Este viernes 28 de agosto se realizó la segunda jornada del Foro Permanente de Pensamiento y Acción en los espacios de la Biblioteca Nacional. Al igual que el día jueves, el tema a tratar era la existencia y características de la estética revolucionaria.
Prensa MPPC (Claudia Hernández / Fotos: Milángela Galea)
Los primeros en tomar la palabra fueron Virginia Altuve y Jeferson Parra, representantes del colectivo Fuga Muralista, quienes relataron la historia de la organización y dieron a conocer sus principios, códigos, posturas ideológicas y pretensiones en lo comunicacional.
Altuve y Parra explicaron a los presentes que son conscientes de que trabajar con herramientas de comunicación les adjudica una gran responsabilidad, y que por ello el objetivo de la organización no se reduce a pintar murales atractivos, sino que a la hora de construir cada pieza se trazan objetivos específicos de comunicación, cultura y participación social, en los que se toman en cuenta las distintas reacciones e impresiones de la comunidad en la que se realiza la obra, a fin de que el mural se convierta en un referente de identidad para sus habitantes.
El colectivo surgió en el año 2013 en el estado Mérida, luego del fallecimiento del Comandante Hugo Chávez, y ha ido extendiendo su trabajo por diversas regiones del territorio nacional. Surgió de la preocupación. “¿Qué vamos a hacer ahora? ¿Cómo vamos a responder a esta situación?”. De allí que las siglas Fuga signifiquen Fuerza de Guerrilla Audiovisual. Sus representantes confiesan no tener un estilo estético definido, debido a que su trabajo se define desde la experimentación y el aprendizaje constante, prácticas que planean seguir realizando para enriquecer su labor.
La siguiente intervención estuvo a cargo del fotógrafo Orlando Morteleone, director del Centro Nacional de Fotografía (Cenaf). Al plantearse cómo debería ser la estética de la Revolución, Morteleone explicó en primer lugar que el arte y la estética son políticos y que deben abordar espacios sociales sensibles para su dignificación (los retratos del proyecto Somos, ejecutada por su persona, ilustran esta idea).
En ese sentido expuso, de forma clara y precisa, varios objetivos que debería trazarse la estética revolucionaria. Entre ellos, destaca el deconstruir la imagen que las élites han creado en torno a lo popular y conectar al pueblo chavista con lo político. Para él la estética “debe reflejarnos y ser nuestro espejo. Debe descolonizarnos y reflejar la venezolanidad”.
Seguidamente, el derecho de palabra fue tomado por la directora de la Fundación Misión Cultura, Emira Brito, quien comenzó su reflexión citando una frase de Ludovico Silva: “La belleza es la misma, lo que cambia es la manera de percibirla”. La intención en el uso de la frase fue abrir el debate acerca de la concepción y percepción que el pueblo tiene de si mismo dentro del proceso revolucionario, y de cómo la estética influye dentro de esa dinámica.
Al respecto, comentó que los métodos de convencimiento y alienación del la industria cultural hacia las masas son encantadores: publicidad, cine, entre otros. Son mecanismos de penetración que normalizan la imposición de ideas y estereotipos.
De igual forma, se atrevió a responder a la principal interrogante del encuentro, ¿existe una estética de la Revolución? “Claro que hay una estética, llena de rasgos que nos caracteriza. Con ellos las élites nos descalifican y señalan constantemente”. Comentó que, actualmente, la Fundación Misión Cultura está trabajando en la generación de debates, sobre todo entre los jóvenes, acerca de estas temáticas.
Edgar González, presidente de la Fundación de Museos Nacionales, fue el siguiente invitado en participar en la discusión. Su reflexión también giró en torno a una frase de su autoría: “La revolución humana es producto del paradigma estético”, la cual utilizó para plantear la importancia de las categorías estéticas en el análisis de la estética revolucionaria.
Al respecto planteó que las referencias que se usan para categorizar el arte son eurocentristas, sin embargo, la Revolución Bolivariana ha construido modelos que hay que teorizar. Afirmó que “el hecho estético de la Revolución es como un laboratorio: se están produciendo múltiples manifestaciones”. Por ello, propuso la creación de un cuerpo colegial multidisciplinario en el que puedan confluir toda esa diversidad de experiencias.
Para culminar el ciclo de intervenciones, el presidente del Centro Nacional del Disco, Claudio Amico, contó su experiencia personal como artista. Señaló las oportunidades que el proceso revolucionario ha brindado a él y a muchos de sus compañeros, fundadores del Complejo Cultural Tiuna El Fuerte, quienes encontraron en ese espacio una plataforma para la creación artística, pero también para el trabajo social que realizan en los barrios de las parroquias El Valle y Coche, ofreciendo diversas alternativas culturales a los jóvenes que la habitan.
Al finalizar, se dio a los presentes la oportunidad de preguntar y reflexionar acerca de las ideas planteadas durante el conversatorio.
Foto Milangela Galea
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