Nuestra cultura caribeña es amplia como el mar que la nombra y, en este caso, Puerto Rico es baluarte de muchas expresiones literarias que a veces exceden lo que estrictamente se entiende por literatura. Es por esa riqueza literaria que Puerto Rico será el país invitado en la edición número 11 de la Feria Internacional del Libro de Venezuela (Filven), que se realizará del 12 al 22 de marzo de 2015.
Texto: Centro Nacional del Libro
Como una breve reseña histórica, hay que destacar que gracias al fray Ramón Pané y a otros cronistas se sabe de la existencia del Areyto, un canto de índole épica que se bailaba al sonoro ritmo de los tambores hechos de madera hueca, que los indígenas denominaban “mayohavau”.
Estos cantos, del mismo modo que ocurre en tantas culturas a lo largo del planeta, describían las hazañas de los héroes de otros tiempos, de los caciques de antaño, sus genealogías y las batallas en las que participaron; y como ocurre también en casi todo el mundo, no han llegado hasta nuestros días.
Desde entonces, las letras boricuas han pasado por grandes transformaciones. Una de las más representativas fue durante las fiestas decembrinas de 1843, cuando se publica el primer Aguinaldo puertorriqueño, libro que se pretendía sirviera de regalo navideño imitando una costumbre europea en boga por aquellos tiempos.
El título del libro hace caer fácilmente en el error de pensar que es una colección de aguinaldos, entendiéndose estos como canciones con temática navideña. Sin embargo, se trata de una serie de colaboraciones o escritos en verso y prosa, que nada tienen que ver con la navidad. Estos fueron escritos por Francisco Pastrana, Carlos Cabrera, Martín J. Travieso, Benicia Aguayo, Mateo Cavailhon y Alejandrina Benítez, el desconocido M. A. y los peninsulares Ignacio Guasp, Juan Manuel Echavarría, Eduardo González Pedroso, Fernando Roig y Francisco Vasallo, padre.
En 1844 aparece el Álbum puertorriqueño, obra compuesta de 2 ensayos en prosa y 49 en verso realizados por cinco estudiantes puertorriqueños en Barcelona, España, entre ellos Manuel A. Alonso y Santiago Vidarte, quienes querían manifestar mediante este trabajo –amén de la emoción y el agradecimiento que sentían por la aparición del Aguinaldo puertorriqueño– su amor a la isla y la producción literaria que se gestaba. Para después, en Barcelona durante el año 1846, dar a luz el Cancionero de Borinquen con 37 composiciones o poemas, con casi todos los mismos autores del anterior.
La importancia de las obras antes mencionadas recae como iniciadoras de una literatura a la que podemos llamar “puertorriqueña”, y cuyo primer gran exponente será El Gíbaro, de Manuel A. Alonso, publicado en 1849. En esta obra, Alonso intenta fotografiar las costumbres y tradiciones de Puerto Rico para el año 1849, como también expresa su crítica acerca de éstas.
Esta novela visibiliza la producción literaria durante una época donde se consideraba a las Antillas como un “lugar desértico” por su poca producción cultural, ya que nada más eran reconocidas por el comercio o como un lugar donde se iba únicamente a buscar riquezas.
Alonso introduce un libro dividido en escenas, donde cada una de ellas son estampas de las antiguas tradiciones puertorriqueñas. El Gíbaro da comienzo al progreso y a la preservación de la cultura puertorriqueña por medio de una comunidad letrada.
Con el transcurrir del tiempo, muchos han sido los cambios y el crecimiento literario puertorriqueño.
El Grupo Guajana marca un hito por su alto nivel poético. Posteriormente, la Generación Ochenta, creada en los predios de la Universidad de Puerto Rico, en Río Piedras, gesta uno de los grupos más sobresalientes de la literatura puertorriqueña contemporánea. Este grupo se caracteriza por tener una voz única y particular que define un arte poética de toques surrealistas y denuncias sociales.
Actualmente, la literatura en Puerto Rico sigue ofreciendo su palabra necesaria, escribiéndose más allá de sus fronteras, y es por eso que esta Filven 2015 tendrá como invitado a este maravilloso país, para conocer cada día más a nuestros pueblos hermanos y juntos ¡leer al mismo son!