La canción es una herramienta para construir la conciencia. Es una posibilidad mágica que permite recrear sonidos que, al combinarse, son capaces de transformarlo todo. La canción, es una de las alas de la hermosa ave que es la Música. La otra es la armonía, ese constructo de acordes que permiten alimentar el discurso del canto. Cantarle a la vida, como Violeta Parra, para dar gracias es un gesto noble y necesario. Marta Gómez es una cantora colombiana de una inmensa sensibilidad. Su canto es una caricia inolvidable. Sublime voz, hermoso concepto, prosa, verso y melodías gratamente perdurables. Ella es una especie de colibrí. Nunca está quieta. Hace canciones, sueña canciones, comparte canciones, las cuales se convierten en vuelos permanentes de recuerdos, reminiscencias y referencias populares, como si fueran “ritualitos” necesarios para vivir. Y ella lo sabe, porque en su canto nos dice que su “musiquita” se le sale del alma. Y yo creo que es así.
Sus discos son una posibilidad real de experimentar diversas sensaciones. Y en sus conciertos, pues el deleite de su voz se hace tangible. Una fusión de ritmos y emociones que nos permite apreciar, no sólo la riqueza musical, sino la capacidad de transformar alegrías, sonrisas, con melancolía y una lágrima que, tal vez, la nostalgia la necesita para acompañar su extraña soledad. Un concierto de Marta Gómez es un viaje de vibraciones en todos los sentidos.
Marta canta y cuenta. En sus conciertos, entre canción y canción, recrea los motivos de su canto. Sus inspiraciones, sus recuerdos, sus amistades, los amores, los retos y las penas que, aún siendo de una persona en particular, son el reflejo de una necesidad global. Marta canta como si flotara. Se conecta con el arte inmaterial de la música que tiene formas negras sobre el papel en blanco, pero que cuando vuela no se ve, solo se siente, toca, mueve y conmueve.
Confesión
Una de sus canciones más conocidas es “Confesión”. Con ese tema, no solo se presenta, sino que es capaz de describir su tierra. La canción es más que una confesión, es una evocación y una invitación a la paz. “Tengo un país atravesado en la garganta / que no deja que me vaya acostumbrando a la distancia”, así nos habla de un país que le sobra corazón y voluntad. Marta nos habla de una Colombia de otra dimensión, no la víctima de la guerra, sino de un territorio que aspira revivir como inspiración de su canto.
El tema, que escribió cuando salió de Colombia para irse a estudiar música en Boston en el año 1999, es una verdadera joya musical. Es envolvente. Es una canción sincera. Es una canción que cualquiera pueda asumir para sí, porque es auténtica. Marta no menciona a Colombia, no lo necesita. Es un sentimiento lo que deja salir. Por eso un ecuatoriano, mexicano, argentino o venezolano pueda sentir que ella le canta a esa parte de la Patria Grande donde nacimos o pudimos haber nacido. Es una canción sin divisiones territoriales ni racismo de ningún tipo.
La canción le mereció un premio de composición, antes de graduarse con honores del Berklee College of Music en Boston, USA. Esa “confidencia pública” de Marta le abrió un camino, una ruta de canto y sentimiento que ha sabido desarrollar a lo largo de estos años. 16 discos como solista, sumado a múltiples trabajos colectivos, conciertos en diversos países denotan la versatilidad de su obra, donde puede cantar de las cosas más sencillas o de las realidades más duras de la humanidad.
La esperanza canta
Otro de los temas más sentidos de su vasto repertorio es “La esperanza canta”. Marta, antes de cantar explica a quién se lo dedica. “Hay unas cosas que se llaman los créditos. El 60 por ciento de esos créditos no se pueden pagar. Uno va al banco y solicita el crédito a veces para comprar cosas que no se necesitan, como una casa más grande, otro coche y a menudo, estos créditos no se pueden pagar. Y digamos que esa es una de las razones por las cuales estamos en esta crisis”. En esa antesala que siempre le da a su canción, sin necesidad de mucha teoría económica, explica una de las causas de las dificultades que acarrea el capitalismo, la usura y otros vicios que atentan contra los valores espirituales que deberían prevalecer.
Prosigue Marta: “Pero hay otros tipos de créditos más humanos. Se llaman los microcréditos. Son créditos pequeñitos, pedidos en su mayoría por mujeres en África y en Centroamérica. Ellas necesitan muy poquito para empezar un negocio. Puede ser un horno para hacer empanadas o para comprar hilos y hacer collares. Es como una pequeña manita que necesitan para empezar. Pero como no tienen nada para dar como aval, ellas tienen su palabra. Se reúnen en grupos de cinco. Cuando la primera paga el crédito, se lo prestan a la segunda, por lo tanto las cinco están unidas, así pagan su deuda y salen adelante. Esta canción es un homenaje a esas mujeres, a esa fuerza y a esa entrega.”
De mañana doña Juana se levanta
y va inventándose la vida como Dios se la dejó
y aunque sueña no es con duendes ni con hadas
doña Juana tiene un sueño que no cambia de colorY no es tanto lo que pide,
sólo un poco, es el principio,
el primer paso que le ayude a caminar,
y así de paso a pasito,
ella va abriéndose el camino
cuando arranque nadie la podrá pararCanta, la esperanza canta y con el tiempo
la tristeza cambia, como cambia el aguacero con los vientos
Canta que la vida aprieta pero abraza
al que con empeño alza sus alas en el viento y se echa a andarEn Managua doña Elda va amasando
con sus manos el maíz como su madre le enseñó,
pero entiende que sus manos no le bastan,
que las ganas no le alcanzan y se le quiebra la voz,
y no es mucho lo que pide,
sólo un paso es el principio, una mano que le ayude a trabajar
como es poco lo que tiene su palabra es lo que vale
su palabra es la de todas las demásCanta, la esperanza canta y con el tiempo
la tristeza cambia, como cambia el aguacero con los vientos
canta, que la vida aprieta pero abraza
al que con empeño alza sus alas con el viento y se echa a andar
Vídeo de la canción: “La esperanza canta” de Marta Gómez:
Sitio web: www.martagomez.com
En la ciudad del crepúsculo dorado
Noviembre, Domingo 08, 2020
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