El lugar donde fue asesinado hace exactamente 41 años hoy, lleva su nombre, en su honor. La acción de sangre ordenada por la dictadura aconteció días después del golpe de Estado contra Salvador Allende, el 11 de septiembre, una acción militar planificada por Augusto Pinochet, quien dirigió un régimen que se prolongó hasta 1990, y que causó la muerte de más de 3.000 personas, en su mayoría opositores del gobierno.
Texto: AVN
El 16 de septiembre de 1973, en el Estadio Chile murió Victor Jara, reconocido cantante y activista político, que siempre alzó su voz en favor de la libertad y los derechos de su pueblo.
Su fallecimiento aconteció días después del golpe de Estado contra Salvador Allende, el 11 de septiembre, una acción militar planificada por Augusto Pinochet, quien dirigió un régimen dictatorial que se prolongó hasta 1990, y que causó la muerte de más de 3.000 personas, en su mayoría opositores del gobierno.
Víctor Lidio Jara Martínez creció en el seno de una familia campesina, integrada por su madre, Amanda Martínez, su padre Manuel Jara, campesino, y sus cuatro hermanos, Eduardo, Giorgina, María y Roberto. Su infancia transcurrió entre el trabajo en el campo y un acercamiento temprano con la música, esto como enseñanza de su madre quien alternaba su dedicación a los oficios del hogar con el canto y la guitarra.
La muerte de su madre, hecho que ocurrió cuando Jara tenía 15 años de edad, representó un golpe para la estabilidad de la familia. La ausencia materna hizo que el futuro cantante se recluyera en la iglesia, y considerara convertirse en sacerdote de la Congregación del Santísimo Redentor, ubicado en Los Nogales, en Santiago de Chile.
Años más tarde comprendió que su vocación no era servirle a la iglesia, por lo que decidió abandonarla y prestar servicio militar. Tras cumplir la mayoría de edad, Jara ingresó al coro de la Universidad de Chile, donde rápidamente, y con la compañía de su guitarra, decidió basar su trabajo musical en la gente, gente que lo inspiraba y lo convirtió en un activista político por la defensa de las masas populares.
Bajo esta percepción, condición que fue creciendo con el pasar de los años, Jara grabó diferentes discos, algunos de ellos: Canto libre (1970); El derecho a vivir en paz (1971), y Canto por travesura (1973). Hombre relacionado con las artes, también participó en la dirección de diferentes piezas teatrales tales como Parecido a la felicidad (Alejandro Sieveking, 1959); Ánimas del día claro (Sieveking, 1962) y La casa vieja (Abelardo Estorino, 1966), entre otras.
Su trabajo musical alcanzó gran popularidad en el pueblo chileno, hecho que le hizo ser merecedor del embajador cultural del gobierno de la Unidad Popular. Ese hecho, sumado a la dedicación que durante años había demostrado en la batalla contra el fascismo, fue motivo para que Jara fuera detenido por soldados del régimen represivo de Pinochet, el 12 de septiembre de 1973.
Durante cuatro días, Jara debió soportar largas horas de torturas y prácticas aberrantes que le ocasionaron la muerte, luego del encarcelamiento. Años más tarde, por solicitud de su compañera de vida, que fue atendida y concedida por el Estado chileno, se realizó una segunda autopsia —la primera se efectuó días después de su muerte, y en ella se determinó que el artista falleció tras recibir 44 impactos de bala—, que arrojó como resultado que Jara, al momento de su fusilamiento, ya había muerto, a causa de múltiples fracturas y torturas.
A pesar de su desaparición, Víctor Jara es recordado como un hombre luchador, quien con su canto multiplicó las voz de los sectores populares y representantes del folclor chileno.
A finales de 2012 y tras un proceso extenso de investigación, el estado Chileno condenó a siete militares: Raúl Jofré González, Edwin Dimter Bianchi, Hugo Sánchez Marmonti, Pedro Barrientos Núñez, Roberto Souper Onfray, Luis Bethke Wulf y Nelson Hasse Mazzei, todos acusados por la muerte del artista.
El lugar donde fue asesinado, el Estadio Chile (no confundir con el Estadio Nacional de Chile, que también se usó como centro de torturas, detenciones y asesinatos), cambio su nombre a Estadio Victor Jara en su honor.