Convocan a la Plaza de los Museos este sábado para decirle “No” a Monsanto

943001_527826810587251_363815732_nPersonas de todo el mundo protagonizarán este sábado manifestaciones contra Monsanto, el gigante de la biotecnología. A través de las más diversas movilizaciones, los ciudadanos muestran su rechazo a los excesos de la compañía contra la naturaleza, los agricultores y los consumidores. Los organizadores del evento a escala mundial estiman que más de 200 mil personas participan desde este viernes en la campaña internacional que abarca cinco continentes, 40 naciones, y al menos 48 estados de Estados Unidos. En Caracas, la marcha será este sábado a las 2 de la tarde en la plaza de los Museos.

Texto: Telesur, Aporrea y Alba Ciudad

Los manifestantes de muchos países rechazan la falta de investigación sobre los efectos a largo plazo de los productos transgénicos. En Estados Unidos, se oponen a la llamada Ley de Protección de Monsanto (Monsanto Protection Act). Activistas de cientos de ciudades como Nueva York, Chicago, Montreal, Berlín, París, Bruselas y Melbourne salieron indignados a las calles para protestar pacíficamente contra la corporación estadounidense de agroquímicos.

Monsanto es una industria química agroalimentaria estadounidense que busca la monopolización del cultivo para comercializar los alimentos. Para esto se ha dispuesto a controlar las áreas cultivables, así como la producción y comercialización de semillas. Estados Unidos, India, Argentina, Australia, Brasil, son algunos de los países donde esta Empresa posee exorbitantes porciones de terreno.

La transnacional Monsanto ha producido desde pesticidas tóxicos prohibidos como el DDT, los bifenilos policlorados (PCB, uno de los contaminantes más nocivos jamás fabricados) hasta armas químicas como el agente naranja, utilizada en la guerra de Vietnam. En las últimas tres décadas se ha dedicado a la industria agroalimentaria, produciendo el herbicida más vendido del mundo, el glifosato, más conocido como Roundup, y a la biotecnología, comercializando organismos genéticamente modificados, los transgénicos.

Monsanto usa de forma agresiva las patentes y otros recursos legales, impidiendo a los campesinos usar semillas transgénicas procedentes de sus propios cultivos, siendo obligados a comprar semillas a Monsanto una y otra vez. Además, se han dado casos de campesinos demandados por Monsanto por sembrar semillas transgénicas por las cuales no pagaron (que a veces vienen mezcladas “sin querer” con las semillas tradicionales), algo que la multinacional no tolera porque merma sus ganancias.

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En el portal Aporrea.org, el articulista Antonio Rangel explica que  el presidente Hugo Chávez anunció el 22 de abril de 2004 la prohibición de cosechas genéticamente modificadas en tierras venezolanas.

“Se ha arreciado la discusión internacional sobre el tema desde el 19 de septiembre de 2012, cuando un investigador francés de la Universidad de Caen, situada en la Baja Normandía, informó que animales de laboratorio alimentados durante dos años con maíz transgénico (maíz NK603 de Monsanto) demostraron tumores de mama, enfermedad hepática y renal, alteraciones hormonales con modificación de la fertilidad y un acortamiento del promedio de vida.Este reporte ha abierto la diatriba a favor y en contra de los denominados cultivos Genéticamente Modificados. De la discusión no puede extraerse una respuesta sobre la inocuidad de este tipo de productos para la salud”.

Rangel explica que “se sabe que existe una comisión que estudia un proyecto de Ley sobre Biotecnología y una Oficina Nacional de Diversidad Biológica adscrita al Ministerio del Poder Popular para el Ambiente a quien compete el asunto”, y que la activista Diana Ovalles escribió en octubre de 2012 que “Monsanto entró a Venezuela por la puerta de la Asamblea Nacional dado que la prohibición del Presidente Chávez no fue seguida de una decisión legal que la sustentase”.

El Universal, en septiembre de 2012 publicó una petición de agricultores de Oriente, Oriagro, para autorizar tales cultivos asegurando que reduce los costos e incrementa la productividad. Es decir, Monsanto presiona para introducir estos tipos de cultivo sin despejar las dudas sobre los peligros contra la salud y la biodiversidad. Pero no son éstas las únicas advertencias.

 

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