Pablo Neruda, más que un poeta

Neruda-2Pablo Neruda es más que poesía. En la historia, es uno de los escritores más importantes del hemisferio occidental y, sin duda, de los más universales del siglo XX. Este gigante hoy cumple 110 años de nacido. Es poco más de una centena de luz, de palabras que abarcan lo material y lo etéreo, de versos que trascendieron lo estético y se convirtieron en himnos trajeados de flores, horizontes, mar, esperanzas y amor, pero que, a la vez, fueron y serán dagas a la yugular de los asesinos y fascistas.


Texto: CIUDAD CCS (Luis Rivero Donalle)

Nacido en 1904, en Parral, Chile, la infancia, juventud y comienzos de la adultez del gran poeta transcurrió entre libros, medios impresos, amores y trabajo diplomático como cónsul de su país en varias naciones.

Fue el 18 de julio de 1917 cuando apareció en el diario La Mañana de Temuco ­–ciudad que lo acogió en sus amaneceres­– el texto Entusiasmo y perseverancia, con la firma de Neftalí Reyes, que, según la página web de la Fundación Neruda, quedó registrada como su primera publicación.

A partir de allí, continuó escribiendo. En sus albores dio vida a verdaderas joyas en las que están plasmados sus viajes, su visión del entorno, la descripción de la naturaleza, la mujer. En esta etapa están libros como Crepusculario (1923), Veinte poemas de amor y una canción desesperada (1924) y Residencia en la tierra (1935).

LA SANGRE Y LA TIERRA

En 1933, se encuentran dos gigantes: Pablo Neruda y Federico García Lorca. Desde que se conocieron, la camaradería se sembró en sus corazones y, poco a poco, floreció una amistad de roble: “Si pudiera llorar de miedo en una casa sola,/ si pudiera sacarme los ojos y comérmelos,/ lo haría por tu voz de naranjo enlutado/ y por tu poesía que sale dando gritos”, escribió el chileno en Oda a Federico García Lorca.

Esa hermandad tan honda se volvió infinito cuando llegó el aciago 1936. Si hay un año crucial en la vida Neruda es éste. Y es que en aquel periodo nefasto, en el que campeaba la sinrazón por Europa, estalló la Guerra Civil Española. Las hordas de ultraderecha de Francisco Franco, con su saliva llena de pus, de odios, se levantaron ante la República de ese país y García Lorca estuvo entre las víctimas del genocidio fascista.

Es inimaginable el dolor que sintió Neruda al enterarse de la noticia. Los actos que le prosiguieron demostraron que aquel hecho marcó un hito en su vida, no sólo por la pérdida del amigo, sino también por las miles de muertes que acarreó la violencia en la tierra de Cervantes. “¡No han muerto! Están en medio/ de la pólvora,/ de pie, como mechas ardiendo./ Sus sombras puras se han unido/ en la pradera de color de cobre/ como una cortina de viento blindado,/ como una barrera de color de furia,/ como el mismo invisible pecho del cielo”, empieza así su poema Canto a las madres de los milicianos muertos, uno de los que conforman el libro España en el corazón (1937).

Este último libro sólo fue parte de lo que realizó en solidaridad con los republicanos. Acompañó la trinchera de la palabra con acciones concretas: en abril de 1937, fundó, con César Vallejo, el Grupo Hispanoamericano de Ayuda a España. Además, motorizó gestiones en favor de los refugiados de ese país. A 2 mil 365 de ellos, que se encontraban en Francia, los embarcó en el legendario Winnipeg, para llevarlos a Chile, refiere la nota El imborrable poema de Neruda, publicada por el portal web Publico.es.

Desde ese momento, la poesía del nativo de Parral evolucionó y se acercó a ámbitos con los que antes apenas coqueteaba. Se hizo tierra, se acercó a la sangre de los pueblos, se mimetizó con un pensamiento orientado al marxismo que cada vez se hacía más fuerte en su interior. Esas nuevas voces se manifestaron en el Nuevo canto de amor a Stalingrado, escrito en 1943 , una oda a la resistencia soviética ante el asedio Nazi:

Guárdame un trozo de violenta espuma
guárdame un rifle, guárdame un arado,
y que lo pongan en mi sepultura
con una espiga roja de tu estado,
para que sepan, si hay alguna duda,
que he muerto amándote y que me has amado,
y si no he combatido en tu cintura
dejo en tu honor esta granada oscura,
este canto de amor a Stalingrado.

SE ABRAZA A LA POLÍTICA

1945 es otro año importante en la vida de Neruda. En marzo fue elegido senador de la República por las provincias de Tarapacá y Antofagasta. Dos meses después, el poeta suscribió su nombre en el Partido Comunista de Chile, desde donde tuvo una militancia que no abandonó jamás y a la que dedicó el poema A mi partido (1949).

En 1946, Neruda fue nombrado jefe nacional de Propaganda en la candidatura de Gabriel González Videla a la presidencia de Chile. A la postre éste, quien fue el candidato de la Alianza Democrática, resultó el ganador de la elección de ese año. No obstante, se divorció de los ideales que había planteado, traicionó a su pueblo y comenzó una feroz cacería de “brujas comunistas”, que llevó a la ilegalización del partido en 1948, al mejor estilo del falangismo.

Desde su posición como legislador, el poeta se convirtió en un férreo opositor de González Videla. El 27 de noviembre de 1947 publicó la llamada Carta íntima para millones de hombres, en la que denunciaba la dictadura que había en su país. Aquel pliego fue difundido en el diario El Nacional, en Venezuela, regentado por Miguel Otero Silva, pues la censura impidió que se difundiera en Chile. Este texto generó cólera en el tirano, cuyo gobierno pidió que se aprobara un desafuero, el cual se concretó en 1948. La decisión vino acompañada de una orden de detención que obligó a Neruda a esconderse y a entrar en la clandestinidad.

Tras mantenerse fugitivo, salió de Chile en febrero de 1949 y comenzó un exilio que se prolongó por poco más de tres años, durante el cual visitó la Unión Soviética y otras naciones y publicó lo que es la joya de la corona de su obra poética: Canto general (1950). En el Canto general hay textos en los que resuenan amaneceres y atardeceres: Juventud, Hambre en el sur, América, La guerra, La frontera, Las satrapías, Lautaro, La guerra Patria, Alturas de Macchu Picchu, Arena Americana, Los libertadores, entre otros tantos. En estos escritos Neruda eleva las palabras que le susurra el mundo, para darles eco y que sean estruendo por los siglos de los siglos.

El 12 de agosto de 1952 regresó a Santiago, tras ser revocada su orden de captura. En su país fue recibido como un héroe y se le rindieron varios homenajes. A partir de ese momento continuó por varios años su carrera literaria, en combinación con actividades de promoción de la cultura en Chile y en otras latitudes del continente.

EL OCASO

En 1969 se enciende la llama de la política, cuando Neruda es seleccionado como uno de los precandidatos a la presidencia de la República de su país, por el Partido Comunista de Chile. No obstante, al año siguiente, el poeta renuncia a tal aspiración para dar paso y apoyar a quien sería el postulado por la coalición popular en las elecciones de 1970: Salvador Allende.

Tras la victoria presidencial de la izquierda chilena, Neruda es nombrado embajador de su país en Francia, cargo que asume en 1971. Ese mismo año fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura, entregado por la Academia Sueca. Meses después, en 1972, tuvo su última aparición en público en un homenaje que le dio su pueblo en el Estadio Nacional de Santiago. Amor del bueno.

Con la salud deteriorada por un cáncer en la próstata, le comunicó, en febrero de 1973, al presidente Allende que había decidido renunciar a la Embajada en París. Inmediatamente se retiró del servicio público. El 23 de septiembre de ese año se apagó la llama que tiritaba en los ojos del poeta de América y se multiplicó en el viento, doce días después del golpe de Estado que sembró las sombras de una dictadura derechista en Chile, encabezada por Augusto Pinochet.

Dudas sobre su muerte

A pesar de que de manera oficial la muerte de Pablo Neruda fue adjudicada al cáncer de próstata que padecía, algunos familiares del poeta chileno presentaron la hipótesis de que pudo ser envenenado por esbirros de la dictadura de Augusto Pinochet, quien había derrocado al presidente Salvador Allende días antes.

En ese sentido, el año pasado, se hizo la exhumación de los restos del maestro y, tras la investigación pertinente, los encargados de la diligencia confirmaron la hipótesis inicial y aseguraron que el autor de Canto general falleció a consecuencia de la enfermedad crónica que padecía. No obstante, familiares de Neruda pidieron que la investigación se profundizara y que no se cerrara el caso, pues aún mantienen sus dudas.

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