Si fuera un nombre común, aparecería en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española y diría: MSc. Yonnier Torres Rodríguez: sensibilidad, talento y una de las voces más reconocidas de la literatura cubana contemporánea. Pero no es un nombre común y por lo tanto tenemos que decir que es sociólogo, poeta y narrador. Y añadir que es instructor de literatura en la Universidad de las Ciencias Informáticas, espacio donde alimenta su creación y pertenece además a la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba. Recientemente una llamada telefónica le hizo latir aceleradamente el corazón: obtuvo el primer lugar del concurso Buscando a Macondo, que convocó la televisora multinacional Telesur para escritores de Latinoamérica en homenaje al aniversario 90 del natalicio del célebre colombiano Gabriel García Márquez.
Texto: CubaDebate (Nancy Pérez Medina y Abel Castillo Noriega)
“Cuando recibí el premio, primero me sentí extrañado porque había olvidado que había mandado el relato Arena al concurso. Recibí la noticia a través de una llamada y tuve que ir a grabar un pase directo desde Cuba hacia Venezuela. Me llenó de alegría y, por supuesto, también de satisfacción personal,” apuntó Torres Rodríguez.
Este año aumentó su cosecha de éxitos al obtener el Premio Calendario en poesía, con el poemario titulado Dios no me tiene en cuenta, concurso que se realiza bianual en ese género, en narrativa, ciencia ficción, infantil y ensayo.
La obra se presentó en la última edición de la Feria Internacional del Libro de La Habana y va a salir por la Editora Abril para el próximo año resaltó el egresado del Centro Nacional de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso, quien expresó además, que es un premio bastante importante dentro del arte joven en Cuba.
“Los jóvenes cubanos tenemos mucho interés siempre en ganarlo. Yo obtuve en el 2010 el galardón en la categoría de cuento y este año fue en poesía. Eso me tiene lleno de emoción y de alegría”.
Para Yonnier los premios son una especie de empujoncito, de aliciente o incentivo para continuar escribiendo, y además son un compromiso de la propia labor del escritor hacia el público.
En el recuento de sus memorias resalta que comenzó escribiendo cuentos en el ya lejano 2006 y posteriormente incursionó en el género de la novela donde descubrió un mundo súper importante en lo que respecta a su creación personal.
En mi caso, subrayó, pasaba algo curioso, yo manejaba la historia, pero entonces también ella me manejaba a mí: si el personaje estaba triste, yo estaba triste, si era alegre, yo estaba alegre. O sea, yo me sentía muy identificado con lo que estaba escribiendo y era una especie de titiritero que no se daba cuerda, sino que el títere manejaba al titiritero.
“Luego traté de involucrarme en otros géneros, entré a la ciencia ficción, también al cuento y a la novela. Y ahora me decidí a insertarme e
En el género poético e hice Dios no me tiene en cuenta, con el cual gané el premio Calendario”, añadió.
Este prolífico escritor no deja de crear y en esa constante búsqueda de la inspiración refuerza la idea de dejarse cautivar por las sorpresas y aprendizajes que la vida le oferta a través de la literatura.