“Catástrofe y malestar. Notas sobre los estudios latinoamericanos” será la intervención que el sociólogo Andrés Curmá, ofrecerá el viernes 17 de agosto en el Museo “Rómulo Gallegos” de la Fundación Celarg, con entrada libre.
Texto: Prensa Celarg
El ciclo ‘Intervenciones” es una de las modalidades de abordaje de la reflexión que se ofrece semanalmente los días viernes desde los espacios de investigación y reflexión de la Fundación Celarg.
Destrucción clásica o devastación
Andrés Curmá adelanta que en esta sesión se planteará lo siguiente: “El proceso de desarrollo moderno, lo que Bolívar Echeverría identifica con la predominancia de un ethos sacrificial y que se expresaría como planetarización del mundo, habría alcanzado un umbral radical con el descubrimiento de la energía atómica y el desarrollo de las tecnologías contemporáneas. Es aquí donde resulta relevante diferenciar entre la destrucción productiva clásica (transformación de la naturaleza en materia prima y bienes) y lo que hoy día podemos decir es una destrucción que alcanza un límite devastador”.
Explica que este desplazamiento complejo mostraría no solo el agotamiento de los recursos naturales y, por tanto, la finitud del proceso de acumulación, sino que además muestra una geopolitización hemisférica que pone en marcha un juego de fuerzas donde el concepto de destrucción da cuenta de las formas de violencia y guerra como constitutivas de este movimiento complejo, esto es, de la configuración de una necropolítica. “La naturalización de un proceso de devastación indica que el mismo Estado se vuelve canalla, sus prioridades ya no coinciden con el derecho tradicional ni con la forma y función del moderno Estado-nación sino con criterios auto-referentes”, destacó.
Y añade: “En el contexto contemporáneo el desplazamiento de la destrucción devastadora también nos permite dar cuenta del agotamiento de la articulación entre Estado, universidad y cultura en tanto que relación clásica que estructuró a los estudios latinoamericanos en torno a una distinción sujeta a reivindicaciones basadas en la especificidad cultural. Si este es el umbral que hemos atravesado, entonces necesitamos confrontarnos con el agotamiento del imaginario utópico moderno que fue una de las claves constitutivas de los estudios latinoamericanos”.
Adelanta el experto que “a partir de estos elementos buscamos poner en juego las nociones de catástrofe y mal-estar-latinoamericano para que, en un primer momento, nos sea posible captar la singularidad de nuestra situación histórica de absoluta exposición frente a un mundo en constante reconfiguración y, en un segundo momento, buscar habilitar un pensamiento que ante la ausencia de mediaciones categoriales eficientes y duraderas nos permita reformular la pregunta por la vida y su historicidad sin que se restituya el recorte humanista de la historia sino como interrupción de la estructuración sacrificial de la historia”.
Comenta que en rigor se plante una pregunta que “nos solicita cómo pensar las prácticas teóricas, literarias e imaginativas que han dado forma a lo que hoy se conoce como América Latina, más allá de la captura humanista y de la reducción facultativa de la experiencia a ser siempre una experiencia subordinada a una economía de las facultades regidas por la razón de la historia. “Por lo que no se trata de constituir una nueva imagen de mundo o un nuevo origen en un campo particular, sino de la consideración de un conjunto de problemáticas que un colectivo de investigadores deja habitar en torno a la Fundación Celarg y que leemos como un trabajo intelectual constelado en diversas intensidades cuyas variaciones nos permiten articular una intervención como irrupción del desacuerdo”, expresó.