Pedro Bartolo Marín es uno de esos escasos fabricantes de instrumentos musicales en un estado que paradójicamente es cuna de grandes copleros, y reconocidos músicos que ejecutan el Arpa recia, el sonoro Cuatro y las replicantes maracas que componen nuestra hermosa música llanera. Este valioso artesano tiene su taller en su lugar de habitación a un costado de la perimetral norte a orillas del río Apure del municipio San Fernando. Hasta hace una semana vivía en un precario rancho de adobe y techo de zinc que ocultó a este enorme talento durante 40 años. Ahora es beneficiado con una vivienda digna ejecutada por el Gobierno Bolivariano.
Texto: RNV
Este hombre de la tercera edad, de piel morena, de contextura delgada y de tez recia típica del hombre de llano le gusta en gran manera su oficio, “trabajar en el patio de su casa rodeado de árboles, a salvo del fuerte calor que produce el sol que eleva la temperatura de su techo de zinc, allí pasa horas interminables haciendo lo que más le gusta: construir instrumentos musicales.
Confiesa que tiene más de 40 años en el sitio, arreglando y construyendo instrumentos. Su taller es único en la zona, fabrica arpas, cuatros,bandolas, mandolinas, guitarrones, maracas y todo tipo de instrumentos tradicionales.
Bartolo Marín Nació en el Año 1931 en un Sector del Municipio Biruaca Llamado Palo Quemado. Su padre vivía de la agricultura y su madre lavando, planchando y cuidando a sus hijos. Por circunstancias del destino la pareja se separa y queda al cuidado de su madre quien se dedica a criarlo junto a sus hermanos trabajando como conuquera para un hacendado de la zona, esfuerzo que recuerda con cariño y que dejó sembrado en su conciencia el amor por el trabajo.
Don Pedro Marín todavía conserva con orgullo en una de las paredes de su rancho arriba de un viejo guitarrón, los retratos en blanco y negros de sus padres y hermanos, que aunque venían de la pobreza le enseñaron nobles valores y principios que le serían muy necesarios para enfrentar el difícil camino que le tocaría transitar.
En la década de los 50, este apureño parte hacia Caracas con una maleta cargada de sueños y realiza varias actividades para ganarse la vida. Cuenta que una de las labores más difíciles que le tocó desempeñar, fue un duro trabajo con una máquina de romper pavimento en el plan de emergencia del gobierno de aquel entonces.
Allí conoció a su esposa con quien tuvo varios hijos a quienes les construyó una humilde casita en Cerro La Culebra, pero como tenía un espíritu aventurero buscó otros rumbos, se mudó a la ciudad de Maracay, estado Aragua, donde conoció a Máximo Pérez, un Guariqueño fabricante de instrumentos musicales quien le enseñó las técnicas de este noble oficio que cambiaría su vida para siempre.
Luego, retorna con estos conocimientos a su oriundo estado Apure donde comenzó a desarrollar esta actividad ganando el respeto de sus colegas artesanos. Hoy para cualquier músico es un honor tocar uno de sus instrumentos musicales por su calidad sonora y sus hermosos acabados. Grandes personajes de la música llanera han usado sus instrumentos artesanales entre ellos el Indio Figueredo y Eneas Perdomo. Incluso cuenta con tristeza que le construyó un cuatro al Comandante Chávez y no se lo pudo entregar.
En honor a su gran ejemplo de lucha, el Gobierno nacional, regional y municipal han decidido reconocer su trayectoria, dándole su nombre a una de sus más emblemáticas obras, el complejo socialista Pedro Marín, que comprende la ampliación del terminal de pasajeros Humberto Hernández incluyendo la edificación de una moderna área comercial que convertirá esta terminal en una de las más modernas de Venezuela. Don Pedro Bartolo Marín una gloria de nuestra cultura tradicional.