Nuestro planeta no es lo que parece… En sus profundidades se esconden seres terribles y primigenios que no deben ser despertados o, de lo contrario, el caos final sobrevendrá sobre nosotros… Estas palabras pueden resultar apocalípticas y agoreras para los no iniciados, pero para aquellos que asistieron este jueves al conversatorio ‘‘El Círculo de Lovecraft’’, ofrecido por el profesor Carlos Sandoval en la Sala de Libros Raros y Manuscritos, de la Biblioteca Nacional, representan la génesis de ‘‘Los Mitos de Chtulu’’, ciclo de horror cósmico desarrollado por el escritor estadounidense Howard Phillips Lovecraft, cuya influencia en el mundo del arte en general fue estudiada en este apasionante encuentro.
Texto: Prensa Biblioteca Nacional
La actividad arrancó con palabras de la periodista Linda Arias, quien ofreció una semblanza de la trayectoria de Sandoval, escritor que se define a sí mismo como un crítico literario que de vez en cuando escribe algo de narrativa. Es autor de la novela (o relato corto, como él mismo la denomina) titulada ‘‘El Círculo de Lovecraft’’, que dio nombre al conversatorio y sirvió de telón de fondo para evaluar la influencia del padre del horror cósmico en autores criollos.
Durante poco más de una hora Sandoval mantuvo al público cautivado con los pormenores del proceso de parto de su obra, que le hizo acreedor del premio Bienal Julián Padrón en Novela Breve y que encierra, tanto en su proceso creativo como en su trama, una serie de elementos que la hacen digna de tal galardón.
Para empezar, el título de la narración rinde tributo al Círculo de Lovecraft, una suerte de club de escritores que siguieron el legado literario de H.P. Lovecraft y se dedicaron a desarrollar aún más el universos de deidades primitivas e intergalácticas que este imaginara. Por si fuera poco, Sandoval hace girar la trama del relato en torno a la supuesta aparición del ‘‘Necronomicón’’, ficticio libro de invocaciones a las mencionadas deidades, entre las colecciones de Libros Raros y Manuscritos.
El resto de la novela se pasea por sociedades secretas conformadas por escritores nacionales y extranjeros, el inminente despertar de oscuras fuerzas y la asechanza de los ‘‘Profundos’’, unos seres antropomorfos que aguardan el despertar de Chtulu para desatar la lucha final entre los elementales y los primigenios. Todo ocurre al calor de una investigación que lleva a los personajes de la novela por las calles de Caracas y que tiene como corolario un final abierto, que dejará al lector con la incertidumbre de si lo que acaba de leer pudiera formar parte de un hecho real o de los delirios de una mente obsesionada con la lectura del inexistente grimorio, que hasta hoy es motivo de películas, canciones y juegos de rol.
El leitmotiv del Círculo del Lovecraft bien puede representar un homenaje de Sandoval no solo a la Biblioteca Nacional, sino también a la Biblioteca Pública “Aquiles Nazoa” de Caricuao, donde se formó su carácter de ávido lector, tanto así que recuerda con orgullo que ganó cinco veces el premio al mejor lector. Fue allí, entre sus estanterías, donde conoció las obras de Carl Sagan, Isaac Asimov y otros que fueron llevándole de a poco, y gracias a sus epígrafes literarios, hacia el constelado mundo Lovecraftiano, al que dedicó también la compilación ‘‘El rastro de Lovecraft’’, una serie de cuentos misteriosos y fantásticos de otros autores venezolanos que también atendieron el llamado de Chtulu.
Las anécdotas de índole sobrenatural en torno a la lectura de esta y otras obras relacionadas con Lovecraft no se hicieron esperar. El propio Sandoval confesó que durante el proceso de creación de ‘‘El Círculo…’’ se encontró con que aún hoy en día hay quienes creen que el “Necronomicón” es real, en Venezuela medios como la emisora cultural de Caracas llegaron a dedicarle programas especiales como aquel episodio de ‘‘Gaceta Lunar’’ en que se aseguró que el libro existía y se trataba de un volumen maldito. Hasta un respetado periodista de El Nacional llegó a describirlo y clamó se prohibiera su comercialización.
Sandoval compartió con otros amantes de la obra de Lovecraft, como Yuber Tovar, trabajador de Libros Raros y Manuscritos. Él se cuenta entre los muchos que han seguido el rastro a las versiones existentes del supuesto ‘‘Libro maldito’’ y una vez, en pleno Metro de Caracas, mientras leía un supuesto Necronomicón, un hombre de curioso aspecto se le acercó y le susurró: ‘‘Léelo una sola vez, o morirás’’. Su asombro fue tremendo cuando consiguió en la última página del texto una advertencia terrible: “Ya que lo has terminado, no releas este libro. ¡Oh, lector! ¡O recibirás el abrazo de la muerte!”
Quienes no deberán temer mal alguno son aquellos que deseen leer la novela de Carlos Sandoval, pues el ‘‘El círculo de Lovecraft’’forma parte de la Colección Bibliográfica General de la Biblioteca Nacional. También, podrán conseguir ‘‘El rastro de Lovecraft’’, que constituye una oportunidad para disfrutar de la lectura pues, como sentencia el autor de esas misteriosas páginas: ‘‘Un día sin leer es un día perdido’’.