Evio Di Marzo: un trovador caribeño que dominó la belleza

“Mucho antes que llegaran los españoles, mucho antes que llegaran blancos y negros, ya en América los indios, dominaban las estrellas, ya en América los indios, dominaban la belleza, y en las tardes puedo verlos reflejados en el cielo, en el cielo, el cielo del tiempo”.

Texto: AVN

Eso se atrevía a escribir y cantar Evio Di Marzo en los 80, al mismo tiempo que sus colegas interpretaban Zapatos de tacón alto, Descarado o Mamita ábreme la puerta.

Este trovador contemporáneo, que defendió el sonido caribeño al ultranza, además de Selva del Tiempo grabó temas que marcaron su momento como De dónde viene tu nombre y Yo sin ti no valgo nada. Sus líricas supieron alternarse entre lo combativo y lo romántico y a pesar del veto que sufrieron por parte de la industria musical que lo calificó como subversivo, junto a su agrupación Adrenalina Caribe ocupó un lugar insustituible entre los melómanos venezolanos.

Con su prematura partida este lunes 28 de mayo, Di Marzo lega al acervo musical nacional una obra comprometida y de genuina calidad artística, que traspasó generaciones.

Siempre a su manera

Evio, a secas, como se le conoció en el ambiente musical desde sus inicios, nació en Caracas el 23 de mayo de 1954. Hijo de madre y padre provenientes de Italia, se enamoró desde muy joven de la música. Aprendió de forma autodidacta a interpretar diversos instrumentos y desde adolescente le bajó la musa para escribir sus propias letras.

Con 13 años de edad, junto a su hermano Yordano, formó la banda Ford Rojo 1954 que más adelante cambió de nombre a Sietecueros. A finales de los 70 se junta con algunos músicos del sector caraqueño de Sarría y nace Adrenalina Caribe, agrupación con la que grabó cuatro discos.

En 1991 adoptó el Islam como forma de vida y se apartó del ojo público. Su conversión a la religión musulmana le hizo acoger una vida austera en lo material pero muy rica en lo espiritual. Desde entonces se encargó de pregonar el mensaje de hermandad plasmado en el Corán y no dejó de portar una pañoleta palestina en solidaridad con este pueblo del Medio Oriente.

Con esa misma pañoleta amarrada al micrófono, el pasado 27 de abril subió a la tarima del café La Patana Cultural en el Teatro Teresa Carreño para encabezar un reencuentro de Adrenalina Caribe, luego de ocho años en que sus integrantes no coincidían. Celebraron los 27 años de su último disco. Descargaron. Pusieron a bailar a su público de siempre, que lo aplaudió como siempre. Y sin saberlo, fue una despedida.

Antropólogo de formación, dio clases en la escuela de sociología de la UCV. Tuvo diez hijos. Se desempeñó como empresario, montando el restaurant Evio’s Pizza, primero en Los Palos Grandes y luego en el Teatro Principal, diagonal a la Plaza Bolívar. Ambos lugares fueron punto de encuentro de la bohemía caraqueña. Chavista de los que no se quedaban callados. No hay nadie de cualquier bando que no tenga solo bellas palabras para recordarlo y rendirle tributo.

“Esta madrugada a puertas adentro me toca llorar a mi hermano. Hoy me quedo con el recuerdo de lo que fuimos, con su genialidad musical, con sus hermosas canciones que vivirán para siempre, me quedo con su manera particular de ver la vida, con sus 10 hijos, mis sobrinos a los que amo con toda el alma, me quedo con la vida vivida ‘siempre a su manera'”, es parte del mensaje con que Yordano confirmó la partida del Evio a través de la red Instagram.

Adelantado a su época

Entrevistado por AVN, el rockero Paul Gillman recordó que conoció a Di Marzo mucho antes del boom de Adrenalina Caribe. “Él tenía un estudio de ensayo al que le decían El sótano de La Florida a donde íbamos muchos artistas de diferentes géneros. Yo tuve la oportunidad de ensayar ahí durante toda la creación de mi segundo disco como solista, El Guerrero, en 1985”, relató.

Gillman también recuerda de sus encuentros en la pizzería de la Plaza Bolívar. “Siempre fue una persona muy amable, muy concentrada en su trabajo. (…) Supe de su crítica constructiva, sobre todo cuando se estaban haciendo muchos los conciertos en La Carlota y él hablaba sobre la injusticia con las bandas venezolanas a las que se le ponía en una tarima chiquitica y los grupos internacionales en tarimas gigantes”.

También habló el cantautor Roque Valero, quien a pesar de no haber compartido tarima con Di Marzo, rememora cómo conoció su sonido y cómo nació su admiración por sus letras.

“Crecí escuchando la música de él y la de su hermano. Primero la de él porque por una casualidad llegó a mi casa primero un disco de Adrenalina Caribe con temazos de él. Lo que más me gustaba era la lírica, me parece que era un músico adelantado a su época, que lo que hacía musicalmente no correspondía a lo que estaba sucediendo en Venezuela en ese momento ni en Latinoamérica en general. Toda esa mezcla de lo tropical con la trova, hasta con el pop, eso lo logró él antes que mucha gente en este país y en el continente”, valoró.

“Es una gran pérdida para Venezuela, para la poesía, para la música, para la lírica. Es una gran pérdida porque era un gran ser humano y un gran artista”, subrayó Valero.

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