Las mágicas interpretaciones de los grupos de música tradicional e instrumental venezolana El Cuarteto y El Ensamble Gurrufío agotaron totalmente, desde tempranas horas de este jueves, las entradas a la sala José Félix Ribas del Teatro Teresa Carreño en el ciclo SonARA que organiza el Ministerio del Poder Popular para la Cultura a través del Instituto de Artes Escénicas y Musicales (IAEM), el Centro Nacional del Disco (Cendis) y diferentes entes. Suministramos un fotorreportaje realizado por Milángela Galea sobre este hermoso concierto.
Fotos: Prensa MPPC (Roxana Parra / Milángela Galea)Cuatro, guitarra, chelo y flauta se adueñaron de la sala José Félix Ribas del Teatro Teresa Carreño durante la noche de este jueves 6 de agosto. Es la cuarta semana del ciclo “SonARA”, y en esta ocasión fue el turno del vals y de la música instrumental venezolana. Con entradas agotadas y muchos aplausos, la sala recibió a los integrantes de Ensamble Gurrufío y El Cuarteto.
El Cuarteto
El concierto comenzó con El Cuarteto, que entre anécdotas, cuentos y filosofía presocrática, le entregó al público un repertorio cargado de la magia y de esa sutil melodía que recuerda a las mañanas y al aroma del café.
Temas como “Viajera del río” —de Manuel Yánez—, “Como una pequeña sorpresa”, “El preñaíto” y “La retreta” fueron interpretados por los músicos, quienes se dedicaron a explicar, antes de tocar cada tema, por qué decidieron elegirlos para la presentación. De esta forma, la risa y la complicidad con el público no cesaron en toda la noche.
El tema con que finalizaron su presentación fue “Caballo viejo”, como homenaje al gran exponente de la música venezolana Simón Díaz. Pero tras una hora de entretenimiento y belleza, el público no dudó en pedir otro tema.
El Ensamble Gurrufío
El Ensamble Gurrufío no tardó en tomar la tarima con un extasiante repertorio de sublime venezolanidad. El sonido de las cuerdas y la flauta ocasionaron un inmutable silencio de admiración y sutileza. Sin palabras, pero con aplausos enfáticos, los asistentes demostraron la empatía que se generó en ese momento con la música instrumental nacional.
Luego de unos tres temas interpretados, Enrique Márquez, quien acompaña al Ensamble desde hace dos años, subió a la tarima para agregarle la mandolina al sonido del cuatro, el chelo y la flauta.
“Por estos rincones”, “El vuelo de la mosca” y “La guachafita” fueron parte del repertorio que ofreció por una hora el Ensamble. Para terminar la presentación, el público rompió el silencio para pedir que interpretaran “Diablo suelto”, con la que bromearon por un momento los músicos.
Finalmente, se tomaron los últimos minutos para hacer una especie de popurrí de serenatas y valses, en donde cada instrumento tuvo un solo. Así, el flautista, el cuatrista, el mandolinista y el chelista permitieron que su público escuchara por separado la magia de cada instrumento, y además disfrutaran de toda esa profesionalidad musical que les pertenece a cada uno de los integrantes del Ensamble Gurrufío y que hace su trascendencia.