El domingo 7 de mayo Ciudad de Nubes amaneció engalanada, la neblina se paseaba por entre los techos y tejas, como jugando con la brisa fría, los árboles y los pájaros se unían a esta danza serena, como si celebraran que hace 82 años vieron nacer al gran poeta Ramón Palomares.
Texto: Prensa MPPC
Con esa vista maravillosa, amigos, familiares y poetas recordaron con orgullo al poeta de la mejor manera que se pudiera, leyendo su poesía en el Complejo Cultural de Escuque, su tierra natal.
El dramaturgo y poeta Felipe Rubio recordó la obra de Palomares al expresar que “su voz es esencia y luz, el pulso de la palabra en Trujillo la encamina Ramón Palomares. Hace de lo cotidiano, del verdor y la alegría de los pájaros poesía universal”.
Para Ida María Sánchez Carrasquero, sobrina de Ramón Palomares, su tío ramón era un ser especial, “desde muy joven se fue a estudiar fuera de Escuque, sin embargo siempre tuvo tiempo y dedicación con su familia, cuando venía era una fiesta, ensayábamos todos para darle la serenata de bienvenida”.
“Le gustaba oírnos cantar y llevarnos a pasear por estas montañas del Boquerón, Sabaneta, Los Potreritos, El Alto, nos traía dulces y nos ponía a practicar la lectura, decía; “al que lea mejor le doy un premio”. Así fuimos creciendo y siempre estuvo con nosotros con amor y ternura, eso es lo que está en su poesía; el amor a su tierra”, afirmó.
También el escritor y músico Hugo Sánchez, Palomares era un ser extraordinario que dio origen a un universo que nos trasporta hacia caminos de la palabra, de grandes miradas hacia la montaña, el campesino, los pájaros, las corrientes de agua, el viento, el gavilán, el colibrí.
“Ramón Palomares viene siendo el manantial donde nace la poesía de su época hacia el universo. Un poeta inmenso, amoroso, amigo, sencillo, campesino, un poeta universal que trasciende todas las corrientes poéticas. Fue un hombre comprometido con la gente sencilla y las causas justas, siempre con una palabra de aliento frente a las adversidades. Es nuestro sol, y en esa poesía nos debemos reflejar siempre”, expresó.
Su obra es reconocida internacionalmente
Ramón Palomares, nació en el municipio de Escuque el 7 de mayo de 1935. Es considerado por muchos uno de los más importantes poetas de habla hispana. Su nombre está íntimamente ligado a los movimientos culturales Sardio y El techo de la ballena, expresión de la vanguardia poética en el país. Maestro y especialista en lenguas clásicas.
Entre sus poemarios más conocidos, destacan “El reino“, “Santiago de León de Caracas“, “El vientecito suave del amanecer con los primeros aromas” y “Mérida, elogio de sus ríos“.
A lo largo de su carrera recibió muchos reconocimientos, tales como el Premio Nacional de Literatura, mención Poesía en 1975. Parte de sus textos han sido traducidos al inglés y al italiano.
A través de su obra es capaz de tomar elementos propios de la tradición, del pueblo y la religión, y convertirlos en versos. Los elementos recurrentes de sus escritos son temas con los que cualquier se puede relacionar, como ser la muerte, el paso del tiempo, la memoria y la naturaleza.
Una forma de ser
Aquí llega el noche
el que tiene las estrellas en las uñas,
con caminar furioso y perros entre las piernas
alzando los brazos como relámpago
abriendo los cedros
echando las ramas sobre sí,
muy lejos.
Entra como si fuera un hombre a caballo
y pasa por el zaguán
sacudiéndose la tormenta.
Y se desmonta y comienza a averiguar
y hace memoria y extiende los ojos.
Mira los pueblos que están
unos en laderas y otros agachados en los barrancos
y entra en las casas
viendo como están las mujeres
y repasa las iglesias por las sacristías y los campanarios
espantando cuando pisa en las escaleras.
Y se sienta sobre las piedras
averiguando sin paz.
Que tiemblen las culebras enemigas
Ahora comenzará a temblar la tierra
a quejarse el monte
a revolverse el agua
¡Nunca vieron tanta fuerza regada!
Nadie juntó los hombres así como el Tigre del cielo
Y los jefes de piel verdosa y plumas
de arrendajo
–Flecheros ellos,
y corredores y saltadores–
suenan su selva
Unos se pintaron de alcatraz y gaviota,
porque traen sus flechas como puntos de espuma
como ojos de peces,
y vienen con estrépito
sonando caracoles y huesos
En sus gritos corre el sol de las aguas
¡Que tiemblen las culebras enemigas
Que tiemblen las bestias enemigas!
Más allá de nosotros
Conversaciones que venían
Hoscas
Buscándonos
Gentes del sueño y Gentes del Viento
Árboles ventosos y golpes en el corazón
Y al cabo estábamos volando
conversando
Árboles ya y gentes del sueño y vientos
(con el alma errada y un errante árbol
Furiosos, Incorpóreos,
dando vueltas en torno a la vida
y desentrañándonos
desentrañándonos
Más allá de nosotros.