Como parte de una arremetida contra las fuerzas populares del continente y para detener el papel de Brasil en la región y en el mundo, caracterizó el presidente Nicolás Maduro, el golpe de Estado parlamentario contra la presidenta Dilma Rousseff, a quien reconoció por su valentía y como una demócrata incorruptible.
Texto: AVN
“Hoy se consumó la primera fase de un golpe de Estado para acabar con una era de fuerzas y liderazgos populares”, expresó el Presidente, desde el Palacio de Miraflores, al referirse a la maniobra aprobada este jueves por el senado brasileño que dio inicio a un juicio político que separa del cargo a la mandataria electa por más 54 millones de votantes.
El jefe de Estado enfatizó el repudio de Venezuela a lo que no dudó en calificar como una canallada “que debe ser repudiada y rechazada por todos los hombres y mujeres honestas de pensamiento democrático, que tenga dignidad en nuestro continente”.
La acción de la derecha brasileña —expresó Maduro— es una señal grave y peligrosa para la estabilidad y la paz de la región y evidencia que “poderosas fuerzas oligárquicas, mediáticas e imperiales han decidido acabar con las fuerzas progresistas, los liderazgos populares, de izquierda y revolucionarios del continente”.
Maduro destacó que quienes promueven el golpismo en Brasil reconocen la importancia del gigante suramericano para América Latina y el Caribe, como ha quedado demostrado con la participación de los gobiernos de Lula Da Silva y de Dilma Rousseff en la creación y la consolidación de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac). Además del papel de la nación amazónica dentro de los Brics (Unión conformada por Brasil, Rusia, India, Suráfrica y China) y las iniciativas para fundar un banco de desarrollo del mundo y explorar la posibilidad de crear un nuevo sistema monetario internacional.
“Contra los Brics ha habido y hay una arremetida. Este golpe de Estado en Brasil, no me queda ninguna duda, es un golpe de Estado para que Brasil se detenga, para neutralizar a Brasil y para dañar a los Brics, no me queda ninguna duda. Es un golpe contra Suramérica, el golpe contra Dilma no es solo contra Dilma, es contra todos nosotros, es contra América Latina, es contra Unasur, es contra Celac”.
Sobre la estrecha relación entre Brasil y Venezuela, construida desde la llegada de la Revolución Bolivariana en 1999, bajo el liderazgo del comandante Hugo Chávez, Maduro refirió: “Primero nos acercamos desde el punto de vista humano, histórico, redescubriéndonos, reconciéndonos; nos acercamos desde el punto de vista político, en profundidad, se ganó confianza, nos acercamos desde el punto de vista cultural, económico, financiero”.
Reconoció igualmente a Brasil como la hermana mayor, como una fuerza regional, como una potencia, igualadora, democratizadora, características que adquirió gracias a los gobiernos populares de Lula Da Silva y de Dilma, que consiguieron combatir la pobreza y llevar al pueblo educación, cultura, vivienda. En contra de ese proyecto —dijo— se activaron las acciones desestabilizadoras desde el mismo momento en que Rousseff fue reelecta en 2014. “Es el mismo formato de golpe de Estado, de impedir gobernar, de sabotea a los líderes populares”.
Los agentes de la derecha en Brasil no actúan solos, expresó el Presidente: “Detrás de este golpe está la factura made in USA, no tengo ninguna duda, esto forma parte del legado que pretende dejar el presidente Barack Obama en América Latina: acabar con las corrientes progresistas, democráticas, populares”.