En la Tienda Red de Arte de Porlamar, estado Nueva Esparta, se rindió homenaje a la tejedora Teodora Jiménez con una exposición que fue inaugurada por el ministro del Poder Popular para la Cultura, Freddy Ñañez, con la finalidad de realzar los procesos artesanales en la elaboración del chinchorro margariteño, pieza de la tejeduría ancestral venezolana.
Texto: Prensa CNA (Cristina Salazar)
El encuentro contó con la presencia familiares, comunidad general, el presidente del Centro Nacional de Artesanía, Jhoel Hiram Arellano; y representantes del gabinete cultural de Nueva Esparta, como parte de las actividades culturales programadas por el estado en el marco de la celebración de la semana santa.
Teodora Jiménez, perteneciente al pueblo indígena Waiquerí, recibió la primera edición del Premio Nacional de Cultura en la mención Artesanía 2015 por su trabajo como tejedora del chinchorro margariteño; sus saberes y técnicas fueron adquiridas de parte de su abuela, con quien comenzó a dedicarse desde pequeña al tejido.
La técnica atesorada en las manos de Teodora Jiménez hace parte del legado de la auténtica tejeduría neoespartana. Sus piezas son realizadas en un telar rústico formado por cuatro palos, dos verticales llamados horcones o largueros que sostienen el peso del tejido y dos horizontales que son varas, más dos delgadas llamadas latas de cruce y de retajos.
El comienzo se denomina “urdir”, y consiste en ir pasando el hilo por encima y por debajo de las varas guiándolo una vez por fuera y otra por dentro de la varilla de cruzar. Al finalizar la operación se hace el “enlice”, una especie de cadeneta que enlaza uno a otros los hilos urdidos, y que permite movilizar de arriba hacia abajo los hilos en forma de “v” para pasar el “jusillo”, varillita que guía los hilos destinados a hacer la lona (cuerpo) del chinchorro.
Teodora Jiménez nos explicó -en los encuentros que tuvo en el Centro Nacional de Artesanía- la diferencia entre chinchorro y hamaca, el cual consiste en que el primero es abierto y el otro es “tupido” (cerrado). El chinchorro tiene un dedo de separación que se enlaza en las puntas en cadeneta, unidos por una bella vena central que pone el sello de distinción del chinchorro margariteño; ambas piezas, chinchorro y hamaca, tienen el mismo uso para asiento y descanso.
La tejedora neoespartana explicó que es la “lata de cruz” la que recoge “cualquier hilo malo que se eche y, la varilla de retajo echa hacia delante lo que se saca de los costados, dando los morochos y los caballos”, que son puntos entretegidos en el telar, mientras que con la pala “se va aporriando la tela para luego pasar una aguja que reporta los hilos sueltos” y finalmente se colocan las cabuyeras que permiten suspenderla la pieza en el aire.