El maestro de la plástica Diego Barboza siempre estuvo seducido por el carnaval y otras fiestas populares, algo que reflejó en su obra y que el público tendrá la oportunidad de apreciar en Diego Barboza: una vida entre redes, documental que proyectará la Biblioteca Pública de Arte del Museo de Arte Contemporáneo “Armando Reverón” durante los meses de mayo y junio.
La proyección de este testimonio forma parte del programa informativo de la institución, que en esta ocasión ofrece al público la oportunidad de apreciar la aventura audiovisual del devenir de Barboza por varias etapas de su vida: la infancia, la adolescencia y la adultez. Al mismo tiempo que explora la forma que tuvo el artista de concebir la vida y el arte.
“Mi obra no es para ser comprendida, mi obra es para ser vivida”, esta es una de las frases de este creador registradas en este documental, el cual se realizó en los últimos meses de su vida. Su pasión por fechas particulares del almanaque tradicional siempre fue reiterada cuando hablaba: “Las experiencias de las fiestas de los pueblos, las retretas, los carnavales, los ambientes de bambalinas de colores y piñatas donde se celebraban los cumpleaños, llenaron mi imaginación de fantasía y sueños, sin separarme de la realidad, por el contrario, uniéndome a ella, unión que expresé plásticamente a través de un lenguaje”.
A juicio de los críticos, este creador zuliano comenzó a trasmutar estos actos y a darles una interpretación personal y en ese transcurrir del tiempo destacarían de manera particular las “acciones poéticas”, denominadas así por el mismo Barboza, las cuales consistían en actos realizados al aire libre, actividades grupales que contaban con la participación del público espectador.
Barboza cuando se refería a estas acciones decía que resultaban experiencias en parte ficción, en parte realidad, pero que también se nutrían de racionalidad y magia.
El documental Diego Barboza: una vida entre redes tiene una duración de 27 minutos. Fue realizado bajo la dirección y cámara de Luis Alejandro Rodríguez, la dirección ejecutiva de Humberto Galvís Chacón, la dirección de fotografía de Pedro Martínez Laya, la edición y sonido de Carlos Manuel Lazo, la animación digital de Evans Briceño y, el material fotográfico aportado por la familia Barboza y el G2 Grupo Creativo, en Caracas, en el año 2003.