Hace 170 años, Carlos Marx y Federico Engels afirmaron en el Manifiesto Comunista que la civilización construida por el capitalismo avanzaba hacia su propia destrucción, al no poder resolver la contradicción entre su acelerado desarrollo material y la depauperación de la sociedad. Hoy, asegura el filósofo Vladimir Lazo, asistimos a la consumación de ese anuncio: “El tipo de humanidad que forjó el capitalismo ya dio todo lo que pudo, y está en un momento en que va hacia su agotamiento”.
Texto: Prensa CNH
“No pretendo decir que vamos a ve el final de la civilización capitalista, porque en la historia nadie puede saber cuándo va a ser el final de nada, pero esa humanidad ya dio incluso sus propios medios de destrucción. Y estamos viendo su proceso de autodestrucción”, aclaró el filósofo en la en la Cátedra de Historia Insurgente Federico Brito Figueroa del Centro Nacional de Historia, que conmemoró este jueves los 170 años de la publicación del Manifiesto Comunista.
Valores en quiebra
Lazo destacó que Marx y Engels, al explicar el modo en que funcionan realmente la historia y la política, revelaron que la sociedad y la civilización en general dependían de la forma en que las organizaran las clases económicamente dominantes. En ese sentido, indicó que los intereses particulares de esas clases se le imponían al resto de la sociedad junto con sus propios fines y valores.
Esos fines y valores, advirtió, se han agotado. En parte porque la propia dinámica del desarrollo capitalista le ha quitado a todo cualquier sentido de perdurabilidad: “Nada perdura, todo se vuelve obsoleto, todo pierde valor rápidamente”. Como lo dijeron Marx y Engels, en el capitalismo “todo lo sólido se esfuma en el aire”.
La política al desnudo
La política nunca volvió a ser lo mismo después de la publicación del Manifiesto comunista, “porque quedó demostrado que, al igual que la historia, dependía del desarrollo de fuerzas sociales y económicas, y no de reyes o conflictos entre Estados o instituciones”.
Escrito por Carlos Marx y Federico Engels y publicado por primera vez en Londres el 21 de febrero de 1848, hace 170 años, el Manifiesto Comunista impactó de forma irreversible la dinámica de las luchas políticas a escala mundial. “Desde que se mostró que la política y las figuras de poder dependían de cosas distintas a ellas, y que eran expresión de intereses económicos y de clases, ya no hubo marcha atrás. Los partidos políticos quedaron al descubierto como representantes de unas fuerzas que ellos no controlaban”, sostiene Lazo.
Fue un hecho demoledor poner en evidencia que “las figuras de poder dependían de grupos sociales organizados económicamente, y que no era al revés. Se descubrió que ni la política ni la sociedad ni la economía dependían de esas figuras”.
Quedó claro que “los partidos y otros factores políticos son grupos con vocación de poder que responden a intereses de poder de clases concretas. La política por primera vez comenzó a ser vista como lo que realmente era, su verdadero sentido quedó al descubierto”, sentenció el filósofo.