Como un artista integral, orgánico, insurgente y conectado con su entorno fue catalogado el artista plástico venezolano, Armando Reverón, por el poeta Juan Calzadilla; el historiador Edwin Chacón y la presidenta de Monte Ávila Editores Latinoamericana, Maria Elena Rodríguez, en horas de la tarde de este lunes, en la Librería del Sur del Teatro Teresa Carreño durante el conversatorio Reverón, voces y demonios.
Fotos: AVN (Andreína Blanco)
En Macuto, estado Vargas, sector Quince Letras, vivía este pintor que se distinguía por sus obras paisajistas y cargadas de su realidad.
Para Edwin Chacón, este irreverente artista “rompió con los ismos propios de la historiografía del arte europeo, porqué Reverón si tuvo algunos elementos del impresionismo así como también del impresionismo, sin embargo él se alejo de ambos lenguajes”.
Chacón destacó que todo el trabajo artístico de Reverón también lo integraban sus objetos, “más allá de la pintura están también los objetos, éste se convierte en otra referencia importante para estudiar y analizar la obra de Reverón, ya que este forma parte del imaginario como lo son sus muñecas, intervenidas por él y confeccionadas por Juanita y algunas vecinas, el yute de los años 40, sacos de cemento y legumbres que se conseguían en el puerto, entre otros”.
Para entender la obra de este pintor, precisó el historiador, debe entender que “el concepto inspiración es un cliché que nosotros debemos deslastrar, es la disciplina un hecho constante, Reverón lo fue, al alejarse de Caracas y centrarse en el Litoral estableció la diferencia que caracterizan sus obras.
Desde la disertación del libro Reverón, voces y demonios, compuesto por el poeta Juan Calzadilla, en lo que a temas y orden del volumen se refiere, el crítico de arte venezolano se refirió al pintor como “un artista rebelde, subversivo y precursor del arte”.
“Para armar un cuadro, Reverón acudía al teatro, convenía a su técnica, porqué él era un pintor de acción ya que pintaba con todo el cuerpo y también producía sonidos con su paleta para luego echar unas pinceladas, esto en la pintura se conoce como gesticulación, pues es una forma artística, los críticos de Venezuela nunca hablan de esto sino de la forma pura, los tres periodos, el azul, blanco y sepia, ellos piensan que las obras que merecen crédito para considerar un artista como importante tienen que ser de calidad y aquellas que no llevan un resultado como el que se espera no son aceptadas”.
Parte del programa de actividades gratuitas que desarrolla Monte Ávila Editores Latinoamericana para el pueblo venezolano, contempla para este viernes 13 de mayo, el conversatorio “Rengifo: entre máscaras y pinceles”, mientras que el día lunes 16 se disertará sobre el poeta, pintor y critico de arte venezolano, Juan Calzadilla. Ambos encuentros se efectuarán a las 3 de la tarde en la Librería del Sur del Teatro Teresa Carreño.