En 2014 Venezuela logró importantes avances en la lucha contra el tráfico ilícito de bienes culturales, el más importante fue el regreso de la Odalisca con pantalón rojo de Henri Matisse, que se suma al proceso de devolución del lote de piezas arqueológicas de origen costarricense recuperadas en el Caso Mannil y la gestión para el retorno de la Piedra Kueka del pueblo indígena Pemón.
Texto: AVN (Pedro Ibáñez)
Uno de los principales delitos que se comete en el mundo es el tráfico ilícito de bienes culturales, que consiste en la extracción de objetos patrimoniales, antropológicos y paleontológicos, los cuales ingresan a un mercado negro para su posterior venta o el lavado de dinero. Esta vulneración a la soberanía de los países está vinculada al consumo estético de las piezas por parte de coleccionistas y vendedores de obras de arte (marchantes), basado en el valor decorativo, “distinción” o buen gusto burgués que afecta a las culturas originarias mediante la recolección invasiva en sitios arqueológicos y la sustracción de obras en museos o recintos.
Uno de los casos más importantes ha sido la Odalisca con pantalón rojo (1925), repatriada luego de haber sido sustituida por una copia en el entonces Museo de Arte Contemporáneo Sofía Ímber (Maccsi), entre 1996 y 2002, siendo la única pintura de la serie Odaliscas de su autor resguardada en un museo de América Latina.
Tras 12 años de investigaciones y una operación policial en Florida, Estados Unidos, la pintura regresó al país el 8 julio de 2014, y mientras continúan las investigaciones para determinar responsabilidades sobre su sustracción, la pieza fue expuesta junto a la copia que la sustituyó en la sala principal del ahora Museo de Arte Contemporáneo (MAC).
Otro caso similar ocurrió en 2011 con un lote de pinturas coloniales que permanecía en una galería de arte, entre las cuales estaba el óleo de la sexta estación del Vía Crucis, el cual había sido extraído de la iglesia de San Francisco, en Caracas y que gracias a una denuncia el Instituto del Patrimonio Cultural (IPC) pudo recuperar, relató entonces el ex presidente de esta institución, Raúl Grioni, a la revista cultural digital Encontrarte, en su número 149. Esta práctica de sustracción, hurto, robo o sustitución de bienes culturales ha afectado a Venezuela y Latinoamérica desde los períodos de conquista y colonización, ha alimentado las colecciones personales y compuesto aquellas pertenecientes a museos de Europa y Estados Unidos con objetos provenientes de América, África y Medio Oriente.
En 2009, el Museo Nacional de Costa Rica denunció al coleccionista de arte de origen estonio residenciado en Venezuela, Harry Mannil, por el comercio ilegal de bienes arqueológicos. Mannil, quien falleció en 2011, estuvo involucrado en el tráfico ilegal de piezas precolombinas, 57 de ellas costarricenses, retenidas en una aduana de La Guaira (2010) y otro lote, que incluye más de un centenar de piezas venezolanas, incautado mediante allanamiento en la quinta Los Jaguares, ubicada en Caracas (2011).
Las piezas costarricenses resguardadas en la Galería de Arte Nacional (GAN) fueron sometidas a un proceso de verificación por parte de la jefa de Protección del Patrimonio Cultural de Costa Rica, Marlin Calvo Mora, quien visitó Venezuela el 9 de septiembre para cumplir con el requisito previo a la respectiva repatriación de las piezas a su país de origen, informó el Ministerio del Poder Popular para la Cultura.
Otras de las labores adelantadas son las gestiones para la repatriación de la Piedra Kueka del pueblo Pemón, extraída de forma ilegal en 1998 del Parque Nacional Canaima, para ser intervenida y expuesta en el parque Tiergarten, en Berlín, Alemania, por el millonario artista plástico Wolfgang Von Schwarzenfeld para su proyecto personal denominado Global Stone.
La Piedra Kueka es la abuela de los pemones, una roca de jaspe de unas 30 toneladas a la que le son atribuidas cualidades mágicas en la cosmogonía de este pueblo originario y su “donación” contó con el apoyo del presidente del Instituto Nacional de Parques (Inparques) del gobierno de Rafael Caldera (1994-1999), Héctor Hernández Mujica, quien facilitó los procedimientos para sacar la pieza del país.
En julio de 2014 la Fiscal General Luisa Ortega Díaz anunció en su programa de radio Justicia y Valores (90.3 FM), que el Gobierno nacional inició los procedimientos para el traslado de la Piedra Kueka-Abuela desde el país europeo para su repatriación. Las extracciones, excavaciones ilegales y el comercio de objetos arqueológicos son prohibidos por la Convención para la lucha contra el tráfico ilícito de bienes culturales de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés), en 1970, la cual ha sido suscrita por Venezuela y otros países.
En 1978 fue creado el Comité Intergubernamental para el Retorno de Bienes Culturales a sus Países de Origen cuyos auspicios han logrado resolver casos de restitución como el regreso por parte de Italia de 12 mil piezas precolombinas a Ecuador (1983), y recientemente (2010) la restitución por parte del Museo Barbier-Mueller de Ginebra, Suiza, de una máscara Makondé a la República Unida de Tanzania, indica la Unesco en su página web.
Venezuela ha puesto especial énfasis en la lucha contra este delito en concordancia con la legislación que opera desde hace décadas, como la Ley de Protección y Conservación de Antigüedades y Obras Artísticas de la Nación (1945), sustituida por la Ley de Protección y Defensa del Patrimonio Cultural (1993), y la Constitución Bolivariana, que establece en sus artículos 99, 100 y 121, el carácter inalienable de los bienes culturales, la protección a las culturas populares e indígenas.
Actualmente, el combate al tráfico ilícito es coordinado por el Comité Técnico contra el Tráfico Ilícito que incorpora al IPC, el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas, la Guardia Nacional Bolivariana, el Servicio Nacional Integrado de Administración Aduanera y Tributaria (Seniat) y la Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol).
Como parte de la lucha contra el tráfico ilícito el IPC elabora una propuesta para incorporar al Código Orgánico Penal una serie de artículos que definan los delitos contra el patrimonio cultural, además, elaboran un plan de formación para sensibilizar a las comunidades respecto al resguardo del patrimonio, para que denuncien actividades como excavaciones ilícitas y robo de piezas patrimoniales, detalló a AVN en julio pasado el actual presidente del IPC y viceministro para la Diversidad y la Identidad Cultural, Omar Vielma.
Bienes muebles o inmuebles, sitios arqueológicos, espacios arquitectónicos, piezas y obras de arte, que estén en manos del Estados o de coleccionistas privados, deben ser registradas y catalogadas para regular su circulación dentro o fuera del país como patrimonio tangible o bien cultural.