Con el título “Forjado de sangre india y negra, viva el poeta”, puede encontrarse en el más reciente ejemplar del semanario TodasAdentro de este 2 de abril la reseña al último homenaje que familiares y amigos hicieran en vida al poeta, declamador y maestro Víctor Morillo. En la actividad, la cantante Yakee Luna, de Flama, y el legendario Trío Venezuela unieron sus voces para dedicarle, en vivo, temas como Besos de fuego, Inolvidable, Magia Blanca, Mano a mano y Elena, entre otros.
Texto: Semanario TodasAdentro (Sergio Chapman Salcedo)
Fotos: cortesía Antonio Chang (Fundación Flama)
“Para empezar la consulta corte una baraja así / Por ti / Por tu casa / Por lo que esperas”, recitaba una voz fuerte en El brujo, popularizado por la Billo’s Caracas Boys en 1978, y en la que el maestro Billo Frómeta combinó, de manera ingeniosa, melodía y declamación, ya no común en la juventud de esa época. Este tema hizo recordar la existencia, y en muchos casos conocerla, de Víctor Morillo, cultor del género que saca a flote, aún siendo la persona carapálida, nuestras raíces africanas, es decir la poesía de la negritud.
Para ratificar sus méritos, admirarlo aún más y darle aliento, en el paso de un tiempo que, inexorablemente, lleva a la humanidad hacia edades de funciones exponenciales, la fundación artística Flama fue cómplice, junto a su familia, de la convocatoria, en el hogar del poeta, en la urbanización Carlos Raúl Villanueva de Ciudad Tiuna, a una reunión que hizo dibujar una sonrisa en un rostro ícono de la declamación popular.
En la actividad, la cantante Yakee Luna, de Flama, y el legendario Trío Venezuela unieron sus voces para dedicarle, en vivo, temas como Besos de fuego, Inolvidable, Magia Blanca, Mano a mano y Elena, entre otros.
Con la inspiración de las musas, fenómeno que no puede ser explicado científicamente, pero que hace que los artistas saquen fuerzas del fondo del alma para expresarse cual joven deportista en olimpíadas, Víctor Morillo tomó la palabra y dijo: “Gracias a Dios, mi familia y amigos por hacerme feliz. Me siento recuperado cuando los veo”. Los aplausos no se hicieron esperar y acto seguido los presentes manifestaron: “Salud maestro ¡Qué sigas viviendo!”.
Sanjuanero con honor
“Este insigne caraqueño, sanjuanero con honor, es el poeta del pueblo, como lo fue Andrés Eloy. Que privilegio que haya venido al mundo en tierras de hombres grandes, guerreros y muy queridos como Bolívar nuestro gran Libertador, Francisco de Miranda, Andrés Bello, Antonio José de Sucre, Rafael Urdaneta, Pedro Gual, Simón Rodríguez y el igualmente declamador Balbino Blanco Sánchez. También se ha ganado el cariño de los colegas por ser un gran gremialista, luchador a favor de la ley de los artistas que conforman el folclor”, opinó el locutor-animador de los actos de Flama, Omar Cartaya.
Educación entre cantos y líricas
Sus inicios fueron en la agrupación multicultural de escena, Retablo de Maravillas, con Luis Edgardo Ramírez, poeta y declamador; y Pancho “Pepe” Cróquer, deportista y también narrador. De esos comienzos también fue su participación en el programa de radio Evocación, al lado de Andrés Solía, otro tutor.
Cartaya recordó que entre canto y poesía fue su educación, “junto a Magdalena Sánchez, la Reina de la Canción, y el Sabanero Porteño bailando un Seis por Derecho de nuestro inmenso folclor. Entre los personajes que han estado con él no podemos olvidar a José Reyna, Tata Guerra, Alfredo Sadel, Yolanda Moreno, Freddy Best González, Héctor Cabrera, Morella Muñoz y otros artistas del verso, el teatro y la actuación. Este homenaje lo tiene bien merecido. Se lo ha ganado con su voz y expresión. Por su gran cantidad de años llevando la poesía hasta más allá de Venezuela. De sangre india y negra viva el poeta Tricolor de Venezuela”.
Confesiones
Víctor Morillo escribió en su blog que nació en Caracas el 26 de agosto de 1932, hijo de Cristina Morillo González, una indígena guajira auténtica, perteneciente a la casta Uriana. Oficialmente como artista debutó, en 1953, en el club del Ministerio del Trabajo, en sus Jueves Culturales. Grabó por primera vez, en 1954, versos del folclor, que se agotaron rápidamente en aquellos tiempos, simultáneamente a su participación en el programa radiofónico Brindis por Venezuela.
Entre sus anécdotas figura su actuación, en 1959, con ocasión de la llegada de las tropas rebeldes a La Habana, procedentes de la Sierra Maestra, entre quienes se encontraban Fidel Castro, el “Che” Guevara, Camilo Cienfuegos, Juan Almeida y otros héroes mitológicos de aquel proceso revolucionario.
Se presentó en la Plaza de la Libertad ante aproximadamente, dice él que sin exagerar, un millón de almas, incluyendo los personajes citados, quienes el año anterior sintonizaban sus recitales en plena guerra contra el exdictador de Cuba Fulgencio Batista. Uno de sus números, El relámpago de Sierra Maestra”, fue una apología al Comandante Castro.
Otras figuras con las que compartió tarima, aparte de las nombradas por Omar Cartaya, fueron Celia Cruz, Pedro Vargas, Tito Rodríguez, Bobby Capó, Leo Marini, Dimensión Latina, José Luis Rodríguez y Alfredo Sadel. Igualmente recibió elogios de grandes figuras venezolanas como los escritores Rómulo Gallegos y Miguel Otero Silva, los pintores Tito Salas y Mateo Manaure, y los poetas Manuel Rodríguez Cárdenas y Luis Mariano Rivera, entre muchísimos más.
Como directivo del Sindicato Profesional de Trabajadores de Radio, Cine, Televisión y Afines del entonces Distrito Federal y el estado Miranda, Víctor Morillo colaboró en hacer realidad logros tangibles como La Casa del Artista y el decreto del Uno por Uno, que dio importancia a la identidad nacional, al hacer a las emisoras colocar por cada tema extranjero uno local. También fue dirigente de la Sociedad de Autores y Compositores de Venezuela (Sacven).
Patrimonio cultural viviente
“Este recital-homenaje nos llena de orgullo porque he podido interpretarle a Víctor Morillo los temas que a él le encantan. Además se efectuó en su santuario, porque los hogares son eso, templos. ¡Qué bueno que se vea rozagante!”, exclamó Yakee Luna, de la Fundación Flama.
Para el Trío Venezuela también fue una satisfacción su participación en la actividad. Gilberto Jiménez (voz líder) y Ariel Rojas (voz) coincidieron en que su amistad se remonta a más de 50 años, de haberse conocido en la parroquia San Juan y luego durante su carrera tan brillante, que le ha hecho merecedor de tantos galardones, entre ellos el de Patrimonio Cultural Viviente. Por su parte, Luis Ferrebús (guitarrista) expresó su respeto a un poeta, que “tiene bien puesto el nombre de Tricolor de Venezuela”.
¿Cómo? y ¿por qué?
Víctor Morillo redactó que con frecuencia sus amigos, sus “hermanos”, suelen preguntarse cómo y por qué se inició en la declamación. “Todo ocurrió de la manera más sencilla. En cierta oportunidad en el Retablo de Maravillas se hizo una reunión de evaluación artística. Para ese momento yo cantaba, hacia danza y tocaba instrumentos de percusión. La verdad es que hasta entonces no había mostrado mayor inclinación o interés especial hacia la poesía o la declamación, pero ocurrió que fue montada una estampa titulada Fiesta en Barlovento, con música del maestro José Reyna, en cuya parte central se insertaba un poema del doctor Manuel Rodríguez Cárdenas, titulado Habladurías, cuya interpretación me fue asignada”, anotó. Lo hizo muchas veces y gustó su forma de recitar.