El premio Nobel de Literatura alemán Günter Grass, uno de los autores más influyentes y reconocidos del mundo en las últimas décadas, murió este lunes a los 87 años en Lübeck, la ciudad del norte de Alemania en donde vivía. El novelista acababa de ser internado por una infección grave en un hospital de Lübeck, donde falleció por la mañana rodeado de su familia, señaló su secretaria, Hilke Ohsoling, dando los primeros detalles sobre el fallecimiento.
Texto: La Jornada / DPA
Ohsoling contó que había hablado con Grass el sábado y que el escritor se encontraba bien, por lo que su muerte llegó de forma “muy inesperada”. Su última aparición pública había sido el 28 de marzo durante una presentación en un teatro.
El adiós al autor de El tambor de hojalata generó de inmediato una ola de mensajes de condolencia y agradecimiento para una figura unida como pocas al destino de la Alemania moderna. “En sus novelas, en sus cuentos y en su lírica se encuentran las grandes esperanzas y equivocaciones, los miedos y los anhelos de generaciones enteras”, sostuvo el presidente federal alemán, Joachim Gauck. “Su obra es un impactante espejo de nuestro país y un componente de su patrimonio cultural y artístico”.
“Con él perdemos a uno de los escritores más importantes de la posguerra alemana, así como un autor comprometido y un luchador a favor de la democracia y la paz”, coincidió el vicecanciller Sigmar Gabriel, también jefe del partido socialdemócrata (SPD) al que Grass estuvo estrechamente unido.
También desde fuera de Alemania llegaron las condolencias. “No tratábamos los mismos temas, pero éramos amigos y nos apreciábamos mutuamente”, dijo el Nobel húngaro Imre Kertesz desde Budapest.
Nacido el 16 de octubre de 1927 en la ciudad polaca de Gdansk, Grass se convirtió ya en una celebridad internacional con su novela El tambor de hojalata en 1959, primer volumen de una trilogía que siguió con El gato y el ratón (1961) y Años de perro (1963).
En más de medio siglo de carrera, el autor dejó una amplia obra que recorrió géneros tan diversos como drama, lírica, piezas de ballet, aforismos, ensayos y novelas, además de esculturas, dibujos y pinturas. También una trilogía autobiográfica que incluía el polémico Pelando la cebolla (2006), en la que Grass confesó que a los 17 años había formado parte de las Waffen-SS, cuerpo de seguridad especial del régimen nazi.
El conjunto de su obra fue reconocido en 1999 por el Premio Nobel y el Premio Príncipe de Asturias, cuya fundación recordaba hoy el galardón “a quien una obra literaria de creación y ensayo, y una trayectoria cívica y humana convierten en figura excepcional de la literatura”.
Encarnación del intelectual de izquierda comprometido, Grass participó además activamente en el debate político alemán, hizo campaña para el SPD y asumió una postura siempre polémica y de referencia en temas como la reunificación alemana, la energía nuclear o la superación del pasado nazi.
“Sin su voz admonitoria a favor de más tolerancia, su voluntad de participación y sus frecuentes intervenciones políticas, nuestro país sería más pobre”, señaló hoy Gabriel, que agradeció a Grass hace “más diversa y rica la cultura política en Alemania”.
El novelista volvió por última vez al centro de la polémica en 2012 al considerar a Israel “un peligro para la paz mundial” en un poema titulado Lo que hay que decir. Fue acusado de delirante y antisemita en Alemania y declarado persona non grata en Israel.
Grass siguió comprometido con la actualidad hasta el último día: su firma era la primera en una petición a favor de “un derecho de asilo digno” en Europa entregada precisamente hoy al Ministerio del Interior alemán y firmada por más un millar de escritores.