El 17 de febrero de 1985, los medios de comunicación informaban sobre la muerte repentina del cantor del pueblo Alí Primera, quien la noche anterior había perdido la vida en un accidente de tránsito en la autopista Valle-Coche, cuando se trasladaba a casa luego de terminar una sesión de grabación. Preparaba entonces su álbum número 16, el único que tiempo después fuera promocionado en la televisión venezolana, misma que en diferentes ocasiones lo censuró por hacer de su canto un instrumento para luchar por la libertad del pueblo.
Texto: AVN
Alí, cuyo nombre completo era Ely Rafael Primera Rossell, murió a los 43 años, después de haber sembrado su música en las luchas políticas en Venezuela, siempre en favor del pueblo humilde que padeció los efectos de la pobreza, la desigualdad y la exclusión durante la cuarta República.
Nació el 31 de octubre de 1941, en la ciudad de Coro, estado Falcón. Aunque se formó como ingeniero petrolero en Rumanía, regresó a Venezuela en 1973 convencido de que no dedicaría su trabajo a alimentar la pretensión de empresas transnacionales. Regresaría entonces con su primera producción discográfica en manos: Gente de mi tierra, grabada en Alemania.
Más tarde, y a través de su propio sello discográfico llamado Cimarrón, logró grabar y promocionar su trabajo musical, ganando popularidad entre el pueblo y convirtiéndose en uno de los cantantes más importantes de Venezuela y de la región, que se sentía identificada con su canto por la libertad, y que vivía décadas de tortura y sometimiento.
La obra de Primera se representa en una de sus canciones más emblemáticas titulada Canción mansa para un pueblo bravo, que sería lanzada por el artista en el año 1978 y grabada en colaboración con el también músico Alí Aguero. El tema fue bien recibido por la crítica, que la consideró como uno de sus trabajos más elaborados. Cantaba Alí en esta canción:
A veces pienso que todo el pueblo
es un muchacho que va corriendo
tras la esperanza que se le va
la sangre joven y al sueño viejo pero dejando de ser pendejo
esa esperanza será verdad
Su voz ha sido inmortalizada por el pueblo venezolano y en especial por el Gobierno Bolivariano, que siempre lo ha recordado como uno de los luchadores más destacados del proceso revolucionario. Su obra fue declarada como Patrimonio Cultural de Caracas, en el año 2015.