“Metáfora de las tres ventanas. Venezuela: Identidad en tiempo y espacio” es el título de la propuesta curatorial con la que nuestro país participa en la 58º Biennale di Venezia, sin dudas la Bienal de Arte más importante del mundo. Dicha propuesta busca hacer de Venezuela la metáfora de una gran casa, para dar a conocer un poco la diversidad de lo que ocurre dentro de ella a través de sus ventanas, cuyos ejes temáticos son: lo ancestral, el petróleo y la migración.
Texto: Prensa RG
La exposición cuenta con la participación de cuatro talentos venezolanos, entre los que se encuentra Ricardo García, originario de la ciudad capital. Es dibujante, pintor y artista gráfico, con más de 20 años de trayectoria artística. Comienza sus estudios en la Escuela de Artes Visuales Cristóbal Rojas de la mano del maestro Félix Perdomo.
La instalación de García en la Biennale se enmarca dentro de la ventana del petróleo y se titula “Lo crudo de la bestialización”.
Está compuesta por cuatro dibujos de gran formato, realizados con pintura acrílica negra y asfalto. “Este trabajo es parte de una serie que tiene que ver con el proceso de bestialización, es decir, de cómo los sujetos se van despojando de su condición humana a través de la pérdida de la razón, quedando reducidos a animales que responden sólo a su instinto de supervivencia. El petróleo es uno de tantos elementos que catalizan estos conflictos sociales, económicos, culturales y que generan irremediablemente la metamorfosis en los sujetos”, explicó el artista.
De Europa y la búsqueda del oficio
Durante el año 2018 fue merecedor de la primera Residencia Artística del Museo Alejandro Otero de Caracas. A finales del mismo año es aceptado en dos academias de dibujo y pintura clásicas de gran prestigio en Europa, una de ellas la Academia de las Artes de Florencia (The Florence Academy Of Art), en Italia. “Esta es una academia muy exigente y de alto nivel, se postula mucha gente de todas partes del mundo y sólo aceptan a un número limitadísimo de personas, y tuve la dicha de ser uno de ellos. Sin embargo, he intentando desde entonces obtener una beca para estudiar allí y no ha sido posible hasta el momento. He acudido a instituciones como: el Ministerio de Cultura, el Banco Central, el Bandes, Fundayacucho y otras entidades de Estado que pudiesen acompañar el desarrollo de talentos venezolanos”, explicó.
García llegó a Europa el 12 de mayo de este año para la apertura del Pabellón de Venezuela en la 58º Biennale di Venezia y, luego de una semana de intenso trabajo en esa capital mundial de las artes, comenzó su periplo por el viejo continente estudiando de cerca a los maestros del Renacimiento y los grandes prodigios del arte hasta el siglo XX, estableciendo finalmente su taller en Barcelona-Cataluña, donde produce copiosamente una nueva obra e investigación, así como lazos con artistas y galeristas de la escena cultural catalana. El pintor retornará a Venezuela a mediados de agosto, sin embargo no descarta volver a Barcelona donde otra gran academia aceptó su postulación.
“Volver a Europa para perfeccionar mi técnica y afianzar mi oficio como pintor dependerá en gran parte de los recursos que por cuenta propia pueda conseguir, algo muy complejo pero no imposible”, dijo García, al ser preguntado cómo pagaría la elevada matrícula de estas escuelas de talla mundial.
Actualmente, cuenta con una exposición individual en el Museo de Bellas Artes de Caracas, titulada Las Demoníacas, perteneciente a su serie de la Bestialización Humana, dibujos de gran formato hechos sobre papel en forma tradicional. Muestra que ha causado mucho impacto sobre todo en las nuevas generaciones de dibujantes del país.
Bajo la premisa ¿Para quién creamos? Este artista dialoga con el espectador desde la confrontación con aquello que solemos ignorar, bien sea por cotidianidad o por pertenecer a ese estatus quo del cual nos quiere hacer conscientes. Hay un mundo que grita sin parar y García intenta hacerse eco de ese grito.
A lo largo de su carrera ha expuesto de forma individual y colectiva en los museos más importantes del país y una parte importante de sus obras se encuentran en la Colección del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas Armando Reverón y en el Museo de Arte Coro, entre otros, pertenecientes a la Fundación Museos Nacionales de Venezuela.