Isabel Rauber: En vez de insultar a las clases medias, luchemos por ‘desconfundirlos’

CF3NV6YXIAEKLS5 Isabel Rauber, investigadora social y doctora en Filosofía procedente de Argentina, estudiante de los movimientos sociales latinoamericanos, visita Caracas para participar desde este jueves en el Congreso Internacional “Inventar la democracia del Siglo XXI”. Entrevistada por Enza García en su programa “La Ventana” de Alba Ciudad, dio su parecer sobre la relación entre movimientos sociales y partidos de izquierda, la guerra económica y las formas de captar a sectores de la llamada clase media e incorporarlos a la lucha revolucionaria.

Texto y fotos: Luigino Bracci Roa, Alba Ciudad

“Se le tira muy duro a las clases medias, y yo creo que a veces lo que se proyecta en esa pelea con los sectores medios es la incapacidad de convocarlos”, señaló Rauber en la entrevista, realizada este lunes en la emisora radial del Ministerio del Poder Popular para la Cultura.

Interrogada por la periodista Enza García sobre cómo lograr abrir vínculos con las clases medias venezolanas, Rauber explicó: “todas nuestras sociedades latinoamericanas tienen clases medias. Entonces, no confundamos las clases medias con la oligarquía. Ellos se confunden solos, ¿verdad? La pelea de nosotros es por tratar de ‘desconfundirlos’, y que comprendan que un director de una empresa no es más que un empleado. Nuestra pelea es contra el capital, en el sentido de que ellos están defendiendo la muerte”, por lo que no ve muy difícil atraer a los sectores medios.

“Ahora, no los puedes atraer si los insultas. Es un mal general. En Argentina, las clases medias son insultadas cuando todo va mal. De su práctica política cotidiana se puede rescatar muy poco, porque tienden más a parecerse a las oligarquías, que a sus pueblos. Se acercan al pueblo sólo cuando hay una crisis muy grande”, dijo recordando que “dejaron de despreciar a los piqueteros, para hacerse amigos de ellos. Pero esa amistad duró cuatro meses. Sin embargo, la historia demuestra que se acercan en momentos duros”.

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Reuber insiste en que sí hay elementos para convocar a amplios sectores de la clase media, a quienes considera “un reservorio cultural de los pueblos”. Señala que “es la parte que se ha educado en las universidades públicas, pagadas por el pueblo. Son profesionales capacitados, y para toda revolución los necesitamos. ¡No podemos perder nuestro acervo cultural! Porque los pueblos, los trabajadores, incluyendo estos sectores medios, han pagado a estos profesionales. Hay que abrir espacios para que puedan devolver y ser parte de un proceso”.

Espacios para la participación de la clase media

Opina Rauber que buena parte de la clase media suele actuar en función del dinero, “pero no es lo único que hay allí. Hay que atraerlos a ver qué pueden sumar. Ahora, si vos les decís: ‘eres un clase media de porquería’, como si fuera a pagar una purga”, no se incorporarán.

“El tema es: cuáles son los espacios para que estos sectores aporten a la revolución. Hay que pensarlos, hay que abrir esos espacios y hay que trabajar. Ahora, si pensamos que la clase media va a ir a hacer trabajo voluntario en los barrios los domingos, me parece que no vamos bien. Que se sumen después si quieren, porque es voluntario”, pero no hay que obligarlos.

La investigadora señaló que la clase media sí puede participar en la lucha revolucionaria, pero no como parte de un movimiento social de los sectores populares. “Tú eres militante del lugar donde vives y dónde trabajar. Ya la experiencia de ser un ‘rico’ de clase media que iba a trabajar en los barrios pobres, eso ya lo vivimos. Eso no da nada, porque se habla siempre de una realidad en la que se puede salir, porque vuelves a la casa de papá y lo resuelves todo”.

“Los movimientos son de quienes viven la realidad. El movimiento campesino es de campesinos, no de universitarios que van al campo a trabajar y hacerse los que representan. Los años setenta ya fueron. Eso ya pasó. El sueño no es ese”, enfatizó.

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Sin embargo, aclaró que hay “movimientos intersectoriales” como los ecologistas o los de mujeres, donde participan personas de todos los sectores. “Tienen espacios sociales para participar. ¡Muchos! Ahora, si quieren hacer un movimiento de clase, no le veo sentido. Pero sí pueden sumarse a la pelea social por el cambio del mundo, yo creo que es indispensable”.

Guerra económica

Aclarando que no es especialista en el tema de la guerra económica venezolana pero sí conoce las experiencias de otros países, como Cuba, Rauber opinó que la ayuda del Estado es fundamental, pero “sólo con eso tampoco se puede”. Los pueblos deben organizarse para enfrentar esta tarea, pues de lo contrario “la desazón crece”. añade: “Los pueblos deben llevar la contrapelea, dependiendo de las capacidades de autoabastecimiento propio”.

Rauber pidió no sucumbir a la decepción en la que caen algunas personas al ver a sectores importantes de la población cayendo en el bachaqueo y el contrabando. “Si no hemos superado el mercado, no se le puede pedir al pueblo que no tenga conciencia del mercado. Si vos necesitas plata, la buscás donde hay. ¿Dónde la hay? En la reventa. Mucha gente va a acudir allí, ya sea en Venezuela,  en Cuba y en todos lados”.

“Siempre hay convoyes que son atacados. Siempre hay un tipo que soborna a otro. Cuando hay escasez, el mercado negro avanza. Pero si solamente decimos que eso está mal, que no tiene conciencia, que es un hermano del pueblo, mira tú, que se yo… ¡el problema va a seguir!”.

“Es una reacción normal de quienes están acostumbrados a que se resuelvan los problemas en el mercado, y no se le ha enseñado otra cosa. No va a tener una ideología del espíritu santo cuando está viviendo en la Tierra”, explicó Rauber, resaltando que, aunque es algo normal, ella no lo apoya ni está de acuerdo con eso.

“Si comienzo a culpabilizar, lo que hago es sumar un elemento más de condena a la realidad. La realidad no se puede condenar. La realidad es un dato. Tenemos que tomar eso para ver cómo vamos a trabajar. Si ese dato lo cargamos con cuestiones morales, entonces ya no es un dato sino una sentencia”.

Economía de guerra y racionamiento

Sobre este tema, Rauber concluyó: “No tengo solución para el bachaqueo (la reventa), pero cuando hay una guerra económica, lo que está inventado en la historia del mundo es que hay (que establecer) una economía de guerra. La economía de guerra pasa por el racionamiento. Yo sé que no gusta a nadie, pero no te queda otra. En todos los lugares en guerra hubo racionamiento”, explicó. “Hay que aplicar racionamiento para garantizar de una forma casi militar que lleguen las cantidades de alimentos proporcional a la cantidad de miembros que existen en cada familia”.

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“El pueblo tiene que aprender a participar. Vos abrís una puerta de participación, vienen tres y vos esperabas 3 mil. ¿Por qué no vienen? Porque la gente sabe que la engañan, que le mienten, que no va a ser cierto, que van a hablar y nadie los va a tomar en cuenta. ¿Nosotros los vamos a tomar en cuenta? Está bien, pero hay que tener paciencia, porque falta tiempo para que el pueblo vea que su voz va a ser tomada en cuenta, deje los quehaceres de supervivencia y vengan a participar en un espacio político”.

Movimientos sociales y partidos políticos

La investigadora también dio su parecer sobre las relaciones entre los movimientos sociales y los partidos polìticos de izquierda en Latinoamérica. “A la hora de articular todas las resistencias y los aportes de los pueblos, permanecen los viejos criterios de que solamente el partido protagoniza, quién es el que sabe, quién es el que puede conducir. Y esto empieza a fracturar, fracturar y fracturar: fracturar el pensamiento y las posibilidades de construcción colectiva”.

“Esta vieja cultura en la izquierda del siglo XX impide reaccionar y actuar en el día de hoy, acorde a nuestra realidad y a los sujetos del continente”, explicó la investigadora.

“Mi preocupación es cómo nos ponemos las pilas para estar en sintonía con la defensa de la vida en todas las dimensiones hoy en el mundo. El mundo hace agua, la civilización del capital hace agua, siembra muerte. ¿Y por qué sobrevive? Aquí hay algo que se llama hegemonía, por esa semillita de la mentira que te pone adentro”.

Marxismo, trostkismo, anarquismo y enfrentamientos

Respecto a aquellos partidos de izquierda que a veces caen en discusiones y enfrentamientos respecto a su ideología, lo que les dificulta unirse en una misma lucha, Rauber señaló que “estos partidos de izquierda están viviendo la burbuja de creer una definición de élite. Si el pueblo no te elige vanguardia, no eres vanguardia de nada. Es nuestra ilusión que al secretario general (del partido), que es la vanguardia mundial según su criterio, llegue a su casa y su mujer lo mande a lavar los platos. Sería divino ver aquello. Pero tampoco ocurre, porque por lo general ellos son machistas”.

“En esos partidos de la vieja usanza, las mujeres que llegan a cargos de dirección son las que dicen: ‘sí, como no’. Las que hacen el café, las que preparan té porque les encanta siempre tener la comodidad, y la mujer siempre tiene un rol secundario”. Las califican de histéricas, inquietas, conflictivas, lesbianas “como si ser lesbiana fuera un insulto. Pero los pueblos ya le han pasado por arriba”.

“El debate de los pueblos pasa por cómo traducimos en acciones concretas lo que detectamos para la defensa de la vida. Si los partidos entran, pueden ayudar mucho, porque tienen mucha experiencia en organización. Si comprendieran y entran para sumarse, sería brillante. En realidad ese es el reclamo, que con todo su saber están al margen”.

“Los movimientos sociales no quieren que los partidos los sigan. No es quitar uno para poner otro. Es aprender que tenemos que trabajar juntos, que la problemática es político-social, porque no hay nada social que no sea político. Y ellos siguen con el esquema de que lo social es reivindicativo, y que lo político está en los partidos, con el esquema burgués, que ha instalado que los partidos son los únicos que pueden hablar de política. Es increíble como, para su propia conveniencia, han apoyado todo el esquema de la supervivencia del Estado burgués”.

“Se trata de construir articulaciones de todos los espacios para construir un sujeto político-colectivo (…) Estamos hablando de otro tipo de conducción: pueblos que conducen su protagonismo. Ellos son parte del pueblo”.

¿Son los movimientos sociales anárquicos?

Ante la constante confusión en la que algunos caen al confundir anarquismo con caos o desórden, Rauber recordó que los movimientos anarquistas no están en contra de la organización. “El debate en el anarquismo fue alrededor del Estado: si el Estado se puede abolir, o si el Estado se extingue. Marx vs. Bakunin. Ellos (los anarquistas) defendieron siempre la abolición del Estado, pero en sus actividades eran hiperorganizados, estrictos, clandestinos, rigurosos; prácticamente una organización militar. Cuando la gente ve un desastre en la organización y dicen: ‘son anarquistas’, pues ya empezamos mal”.

“Los movimientos sociales son organizados en función de la realidad social a la que representan. Evidentemente un movimiento campesino no va a funcionar como un movimiento sindical urbano, porque las relaciones entre un campesino y el otro median a veces en kilómetros. Tienen otras dinámicas, otros tiempos. Los movimientos de mujeres tienen otras dinámicas, otros tiempos. Los partidos, como ya saben todos, son impacientes y quieren ser operativos”.

“A mí no me gusta la gente que critica. Si vos crees que un movimiento no tiene organización, es porque debes tener algún criterio mejor. Andá y ayudá. Andá y aportá tu idea. Critican y critican, y solamente destruyen”, señaló.

Rauber participará en los foros centrales del Congreso Internacional “Inventar la democracia del Siglo XXI”. Concretamente, participará en el panel “Procesos productivos y economía para la vida” que se realizará el jueves 28 de mayo en la Bbiblioteca Nacional, AP0, Cuerpo de Servicios a las 2 de la tarde.

Le invitamos a conocer la programación del Congreso haciendo click aquí, o conocer su página principal e inscribirse a través de este enlace.

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Josebaleman@gmail.com
Josebaleman@gmail.com
9 años atrás

Debemos crear los espacios para involucrar a todos los seres humanos, porque muchos de los que nos llamamos revolucionarios vemos al enfermo, al indigente con lastima, al transgresor de las leyes como un peligro de la humanidad y no es asi que debemos ver a nuiestros semejantes; debemos verlos como un individuo que podemos integrarlo a la sociedad que aporte al bienestar social.
Nuestro Comandante estaba pendiente de como acabar con la pobreza y se metia barrio adentro para conocer a fondo las causas del problema y a su vez buscandole la solucion. Ahi esta la mision vivienda creada para darle solucion a un pueblo que vivia en el cerro y sus derechos constantemente fueron violados; hoy se le reconocen sus derechos como un ser humano digno a una educacion y a una mejor salud.