Cantar es un arte, pero también se considera un don. El canto es una de las expresiones más sublimes que ha desarrollado la humanidad a lo largo de su historia. Al cantar hay una combinación física y espiritual que, al emitirse melódicamente, genera sensaciones y emociones que en la mayoría de las veces resultan agradables y placenteras tanto para su emisor como para los receptores. Es tan simbólico, que en el primer libro que se elaboró en una imprenta, hay un capítulo llamado “El Cantar de los Cantares”. Eso nos da una idea de que cantar es un hecho determinante a lo largo de la humanidad.
Los motivos para cantar son diversos. La epopeya griega llama Cantos a la historia de Troya, de Odiseo, referentes inmortales de un amor, una guerra y el ingenio de los hombres para vencer sus dificultades. Un poco más acá y en nuestro continente americano, encontramos en la obra de Pablo Neruda “Un canto para Bolívar”, hermoso tributo al Padre de la Patria quien asumió la liberación de los pueblos oprimidos por voluntad del imperio español.
A mediados del siglo XX, el mundo vio cómo un grupo de jóvenes en una pequeña isla en el Mar Caribe levantaban la bandera de la dignidad ante los abusos del gobierno norteamericano y la complicidad de un grupo de sus connacionales. Los nombres de Fidel Castro, su hermano Raúl, Camilo Cienfuegos y el Ché Guevara, entre otros, serían comunes y motivos de inspiración para canciones, películas, documentales, poemas y hasta videojuegos. La trascendencia de estos personajes es épica. Símbolos de rebeldía y justicia.
Fidel y Raúl asumieron el liderazgo ejecutivo del gobierno cubano. Ambos, fueron objeto de múltiples atentados, sin éxito. Por su parte, Camilo cambió de paisaje en un fatal accidente aéreo el 28 de octubre del año 1959. Es decir, a 10 meses del triunfo de la Revolución Cubana. Era el Jefe del Estado Mayor del Ejército Rebelde. Por su parte, en el caso del Ché Guevara, asesinado en Bolivia, se convirtió en ejemplo de lucha y en uno de los hombres contemporáneos más influyentes de la historia.
El hombre
Ernesto Guevara de la Serna es oriundo de Rosario, Argentina. Su fecha de nacimiento es el 14 de junio de 1928. Con problemas respiratorios, Ernesto convivió con el asma. Primer hijo de Ernesto Guevara Lynch y de Celia de la Serna, que constituían una de las familias más ricas de su país, cuando tenía 4 años de edad, se mudan hasta Alta Gracia, buscando mejores ambientes por la salud de Ernesto.
Desde su infancia demostró interés por la lectura. Su condición de asmático lo hizo perder algunos años formales de la escolaridad, los cuales fueron compensados por la dedicación de su madre. Además, la biblioteca de su casa estaba bien conformada. Eso lo acercó a clásicos de la historia, la literatura, la filosofía, el arte y la fantasía. Se hace amante de autores como Julio Verne, Horacio Quiroga, así como de las obras de Carlos Marx, Federico Engels y Lenin, que sin duda aportaron elementos fundamentales en su formación.
Jugador de rugby, el cual, por razones obvias tuvo que abandonar. Amante de la poesía y la fotografía. Su famoso viaje en motocicleta por el continente americano es una hermosa historia de aventuras y aprendizaje. Tiene como antesala que, a los 22 años, cursando sus estudios de medicina en la Facultad de Buenos Aires, emprendió un viaje en bicicleta por diversas provincias de su país. En ese contacto directo con su pueblo, local y continental, pudo palpar la realidad de la explotación del hombre por el hombre.
Guerrillero heroico
El cubano Alberto Díaz “Alberto Korda” captó, a través de su cámara Leika, una expresión del Ché, la cual se ha convertido en una de las imágenes más difundidas en la historia de la fotografía. El contexto fue luctuoso. El 5 de marzo del año 1960, se desarrolló el funeral de las víctimas del barco francés La Coubre. Ese triste día, donde el pueblo cubano pudo evidenciar uno de los tantos intentos perpetrados por la Agencia Central de Inteligencia para derrocar la Revolución Cubana, la imagen del Ché se haría inmortal. Ese día Korda, sin proponérselo, lograría un retrato inmortal.
Al respecto, en una entrevista al autor de la foto titulada “Guerrillero Heroico”, dijo: “En aquella fotografía, el Ché parecía indignado y enfadado, pero ahora refleja valor y confianza”. Y era lógico que sintiera indignación. Un día antes, él había asistido a prestar ayuda a los marineros que sufrieron el incendio, así como a los socorristas que también murieron en el atentado. Varias personas desaparecidas y casi un centenar de muertos. La acción terrorista buscaba doblegar las fuerzas del gobierno revolucionario. Pero el efecto que generaron fue el contrario.
En ese acto, el Comandante Fidel Castro expresaría una de sus alocuciones más elocuentes. Además de demostrar las pruebas del intervencionismo norteamericano, dejó en claro el camino que seguiría al lado de su pueblo. La famosa frase: “Patria o Muerte” se escuchó por primera vez ese día. Luego, 4 años después, en su intervención en la Organización de las Naciones Unidas, el Ché en su condición de Ministro de Industria asiste como representante diplomático de su país, cerrando su discurso con la misma expresión.
En Octubre nació para todos
El 09 de octubre del año 1967 el cuerpo sin vida del Ché fue exhibido como un trofeo. Una vida intensa, de múltiples viajes por todo el mundo, llena de reflexiones, cargada de un fuerte amor por la humanidad era cegada en La Higuera – Bolivia. El imperio norteamericano lograba arrebatarle el aliento a un argentino – cubano que se hizo médico, guerrillero, político y líder mundial. Por eso el trovador Vicente Feliú nos dice en su canción “Ché: 30”, que en “ese octubre nació para todos”.
Con su asesinato, a los 39 años de edad, vino la leyenda. “Ché”, tres letras que definen un carácter, un ideal, una inspiración. Diversos poetas, cantores y grupos han dedicado composiciones en su honor. Las voces de Carlos Puebla, Alí Primera, Víctor Jara, Ángel Parra, Nicolás Guillén, Silvio Rodríguez, Vicente Feliú, Noel Nicola, Santiago Feliú, Frank Delgado, Ismael Serrano, Gerardo Alfonso, Mario Benedetti, Quilapayún, Inti Illimani, Atahualpa Yupanqui, Patricio Manns. Raly Barrionuevo, Chico Buarque, Daniel Viglietti, Pablo Milanés, han concebido obras de gran sensibilidad destacando su épica.
Es como si el Canto al Ché fuese una secuencia generacional. Es nuestro Aquiles o Ulises de la cultura griega. Su luz se extiende en el horizonte, más allá de lo imaginado. Canciones, discos, conciertos, poemarios, franelas con su imagen, afiches con sus mensajes son parte de la cultura global. Es un homenaje permanente, justo y necesario, para un hombre que vivió acorde a sus ideales. Todo a su alrededor implica un merecido análisis. Muchos han pretendido, como era de esperarse, dañar su memoria. Buscan desacreditar su legado con algunos señalamientos. Al respecto, Vicente Feliú nos dice en su tema “Una Canción Necesaria” que “se debe proteger de ser Dios”.
Y al respecto, el escritor uruguayo Eduardo Galeano, dijo de él: “¿Por qué será que el Ché tiene esta peligrosa costumbre de seguir naciendo? / Cuanto más lo insultan, lo manipulan, lo traicionan, más nace. / Él es el más nacedor de todos / ¿No será porque el Che decía lo que pensaba, y hacía lo que decía? / ¿No será que por eso sigue siendo tan extraordinario, en un mundo donde las palabras y los hechos muy rara vez se encuentran, y cuando se encuentran no se saludan, porque no se reconocen?”
Cinco de sus mejores frases
Con un hombre del nivel cultural del Ché y la elocuencia que lo caracterizó, es lógico que sus expresiones posean una inmensa carga emotiva. Voy a cerrar este Canto al Ché, con cinco de ellas:
- “El futuro pertenece al pueblo y poco a poco o de un solo golpe tomará el poder, aquí y en todo el mundo”
- “Si no existe la organización, las ideas, después del primer momento de impulso, van perdiendo eficacia”
- “Todos los días la gente se arregla el cabello, ¿por qué no el corazón?”
- “Nos hemos declarado partidarios de los que luchan por la paz”
- “La arcilla fundamental de nuestra obra es la juventud”
En la ciudad del crepúsculo dorado
Octubre 4 del 2020
@cantourgente