A través de su canal de Telegram, el ministro del Poder Popular para la Cultura, Ernesto Villegas, compartió el artículo “El origen de los colores de la bandera nacional”, escrito por la historiadora venezolana Carmen Bohórquez para el Correo del Orinoco. Desde allí, ella reivindica el ingenio del prócer Francisco de Miranda al escoger los colores de este símbolo patrio.
Texto: Prensa MPPC
En el texto, Bohórquez cita el diario del soldado del Ejército Colombiano James Biggs, quien acompañó a Miranda en su Expedición Libertadora y expresó: “En este día los colores Colombianos fueron desplegados a bordo por primera vez. Esta enseña está formada por los tres colores primarios que forman el arco iris. Hicimos una fiesta en esa ocasión: se disparó un cañón e hicimos brindis por los auspicios de un pendón que se espera nos lleve al triunfo de la libertad y la humanidad en un país largamente oprimido”.
Bohórquez resaltó que la bandera compuesta por los colores primarios: amarillo, azul y rojo, que Miranda izó el 12 de marzo de 1806 a bordo del buque Leander, se convirtió en nuestro pendón de la libertad y afirma la identidad esencial de los americanos del sur.
A continuación, el artículo completo.
El origen de los colores de la bandera
Por Carmen Bohorquez
Quién haya leído alguno de los libros serios que se han escrito sobre Francisco de Miranda y, mucho más, quién se haya acercado a leerlo directamente en su propio Archivo, concluye de inmediato que Miranda no fue un revolucionario improvisado, ni un diletante de las cortes europeas. Él mismo se hizo un soldado al servicio de una patria que en el momento no existía, pero a cuya causa se entregó intensamente desde finales de 1783 y a la que defendió hasta el final de sus días.
Este compromiso que él mismo se autoimpuso, aunado a su incesante cultivo del pensamiento, que lo hizo uno de los hombres más instruidos de su época, bastan para rechazar como ofensivas las explicaciones banales que circulan sobre el origen de los colores de la bandera que representaría, ante el resto del mundo, la existencia real de la patria americana que surgiría una vez liberada del dominio español; esto es, la bandera de Colombia.
¿Qué explicaciones son esas sobre nuestra bandera que ofenden no sólo al propio Miranda, sino que le hacen el juego a quienes quieren mantenernos como países de poca monta, inmaduros y que siguen necesitando tutores externos?
La más ofensiva de todas y que se sigue repitiendo a tono de chiste, es la que afirma que Miranda escoge esos colores para representar el amarillo del cabello, el azul de los ojos y el rojo de los labios de una mujer; la que incluso se llega a identificar con Catalina de Rusia.
Al lado de esta interpretación y aunque intenta ser más patriota, está la tesis que asegura que el amarillo representa el oro o la riqueza que guarda nuestro suelo; el azul, el mar que nos separa de la “madre patria”; y el rojo, la sangre patriota derramada durante la independencia; obviando el hecho de que esa bandera fue creada por Miranda muchos años antes de que se produjera el primer enfrentamiento armado entre criollos y realistas.
Una tercera explicación, trata de derivarla de la bandera de los Incas; bien relacionándola con la rebelión de Túpac Amaru, o bien por su postulación de dos Incas para ejercer el poder ejecutivo en la Colombia liberada.
Ahora bien, siendo Miranda un verdadero hombre ilustrado valdría más bien suponer que la escogencia de esos colores debería obedecer a una inspiración realmente significativa. Sin embargo, la primera y única descripción directa que se tiene de esta bandera tricolor, no se encuentra en el Archivo de Miranda, sino en una especie de Diario escrito por James Biggs, uno de los soldados del Ejército Colombiano que lo acompañó en su Expedición Libertadora y quien iba registrando lo que acontecía a bordo del Leander, desde que salen de Nueva York el 2 de febrero de 1806, y que publica en Boston, en 1810.
Así, para el 12 de marzo, anclados frente a la costa de Jacmel, en Haití, mientras se completan los preparativos de la expedición, escribe Biggs lo siguiente:
“En este día los colores Colombianos fueron desplegados a bordo por primera vez. Esta enseña está formada por los tres colores primarios que predominan en el arco iris. Hicimos una fiesta en esta ocasión: se disparó un cañón e hicimos brindis por los auspicios de un pendón que se espera nos lleve al triunfo de la libertad y de la humanidad en un país largamente oprimido”.
Si a ello sumamos el hecho de que Miranda conoció muy bien tanto la Teoría de los Colores de Isaac Newton, como luego la de su contemporáneo Johann Wolfgang von Goethe, quienes pudieron comprobar con el uso de un prisma que de los tres colores primarios: amarillo, azul y rojo, se podían derivar todos los demás colores, la conclusión se impone por sí sola. Aunque Miranda no dice expresamente nada al respecto, sí está claro que siempre pensó en estos tres colores y no en otros; como se desprende de algunas cartas que, aún en Londres, enviaba a funcionarios ingleses calculando los metros de tela amarilla, azul y roja que necesitaría para hacer los uniformes y las banderas de Colombia.
Por ello, no nos cabe duda de que efectivamente Miranda pensó en esos tres colores para enseña de su Colombia, porque como bien lo demuestran Newton y Goethe, de la combinación de amarillo, azul y rojo surgen todos los demás colores, su ausencia da lugar al blanco y su fusión produce el negro. De la misma manera, Miranda imaginaba a la América del Sur, es decir a Colombia, constituida por la integración de todas sus partes territoriales y de todas sus diversidades culturales en una sola unidad política y cultural en torno a un proyecto histórico común.
Es, pues, esta bandera, formada por los tres colores primarios del arco iris: amarillo, azul y rojo, la que Miranda diseña para que sea emblema de la América unida y libre del dominio colonial español. Esta misma bandera será luego izada por primera vez en Tierra Firme como signo de libertad, cuando la Expedición Libertadora desembarque en La Vela de Coro el 3 de agosto de 1806 y tome el Fortín San Pedro.
Algunas personas han cuestionado el orden de los colores en dicha bandera, acudiendo a los testimonios que surgen del interrogatorio al que fueron sometidos por las fuerzas españolas los pocos pobladores que permanecieron en Coro y La Vela durante el tiempo que Miranda las ocupó. Del examen de esos interrogatorios lo único que queda claro es que, en efecto, las banderas que Miranda trae e iza tanto en La Vela como en Coro estaban conformadas en general por los tres colores mencionados, aunque difieran las respuestas en el orden de los mismos: “encarnadas, amarillas y negras, o azules”; “Encarnado, azul y amarillo”; o “Amarillo, encarnado y azul”.
La respuesta a estos disímiles testimonios será dada por el científico alemán Hermann Ebbinghaus en 1885, al publicar sus investigaciones en el libro: Memoria: una contribución a la sicología experimental; por el cual, además, será considerado uno de los fundadores de esta nueva ciencia. De acuerdo a Ebbinghaus, 24 horas después de una experiencia visual, toda persona ha olvidado el 50% de lo visto; 48 horas después, el 70% y una semana después, entre el 97 y el 100 por ciento.
No hay duda, pues, de que es la bandera compuesta por los colores primarios amarillo, azul y rojo la que Miranda iza el 12 de marzo de 1806 a bordo del Leander, la que se convierte en nuestro pendón de la libertad y la que afirma la dignidad esencial de los americanos del sur.