En las poblaciones de Lezama, San Rafael y Altagracia, en el estado Guárico, existe una riqueza cultural imponderable que encabeza la Diablada de San Rafael de Orituco.
Texto: Prensa FMC
Entre las manifestaciones que acompañan a los diablos danzantes, está la Jinka o Tambor de Orituco, manifestación tradicional, de origen africano, traída por los negros esclavos provenientes del Congo, África, en el siglo XVII.
Estos africanos fueron traídos a la hacienda Tocoragua a realizar trabajos de siembra de caña de azúcar. Su día libre era el 24 de junio, día de San Juan Bautista. Luego de finalizar el ritual al santo y guardada la imagen en la iglesia, solicitaban permiso a las autoridades para que el pueblo bailara, es aquí donde la mujer se incorpora a participar.
La música
Los instrumentos para ejecutar esta manifestación son: un tambor cumano, un par de palos de 40 centímetros aproximadamente y un par de maracas (influencia indígena) las cuales son ejecutadas por uno de los cantadores.
La percusión es ejecutada por dos hombres, uno que toca el cuero, colocado a un extremo del tambor y el otro que toca golpeando el cuerpo del tambor con los palos, y el canto es realizado por dos o más cantadores y se llaman cantos de luceros, los cuales están estructurados con base en coplas en cuartetos, acompañados al final de cada uno de estos por un estribillo o coro, destacando que los versos son improvisados.
Sobre el baile
Se realiza por pareja (un hombre y una mujer) bailando en forma de valseao, en el lucero. Luego, uno de los versadores pide que cambien a la Jinka; ritmo más acelerado y en la que las parejas bailan sueltas y libremente, tratando la mujer de echarle “justan” al hombre y hasta de tumbarlo; mientras esto ocurre los cantadores animan a los bailadores para motivarlos más y a su vez los bailadores están pendientes de oír lo que les indican los cantadores. Bailan primero pareja por pareja y luego todas hasta finalizar.
El traje
La mujer viste blusa blanca y una falda larga y amplia, estampada con flores. El hombre usa pantalón color caqui y franela blanca, siendo el calzado unas alpargatas o simplemente descalzos.
Como dato curioso, la mujer no usa pañoleta, sino que luce sus hermosas clinejas.
Esta manifestación, como parte de la cultura local, se baila en cumpleaños, matrimonios, bautizos y otros eventos sociales, es decir, en cualquier día, esquina y hora es un buen momento para realizarla.
El pueblo se ha apropiado y se identifica con su manifestación gracias al trabajo de muchas cultoras y cultores que ya no están con nosotros y de los cuales aprendí y me tomo la libertad, como ellos, de transmitir estos saberes con humildad.
El texto es de la maestra y cultora Silene Valero, oriunda del estado Guárico