Con el objeto de celebrar los 130 años de la revista “La Edad de oro”, el arribo a Caracas (21 de enero de 1881) de José Martí y su aniversario de nacimiento (28 de enero de 1853), este lunes 20 de enero se dio inicio a la Jornada Martiana de 2020, en la Casa de Nuestra América José Martí, donde cubanos y venezolanos se unieron para recordar una vez más al Apóstol de la Revolución Cubana.
Texto: Prensa Biblioteca Nacional
La actividad se inició con la salutación del gobierno y el pueblo cubano, a cargo del consejero cultural de la Embajada de Cuba en Venezuela, Carlos de Las Lleras, quien destacó los históricos lazos de amistad entre ambos países y agradeció la receptividad y el cariño del pueblo venezolano. “Nos sentimos doblemente agradecidos, por haber iniciado esta jornada, contándole a los niños quien era José Martí, de su admiración por Bolívar a quien veía como un padre, y hablándoles sobre ese extraordinario legado que les dejó con la Edad de Oro”, dijo.
Al referirse a la actual situación, en la que la paz mundial y específicamente la de Cuba y Venezuela, están siendo amenazadas, el consejero expresó: “Nos agreden porque no pueden resistir que amemos a los padres de nuestras patrias, que seamos Bolivarianos y Martianos… El mejor mensaje para alcanzar la paz, es honrar y estudiar a José Martí, quien despojado de resentimientos, siempre abogó por la paz y dedicó sus versos a los pobres de la tierra”.
Seguidamente, se llevó a cabo una actividad cultural, en la cual los niños de la Unidad Educativa Armando Zuloaga Blanco, recitaron los versos de “Guantanamera”, acompañados en la guitarra por Yadira González, quien a su vez compuso para Martí una hermosa canción que tituló “Genio de América”; mientras que el joven Jesús González le dedicó su poema José Martí, El Apóstol; y finalizó la cubana Regina Michell, con la dramatización de “Los Zapaticos de Rosa”, poema de Martí publicado en el tercer número de la revista mensual La Edad de Oro, en 1889.
La actividad culminó con la inauguración de la exposición “A 130 años de la Edad de Oro, los niños y niñas dibujan a Martí”, actividad organizada por la Biblioteca Nacional de Venezuela, a través de su programa nacional de Bibliotecas Públicas, en la cual se expusieron dibujos realizados por niños de la Biblioteca Pública “Áquiles Nazoa” de Caricuao; el colegio Francisco de Miranda y las Unidades Educativas Bolivarianas “Catia” y “Armando Zuloaga Blanco”.
Dicha actividad estuvo coordinada por la biblioteca para niños y jóvenes “Mamá Rosa”, cuyas promotoras de lectura, desarrollaron previamente un trabajo de sensibilización y promoción lectora de diversos textos de Martí, publicados en la Revista “La Edad de Oro”, que el cubano dedicara a las niñas y niños de América.
La Edad de Oro
La Edad de Oro se publicó como revista mensual entre julio y octubre de 1889. Por su contribución en la difusión del pensamiento martiano, se ha reeditado hasta nuestros días en formato de libro, donde se compilan los cuatro números que vieron luz. A través de sus páginas, más allá de recrear, Martí pretendía formar ciudadanos, mujeres y hombres cultos y probos. Inculcar en las nuevas generaciones el amor que él mismo sentía por la justicia, la igualdad, la honestidad y la libertad, además de otros valores e ideas anticolonialistas.
En el artículo inicial de dicha publicación, Martí recomienda a los niños que lean La Edad de Oro para que sepan “cómo se vivía antes, y se vive hoy, en América, y en las demás tierras… Y les diremos lo que se sabe del cielo, y de lo hondo del mar y de la tierra: y les contaremos cuentos de risa y novelas de niños, para cuando hayan estudiado mucho, o jugado mucho, y quieran descansar…”
Crónicas, poesías, cuentos y reseñas, integran las páginas de La Edad de Oro, escritas con gran sutileza, con la pasión y el alma revolucionaria de Martí, pero con un gran cuidado en el uso del lenguaje. Esta publicación tuvo un gran significado para Martí, y así lo expresó en una carta dirigida a su gran amigo, el mexicano Manuel Mercado, el 3 de agosto de 1889: “…ha de ser para que ayude a lo que quisiera yo ayudar, que es a poblar nuestras tierras de hombres originales, criados para ser felices en la tierra en que viven, y vivir conforme a ella…”
Tres meses más tarde, en una declaración de principios, a través de otra carta, Martí le comunica a su amigo que por desaveniencias con el editor de La Edad de Oro, quien le exigía que hablase del “temor a Dios”, él había renunciado a continuar redactándola, por no encontrarse dispuesto a propagar la exclusividad de un solo credo, con lo cual puso fin a ese proyecto que le había resultado tan gratificante.