“Ahorita estamos buscando el patrimonio nacional”, ratificó Carlos Marrón, fundador y presidente de la Red Nacional de Burras y Burriquitas Tradicionales de Venezuela. Alegó que el objetivo establecer una serie de elementos para garantizar el salvaguardo de la tradición a través de las futuras generaciones de cultores y bailadores. Explicó que desde el año 2009 hasta el año 2013 se realizó el censo de maestros de tradición, cultores y nuevos bailadores de La Burriquita. Y posteriormente se llevó a cabo la recopilación musical sobre la manifestación cultural.
Texto: Correo del Orinoco (Jeylú Pereda / Fotos: Héctor Rattia)
Comentó que la clasificación del censo registra maestros de tradición con más de 40 años de labor. Además, de las y los cultores con un promedio de 15 años de trabajo. Los nuevos bailadores están entre 1 y 10 años de edad.
TRABAJO CON EL IPC
Marrón detalló que ya se realizó la solicitud formal ante el Instituto de Patrimonio Cultural (IPC). “Queremos, como parte del Poder Popular, reivindicar el baile de La Burriquita. Es una danza escolar y popular”, expresó.
Indicó que ya se llevó a cabo la primera mesa de trabajo, donde se expusieron los motivos de la solicitud. El segundo paso es hacer el registro nacional del patrimonio. El pasado 16 de abril recibieron la ficha correspondiente al proceso.
Señaló que en la segunda mesa de trabajo se prevé la tabulación y el registro fílmico de cada cultor. La fase tres comprende la verificación: “Ellos (el equipo del IPC) van a ir a los pueblos para observar el desarrollo de la manifestación”.
Marrón explicó que luego de la verificación se prevé la decisión sobre decreto de la manifestación como patrimonio cultural. Comentó que La Burriquita ya cuenta con el elemento de interés nacional.
Sostuvo que actualmente son casi 1.300 personas las que ejecutan el baile en todo el país. Además, destacó que es una manifestación cultural presente en 16 estados de forma permanente.
SALVAGUARDAR EL PATRIMONIO
La Red Nacional de Burras y Burriquitas Tradicionales de Venezuela se fundó en el año 2009. En entrevista con el equipo de Correo del Orinoco, Marrón explicó que se trata de “un colectivo de integración nacional que busca intercambiar saberes y estrechar lazos entre cultores como una forma de darnos a conocer”.
Además, tienen la misión de “estudiar las diferentes formas, estilos y variantes de La Burra o Burriquita en Venezuela”. Enfatizó que el proyecto “parte de una necesidad de defender y salvaguardar el patrimonio de la burriquita tradicional”.
Alegó que el mundo globalizado ha contribuido a que exista una invisibilización de este patrimonio: “La historiografía venezolana no ahondó en esta manifestación”.
Por otra parte, señaló, “nos permite reconocer la diversidad cultural, compartir experiencias, realizar encuentros nacionales, y sobre todo ir a las escuelas que es donde está el semillero potencial de esta tradición”.
ELEMENTOS PROPIOS Y EXÓGENOS
En el contexto del Espacio Abierto para los Cultores Populares que organiza el Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg), Marrón sostuvo que la red no solo decidió “profundizar e investigar sobre este acervo cultural heredado de los españoles”; sino que además trabajan en “mantener los códigos inherentes a la manifestación, darle la importancia que tiene y evitar la proliferación de elementos exógenos”.
Respecto a la presencia de elementos exógenos, precisó ejemplos en los que la burriquita es incorporada a otras tradiciones: “Vemos un sanpedreño o a un diablo de Yare montado en una burriquita; eso no debería ser”.
Argumentó que “la burriquita es una diversión de Carnaval. A veces hay personas que se ponen inventar y lo que hacen es tergiversar la manifestación. Tenemos que convertirnos en los defensores de esos códigos”.
En este sentido, hizo hincapié en la importancia de que la gente conozca los elementos de La Burriquita: “Los moños, el travestimos del carnaval y la utilización del sombrero, el armador, las piernas falsas, el saco y la alpargata”. Comentó que el sistema constructivo sí depende de cada región.
EL TRABAJO EN LAS ESCUELAS
Marrón destacó que uno de los trabajos más importantes de la Red Nacional de Burras y Burriquitas Tradicionales de Venezuela se realiza en las escuelas. Recordó que a finales de la década de los 50 el maestro Luis Beltrán Prieto Figueroa, junto a Andrés Eloy Blanco, realizaron un estudio de las danzas tradicionales para llevarlas a las instituciones educativas.
“Así comienzan los Chimichimitos, El Pájaro Guarandol, el Mare-Mare y La Burriquita a ser danzas escolares. Pasan a ser parte de la formación integral de las niñas y los niños de la época”, señaló Marrón.
Es por esa razón, alegó, que la red asume a las escuelas como el semillero de la manifestación cultural. “Nos llena de emoción que cada niño quiera construir su burra y se identifiquen en el proceso de elaboración”, expresó.
Comentó que la red lleva a cabo su misión a través del trabajo lúdico: “Vamos a la escuela, llevamos el traje desarmado y luego lo vamos vistiendo con los niños”.
LA DE SANTA LUCÍA
Carmen “Amada” Yepes, subdirectora de la Red Nacional de Burras y Burriquitas de Venezuela, sonríe con orgullo al decir que ella es “La Burriquita de Santa Lucía”.
Yepes comenzó a bailar esa danza desde los ocho años y desde entonces no ha parado. “Todavía no se me han vencido las garantías”, sentencia. Explica que la historia de La Burriquita de Santa Lucía data del año 1940. En ese entonces la bailaba un señor que venía de Guatire: “Él se encargaba de prender las lámparas de la plaza. Y todos los martes de Carnaval paseaba bailando La Burra”.
Recuerda haberlo visto cuando era pequeña. Sin embargo, luego que él murió quien quedó a cargo de la tradición fue “el señor Coronel”. Él “la bailaba con joropo pata e’ perro”. Cuenta que fue el señor Coronel quien enseñó a las niñas y niños del pueblo a bailar La Burriquita. “Habían muchachos de pueblo arriba y de pueblo abajo, de todos solo quedo yo bailando”, comentó.
Actualmente amada trabaja en las escuelas de Los Valles del Tuy para dar a conocer a las niñas y niños la historia de La Burra. “Hacemos juegos didácticos para armar nuestra Burriquita. Ellos me visten, me pintan y yo bailo como ellos me fabriquen”.
Comenta que “jugando empiezan a bailar la danza que ellos dicen que no les gusta -siempre responden que lo que le gusta es el reguetón- pero sí se unen al trabajo y en un ratico los ves disfrutando y aprendiendo”.