Este viernes se celebró una gran fiesta por la declaratoria oficial de las Burras y Burriquitas Tradicionales de Venezuela como Patrimonio Cultural de la Nación, acto que se realizó en el Foro Libertador, frente al Panteón Nacional, en el centro de Caracas. Como parte de esta celebración, alrededor de 600 exponentes de esta expresión popular venezolana se reunieron en la Plaza Bolívar de Caracas y recorrieron el bulevar Panteón hasta llegar al Foro Libertador, donde se realizó el acto central de reconocimiento.
En esta actividad participaron exponentes de Lara, Carabobo, Yaracuy, Mérida, Miranda, Nueva Esparta, Cojedes y Guárico, informó el presidente del Instituto del Patrimonio Cultural, Omar Vielma, en una entrevista este viernes en el programa Al Aire, transmitido por VTV.
La Burriquita es considerada una de las principales manifestaciones culturales adoptadas por comunidades indígenas y esclavos africanos en Venezuela durante el período de la colonización española.
El baile de La Burriquita es protagonizado por hombres, mujeres y niños, quienes con camisa blanca y falda de colores danzan sobre una burra elaborada tradicionalmente en fieltro.
Vielma comentó que esta manifestación tiene gran arraigo en más de la mitad de los 23 estados del país, toma características particulares de cada región y se inserta en el calendario festivo venezolanos, para Carnaval, en la celebración de un santo patrono, antes de la Semana Santa o en diciembre.
“Estamos declarando los procesos que significan ser patrimonio. Es visibilizar un proceso cultural que se da de altísima participación”.
Refirió que la declaratoria como Patrimonio Cultural de la Nación es producto de un trabajo de colectivos culturales, de la Red Nacional de Burras y Burriquitas Tradicionales de Venezuela, organización creada el 3 de octubre de 2009, entre otros.
Durante los preparativos, los fotógrafos no dejaban de disparar sus flashes para poder congelar el momento de alegría. Hombres, mujeres, niños, niñas y jóvenes esperaban el inicio del recorrido que los llevaría a los alrededores del Panteón Nacional, donde los esperaban las autoridades encargadas de efectuar la entrega de los documentos.
El reloj marcó las 10:30 de la mañana y la música, que retumbó en los oídos de todos los presentes, fue la señal para que los colectivos comenzaran la andanza. Al compás de la canción más representativa de la manifestación, más de 500 burriquitas comenzaron sus bailes. Mientras caminaban, giraban, hacían piruetas, arreaban a las burras y se acercaban a la gente para contagiarlos de su júbilo.
Los transeúntes sabían que estaban presenciando un acto cultural y con teléfono en mano no dejaban de capturar la fiesta. Parecía que nadie sabía de qué trataba el evento, pero las trompetas, los timbales, las charrascas y los trajes llamativos avisaban que las burriquitas iban a tomar las calles más próximas.
Algunas personas se ubicaban en las aceras, otras escoltaban el recorrido, pero lo cierto es que todas movían, aunque sea, una parte de su cuerpo al son de la música. Cerca del edificio Lander, entre Torre y Veroes, alguien comenzó a aplaudir y no pasó un segundo, para que todos iniciaran el choque de las palmas al ritmo de la parranda.
Nadie se detenía, el sol inclemente no los detuvo. “Nosotros estamos acostumbrados a esto”, dijo una señora de mucha edad cuando nos vio agitando las manos para echarnos aire.
De esta manera, llegaron a las afueras del Panteón Nacional. La fiesta de colores pintó los alrededores del recinto y nadie parecía cansado. Todos bailaban al ritmo de la música y por unos 20 minutos aproximadamente, mientras se daba inicio a los actos formales, las ruedas de burriquitas le daban alegría al lugar.
La multiplicidad de los vestidos le dieron dinamismo a la actividad. Las faldas de colores, algunas floreadas y otras con la bandera de Venezuela, sobresalían cuando de admirar los trajes se trataba. También, causaban curiosidad los cachetes y bocas pintadas con colores intensos; las clinejas largas y los sobreros adornados eran otro punto de atracción.
Entrega de la declaratoria y de las certificaciones
El acto protocolar estuvo presidido por autoridades del IPC y representantes de los 51 colectivos de burras y burriquitas del país. Entre ellos, estuvo el presidente del IPC, Omar Vielma; la gerente general de IPC, Dinora Cruz; el secretario para la identidad caraqueña del gobierno de Distrito Capital, Jandel mendoza; y el presidente de la Red de Burras y Burriquitas de Venezuela, Carlos Marrón.
Marrón destacó el aporte por parte del Gobierno Nacional para impulsar esta tradición cultural. “Un aporte que marca la visibilización de esta tradición, de los practicantes, para que vean que son tomados en cuenta, que sientan en vida que todo su esfuerzo valió la pena”, indicó.
En un lugar privilegiado estuvieron los maestros de tradición quienes también recibieron la certificación de inscripción en el registro de Patrimonio Cultural de la Nación. Organizados los colectivos en forma de herradura y por orden alfabético según el estado que representaban, el evento comenzó con la entonación de las notas del Gloria al Bravo Pueblo.
Vielma, en su discurso, se mostró orgulloso por lo que estaba sucediendo. “Siento un privilegio y un orgullo de ser venezolano y de poder estar aquí acompañando esta experiencia porque el IPC no hizo otra cosa que ponerse al servicio de estos colectivos para que esto fuese posible”, rescató.
Primero, realizó la entrega del documento de la declaratoria oficial de la manifestación popular como bien cultural en manos de los maestros de tradición y luego, adjudicó las certificaciones individuales. Fueron, en total, 46 los colectivos agasajados de más de doce estados del país (Apure, Aragua, Barinas, Carabobo, Delta Amacuro, Caracas, Lara, Mérida, Miranda, Nueva Esparta, Vargas, Yaracuy), 14 actas para cultoras y cultores fallecidos y 110 para representantes vivos.
De esta manera, a las 2:30 de la tarde, la actividad llegó a su fin, con la música de fondo que nunca dejó de sonar y con las sonrisas plasmadas en las caras de aquellos que, por más de cinco años de arduo trabajo, nunca dejaron de creer en la posibilidad de convertirse en Patrimonio Cultural de Venezuela.
La burriquita es una manifestación cultural venezolana que inició durante la época de la colonia como una fiesta propia de carnaval, decembrina o celebraciones patronales de alguna región del país. En ella participan hombres, mujeres y niños, quienes con camisa y falda de colores danzan utilizando un armazón que simula una burra elaborada en fieltro.
Usualmente es una actividad que se lleva a cabo en calles y avenidas de la ciudad, aunque también se escenifica en lugares como escuelas y liceos. Al comenzar la celebración estos cultores hacen de jinetes y bailan al compás de la música, haciendo piruetas, para fomentar momentos de jolgorio entre los asistentes.
Actividad que nos abre las puertas a la Declaratoria universal burras de guatire presentes
Soy español pero tengo amigos de allí que me hablan a veces de sus costumbres.
Un saludo desde España.
https://www.swingduck.com/
me encanta yo soy docente y trabajo en una escuela bolivariana en barquisimeto nosotros tenemos una burriquita y estamos trabajando en prepara a niñas en crear las pollinas y me en cantaria que mi escuela participara en estas,festividades mi escuela se llama escuela bolivariana santa isabel barquisimeto estado lara en el cercado somos laprimra escuela fundada por el comandante Hugo rafael chavez ,somos es cuela modelo y piloto en lara pero megusta el trabajo que se realiza y además rescatar nuestras tradiciones muy beno