“No hay mal que por bien no venga”, dice un refrán bastante conocido en el mundo entero. Esa parece ser la enseñanza que va generando la actual guerra económica, y que ha puesto a cultores y cultoras en la necesidad de pensar la creatividad como experiencia productiva. Lo bueno de la crisis es que uno se ve obligado a asumir la cosa no individualmente, sino que hay que juntarse a juro”, expresó el ministro del Poder Popular para la Cultura, Reinaldo Iturriza, este martes en el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas. Allí se reunieron creadores de distintas disciplinas artísticas, para dar los primeros pasos hacia la realización del Encuentro Nacional de Experiencias Socioproductivas de la Economía Cultural.
Prensa MPPC (Laura Farina / Fotos: Milángela Galea)
En ese mismo sentido, se pronunció la viceministra de Cultura para el Desarrollo Humano, Giordana García: “En este momento histórico de reinvención constante de la Revolución, estamos –como lo ha dicho el presidente Maduro– apostando a la productividad, al desarrollo de la economía. Si bien el Presidente Chavéz avanzó como nadie en la revolución política, él siempre decía que tenemos que hacer la revolución económica y la revolución cultural, que es el gran salto. Nosotros tenemos el tema del petróleo, ‘el excremento del diablo’, que nos ha hecho muy dependientes, muy subsidiarios, tenemos que romper con ese maleficio. Y la cultura es, sin duda, productiva”.
Bajo esta premisa, artistas del teatro, la música, el cine, la escritura, las artesanías y otras creaciones –como muralismo, pintura, grafiti y diseño– se establecieron en mesas de debate, a fin de reconocer la cadena productiva de cada experiencia, establecer fortalezas y debilidades, y sugerir propuestas.
Esta es una “jornada de trabajo preparatoria, porque creemos que para hacer realmente un Encuentro Nacional de Productores Culturales efectivo –que logre consolidar una política–, debemos pasar primero por discusiones previas y conclusiones colectivas”, expresó García.
En tanto que el Ministro aseguró que se está construyendo política de forma conjunta: artistas y funcionarios deben apuntar hacia la transformación, y asumir la producción como necesidad principal.
“Nosotros creemos que el Ministerio debería –como todas las instituciones de esta Revolución– encarar el tema económico, que tienda a superar la lógica rentista, que tiene su correlato en lo político, el clientelismo […]. No terminamos de producir la otra cultura, no terminamos de hacer la revolución cultural porque nos falta esa pata, cojeamos cuando se trata de economía cultural”, consideró Iturriza.
El problema, coincidieron ambos, es el prejuicio acerca de la industria cultural, concepto vinculado al modo de producción capitalista y a la conversión de la obra artística en una mercancía. Transformar la cultura en un negocio es lo que se quiere evitar. De esta forma, la búsqueda consiste en lograr la diversidad productiva, autosustentabilidad y condiciones de vida dignas para cultores y cultoras del país.
“La cultura trabaja con la espiritualidad, con la creatividad, con el imaginario, con lo simbólico. Es muy difícil ver en ello un producto, porque la palabra producto nos retrotrae a las lógicas de mercado, a las lógicas trasnacionales de intercambio capitalista, que justamente no son las que queremos reproducir”, explicó la Viceministra.
Al contrario, “queremos generar una política productiva, una forma de intercambio del sector simbólico que beneficie a la mayoría de los venezolanos, y que además brinde recursos que puedan ser inyectados de nuevo a esa producción nacional cultural”, concluyó.
Arte que produce
Esta búsqueda de convertir el arte no sólo en un hecho individual, sino en una experiencia colectiva para transformar consciencias e incentivar la economía nacional, es también el objetivo de muchos artistas que están comprometidos con la situación del país.
David Meire, vocalista de la Banda Masmegahertz y uno de los portavoces del Frente Nacional de Bandas Rebeldes, opinó que: “Estamos llamados a generar procesos de productividad, sustentabilidad, búsqueda de autonomía, y apuntalando la soberanía cultural de Venezuela”.
A Meire le sorprende que la institucionalidad esté dando pasos en ese sentido, luego de que durante años insistieran en estas acciones de manera casi solitaria.
Esta organización agrupa a bandas musicales –principalmente rockeras– de todo el país que están coordinando festivales, autogestionando bares, creando franelas y proyectando la fábrica de instrumentos Maisanta. Además, desde el 27 de febrero al 1.o de mayo, estarán realizando la Gira Nacional Actitud Chávez, donde habrá conciertos, asambleas, conservatorios, entre otras actividades.
“Nosotros somos esclavos del capitalismo desde el mismo momento que se nos ocurre la idea de la canción, porque el capitalismo me agarra por el cuello, me hace necesitar un montón de cosas: una guitarra, un amplificador, un micrófono, un cable, un millón de insumos que no se venden en Venezuela, y que nos los venden a precios exorbitantes”, analiza el músico.
Luego de adquirir los instrumentos, hay que grabar, y todas las salas de edición pertenecen al sistema privado. Lo mismo pasa con las productoras, publicistas y distribuidoras. De ese modo, la cadena se hace cada vez más cara e inaccesible. Sin embargo, han podido empezar a modificar esta realidad mediante la organización.
“Nosotros somos los que pensamos que la brasa está encendida, y que hay que soplar un poco para que arda la hoguera, y esta tímida llama amenaza con incendiarlo todo”, improvisa el vocalista, casi como verso de canción.
La mecha también está prendida en Lara. El colectivo Hip Hop Revolución no sólo crea música, sino que viene organizando trueques de saberes en torno a lo productivo, económico y político a través de la educación popular.
El hip hop fue la vía que los condujo a embarrarse en estas experiencias. Juan Oropeza contó que hacen programas de radio, eventos, grafitis, materiales para la calle, entre otras actividades. “Seguimos en la chamba de siempre, fomentando también en la parte rural con dos o tres organizaciones que ya tienen su conuco”, dijo.
Junto a trabajadores de empresas recuperadas de Lara –como Veneagro, Brahma y Alentuy–, están realizando espacios de formación. “Que por fin la clase obrera se apodere de esta Revolución, que tanta falta le ha hecho; porque se han apoderado los movimientos sociales, los artistas, los comunicadores, pero carece de la fuerza de los medios de producción”, reflexionó.
En tanto que, desde Mérida, Melvin Mora llevó consigo dos bandolas fabricadas artesanalmente, con incrustaciones de distintas maderas, dibujos tallados y calados.
“En vista de lo difícil que es aprender el oficio, de la necesidad que tiene el país a nivel de producción musical, al saber que somos un país rico en música y en músicos, la demanda de instrumentos, los lutieres no la podemos cubrir”, contó Mora, vocero de la Red de Constructores del Sonido.
A través de la acreditación del Instituto Nacional de Capacitación y Educación Socialista (Inces) como “Maestro Pueblo”, comenzó a hacer talleres de lutería, donde enseña a elaborar instrumentos musicales (cuatro, bandola, guitarra o arpa) y otros conocimientos conexos, como música popular venezolana y otras manifestaciones culturales.
Desde la Universidad Politécnica Territorial del estado Mérida (UPTM) “Kléber Ramírez”, donde estudia la Licenciatura en Pedagogía Alternativa, viene desarrollando una tesis que se llama “Las maderas que suenan”, en la que identificó cincuenta especies de árboles que se podrían aplicar a la lutería venezolana. Su objetivo es desmontar la idea de que lo que viene de afuera es mejor.
“Cuando se desata esta guerra que nos tiene asediados, es cuando nos damos cuenta que en este país se produce poco, todo lo importamos. El sector de la lutería se está viendo acorralado, es muy costoso traer insumos”, expresó el lutier.
Aprovechar el momento
La creación del Sistema Nacional de Estímulo a la Economía Cultural fue una de las ideas surgidas en noviembre pasado, en el marco del Consejo Presidencial de Gobierno Popular de la Cultura, para hacer frente a la guerra económica constante contra el pueblo venezolano.
“Obviamente la economía cultural no escapa a la manera en como se ha visto afectada la economía en general. Es una oportunidad extraordinaria para politizar este espacio, y contribuimos a hacerlo en la medida en que nos juntamos, escuchamos los problemas del otro, y comenzamos a buscar soluciones colectivas a problemas que son colectivos”, aseguró el ministro para la Cultura, Reinaldo Iturriza.
Este nuevo mecanismo busca cambiar la cara al conjunto de instituciones que conforman el Ministerio de Cultura, y tiene por objetivo beneficiar al creador y a la creadora. Quedará realmente conformado con el I Encuentro Nacional de Experiencias Socioproductivas de la Economía Cultural, pensado para mitad de año, y con una feria productiva programada para fines de 2015.
“Desarrollar nuestra capacidad productiva no es solamente hacer sustentable nuestra iniciativa, sino crear las condiciones para que nuestros productores se fortalezcan en tanto actores económicos y políticos”, argumentó el Ministro.
Se trata de apoyar aquellas iniciativas que están vinculadas con un imaginario nacional, con lo bolivariano y popular. “Creo que en la medida en que reivindicamos el carácter popular de nuestros bienes culturales, estamos haciendo revolución cultural”, concluyó Iturriza.
Viva la revolución de la conciencia, aquí en Lara capital musical de Venezuela ya estamos organizando los talleres de luteria, no es casualidad que es aquí donde tenemos la mayor de maestros constructores de instrumentos musicales, arpa. bandola. bandolina. cuatro etc, los mismo serán certificados por el INCE