En el Congreso internacional Inventar la democracia del siglo XXI, la antropóloga Jacqueline Clarac, recomendó ―a partir del conocimiento de la verdadera historia de nuestros pueblos originarios y de su legado cultural― rescatar el valor de lo que para nuestro entender caribeño significa la palabra soberanía en relación con nuestro carácter. La docente de la Universidad de los Andes explicó que en nuestro sistema educativo “nos han escondido la historia” y enfatizó que se habla de aztecas e incas “sin asumir que hemos tenido el único grupo indígena, los Caribes, que dominaban el arte de la navegación en ríos y mares y hacían intercambios de productos desde el Caribe hasta México; ellos podían estar en el mar sin agua y sabían cómo sacarla del mismo”.
Texto: Correo del Orinoco (Luis Ángel Yáñez)
“Ser soberanos, libres y productores de la libertad de nosotros mismos”, recomendó esta venezolana, para quien existe la necesidad de luchar por el legado que nos dejaron nuestros pueblos originarios, como las acequias.
SOBERBIOS Y SOBERANOS
“Nuestros ancestros eran soberbios y por tres siglos resistieron a la ocupación española; de hecho, los europeos les acusaron de caníbales durante dos siglos y medio; para ello hicieron circular imágenes de caribes vendiendo carne humanaen espacios parecidos a los mercados europeos”, relató.
“De Venezuela han salido los grandes libertadores, con un pueblo descalzo. Hemos tenido a Bolívar, Sucre, Urdaneta, luego a Zamora y Chávez, criollos que como los indígenas soberbios entendían la necesidad de ser soberanos, libres y productores de la libertad de nosotros mismos”, argumentó. Para Clarac, “todas las democracias han sido diferentes, pero la nuestra es diferente a lade la Cuarta República por ser socialista. Nosotros hemos sido rentistas petroleros; ser rentista es serlo también en materia tecnológica, ya que la ciencia también la importábamos”.
Afirmó: “Estamos todavía colonizados y tenemos una mentalidad colonizada cuando nos quejamos porque no tenemos dólares para importar los repuestos para arreglar las
máquinas. Se los digo yo que he trabajado con muchos tipos de personas; tenemos que dejar de ser colonizados, aprender a ser nosotros mismos para fundar nuestra democracia”. La antropóloga recordó la lucha de las campesinas y los campesinos andinos para que no les impongan la semillas transgénicas en las papas y en las frutas, ya que este producto destruye la tierra.