El Gobierno de Bolivia ratificó recientemente que la megaempresa estadounidense Coca-Cola y la franquicia más grande de comida rápida, McDonald’s, dejarán de operar en suelo boliviano a partir del 21 de diciembre de este año. Así lo señaló el Ministro de Exteriores boliviano, David Choquehuanca, quien en declaraciones ofrecidas este fin de semana sostuvo que la decisión “estará en sintonía con el fin del calendario maya, y será parte de los festejos para celebrar el final del capitalismo y el comienzo de la cultura de la vida”.
Texto: Telesur, Ciudad Caracas, Adital, Kaos en la Red
“El 21 de diciembre de 2012 es el fin del egoísmo, de la división. El 21 de diciembre tiene que ser el fin de la Coca Cola, y el comienzo del mocochinche (refresco de durazno). Los planetas se alínean después de 26 mil años (…) Es el fin del capitalismo y el comienzo del comunitarismo”, expresó el Canciller en un acto conjunto con el mandatario boliviano, Evo Morales.
Esta decisión del país suramericano, que ha traído secuelas sociales debido a que se trata del rechazo a una de las empresas más grandes del mundo, ha sido argumentada en motivos de salud y de cultura, pues la Coca Cola, así como la mayoría de los refrescos industriales, contiene diversas sustancias perjudiciales para el cuerpo, y cuyo consumo periódico se asocia incluso a infartos cardíacos, derrames cerebrales y cáncer.
Además de esto, también se retirará de Bolivia, la franquicia de comida chatarra McDonald’s, que luego de 14 años de infructuosos intentos por instalarse en la cultura de los habitantes de este país, no pudo calar en el consumo.
Arraigo cultural
Tras la decisión de la empresa de retirar los ocho restaurantes que tiene en el país, Bolivia se convertirá en la segunda nación latinoamericana (además de Cuba) que no tendrá McDonald’s y el primer país en el mundo donde la empresa cierra por tener sus números en rojo durante más de una década.
El impacto para los creativos y jefes de marketing, que no acaban de superar su frustración, ha sido de tal fuerza que grabaron un documental titulado “¿Por qué quebró McDonald’s en Bolivia?”, en el que intentan explicar de algún modo las razones que llevaron a los bolivianos a tomar esa decisión.
El documental incluye reportajes a cocineros, sociólogos, nutricionistas, educadores, historiadores y más, que coinciden en que el rechazo no es a las hamburguesas ni a su gusto, sino que está en la mentalidad de los bolivianos.
En Bolivia, aún se conserva el concepto de la cultura gastronómica tradicional, en la que el rito de la comida empieza desde decidir qué se va a comer, ir al mercado a comprar los ingredientes, convivir mientras se preparan los alimentos, la forma en que se presentan y la manera en que se sirven.
La comida para ser buena requiere, además de gusto, esmero e higiene, y sazón que se adquiere con mucho tiempo de preparación. Así es como evalúa un consumidor la calidad de lo que se lleva al estómago.
La primera quiebra de McDonald’s en el mundo representó un trauma para los yankis y significa un golpe al capitalismo mercantilista comercial. La comida rápida, “no es para esta gente”, concluyeron los bolivianos.