Comunicado de la Red de Intelectuales, Artistas y Movimientos Sociales en Defensa de la Humanidad, a propósito del sensible fallecimiento del escritor Gabriel García Márquez.
No para de caer agua de lluvia en Macondo, la tierra mojada impone su aroma a todos los corazones arrugados. Un jueves santo, tal como Úrsula Iguarán, partió físicamente Gabriel García Márquez, El Gabo. Ese gigante de la literatura latinoamericana y universal llegó a esta tierra un 6 de Marzo de 1927, en Aracataca, el Macondo de verdad; a partir de ahí cogería vuelo una de las plumas más comprometidas con la realidad latinoamericana, una de las que mejor supo plasmarla en todas sus dimensiones.
El Gabo supo convertir hechos cotidianos en situaciones extraordinarias, su pluma hizo del relato de un náufrago una apasionante historia, que atrapó y atrapa a generaciones. De esa manera nos enseñó que en este continente lo ordinario se hace extraordinario si aprendemos a verlo con los ojos correctos. Pero también nos trajo un Simón Bolívar de carne y hueso, vivo, cercano, no el de los mármoles en los serios libros de historia, sino el compañero soñador en la etapa más difícil de su vida.
Así también los dolores de las guerras intestinas en nuestro continente vieron luz en su obra, cuando aquel coronel envejecido caminaba todos los viernes a buscar la carta que nadie le escribía.
Gabriel García Márquez no fue genial por ser de izquierda, fue de izquierda porque su genialidad consistió en comprender y vivir la realidad latinoamericana. Supo palpitar al ritmo de los pueblos, de manera que nunca dejó de acompañar sus luchas, que fue reflejada en sus textos, crónicas y cuentos.
Desde la aventura política de Miguel Littin hasta su acercamiento a “Los dos Chávez”. Su palabra expresó cada una de las heridas en el corazón de Nuestra América, desde las masacres bananeras hasta el relato del exilio. Fue entrañable amigo de Fidel Castro y de esa manera compañero defensor de la Revolución Cubana.
Miles de jóvenes de todas las generaciones hoy están huérfanos de aquel padre que los tomó de la mano para llevarlos a las puertas de la literatura universal, pero que nunca los dejó olvidar el tacto de los pies sobre este barro. García Márquez fue para muchos la iniciación a la lectura, a la vez que el descubrimiento de que tenemos voz propia, un lenguaje destinado a descubrir la magia que nos constituye.
El Gabo nos hizo sentir orgullosos de lo que somos, sabiendo que desde nuestra palabra podemos hacer aportes a la humanidad.
La Red de Intelectuales, Artistas y Movimientos Sociales en Defensa de la Humanidad se siente profundamente orgullosa de contar con el nombre de Gabriel García Márquez entre sus fundadores, a su vez expresa su profundo pesar ante esta partida.
Extendemos nuestras condolencias a sus familiares y amigos, recordando que sus letras vivirán por siempre entre nosotros. En esta hora recordamos las palabras del Comandante Eterno Hugo Chávez en la fundación de la CELAC: “A nosotros, pareciera que alguien nos condenó a 100 años de Soledad y a 100 más. Pero quizás, porque fuimos condenados quizá a esos cien primeros y a esos cien segundos, entonces alguien nos dio una segunda oportunidad”