. A la cruz no se le canta sangueo, pero es cuando los decimistas, los cantadores, están cansados y se hace eso para despertar a la gente.
En la Casa de la Chocolatería del Alba, en Aragua, resonó el golpe de tambor que con alegría disfrutó del Velorio de Cruz y de una nutritiva y refrescante bebida preparada con cascarilla de cacao, agua y limón y una exquisita torta con chocolate elaborada con “el mejor cacao del mundo” por personal de la institución.