Efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana, del Cuerpo de Bomberos, de Protección Civil y voluntarios de la Cruz Roja fueron ubicados desde ayer en los alrededores de la Basílica de Santa Teresa. Igualmente se instalaron sanitarios portátiles a fin de garantizar el desplazamiento y seguridad de las millares de personas que acudirán a la procesión del Nazareno de San Pablo, que tradicionalmente se realiza en ese templo.
Texto: Correo del Orinoco
El viceministro de Prevención y Seguridad Ciudadana, Endel Palencia, informó que en Caracas fueron asignados para la Semana Mayor un total de 22.335 funcionarios y 1.081 puntos de control en todo el territorio nacional. El funcionario aprovechó la oportunidad “para invitar a toda la colectividad a respetar las normas de seguridad establecidas por tránsito terrestre”.
El Nazareno cambia de ruta
Monseñor Henry William Padilla, párroco de la Basílica de Santa Teresa, estima que la concurrencia podría rebasar los dos millones de personas durante todo el día, en las 19 misas que están programadas. Esta vez habrá una diferencia con las procesiones anteriores, lo que le dará a la ceremonia un carácter muy especial.
Hoy a las 6 de la tarde, el Nazareno saldrá de su capilla hacia el altar mayor para comenzar la celebración de la Eucaristía. La primera celebración será a las 7 de la noche. Ininterrumpidamente las celebraciones continuarán hasta las 3 de la tarde del miércoles. Después de esa hora saldrá la imagen en procesión. El recorrido se realizará desde la puerta de Santa Teresa hacia la esquina de Cruz Verde, dos cuadras hacia abajo. Pasará por los tribunales y bajará hasta la plaza La Concordia.
El nuevo recorrido será un atractivo, ya que el tradicional se hacía la esquina del Teatro Nacional, en la avenida Lecuna, hasta la avenida Baralt, y de allí hasta el Saime, para volver a la Basílica. Monseñor explica que este cambio de ruta fue decidido para tener contacto directo con los habitantes de la parroquia, ya que en la avenida Lecuna casi no hay residentes sino establecimientos comerciales.
La imagen fue consagrada el 4 de julio de 1674 por fray González de Acuña, y tuvo que resistir la agresión del presidente anticlerical Antonio Guzmán Blanco, quien ordenó su derribo, pero aún sigue siendo venerada en la Basílica de Santa Teresa.