La Fundación Editorial el Perro y la Rana nació como una propuesta que respondía a una necesidad urgente hacia finales del 2005, cuando Venezuela había sido declarada “Territorio libre de analfabetismo”, gracias a la Misión Robinson. El 6 de febrero del 2006 su aparición fue anunciada en Gaceta Oficial y, ese mismo año, la naciente editorial publicó más de 500 títulos. La convicción: democratizar la lectura, hacer accesible el libro para el pueblo. Nueve años después los números demuestran el crecimiento de lo que ha sido una política editorial constante: más de 4.500 títulos y más de 6 millones de ejemplares.
Texto: Prensa MPPC (Marco Teruggi)
“Los libros nos liberan, la conciencia libera, leamos, estudiemos, seamos cultos para ser libres, para tener luces y virtudes, entender el todo y la nada, llegar algún día, más temprano que tarde, a ese destino, el nosotros mismos”, fue una de las prédicas del presidente Hugo Chávez, quién incansablemente fomentó la lectura como medio para abrir nuevas puertas de libertad, y que materializó al crear la editorial.
Las políticas que ha venido impulsando la editorial han sido diversas, intentando brindar oportunidades a los autores que por largo tiempo se mantuvieron inéditos y, al mismo tiempo, ha persistido en el empeño por publicar grandes títulos de autores consagrados, llevar todas estas obras, sin distinción, a los diferentes rincones del país, apoyándose para ello en la Fundación Librerías del Sur y con la itinerante Feria Internacional de Libro de Venezuela (Filven), que cada año recorre cada estado.
Esa mirada nacionalista, inclusiva, ha sido una apuesta central de El Perro y la Rana. En consecuencia, a los canales de distribución anteriormente mencionados, hay que agregar el Sistema de Imprentas Regionales, impulsado por la editorial en cada región del país, para que cada estado tenga posibilidad de imprimir, es decir que las comunidades tengan un instrumento de divulgación de sus propios discursos, historias y autores.
A su vez la Editorial ha venido buscando nuevas formas de narrar, acercar las palabras y las ideas a la mayor cantidad de personas posibles, y en particular a las juventudes. Así es como a partir del 2014 -declarado como año de la juventud- la mirada estuvo puesta en desarrollar propuestas destinadas a ese sector, y también a los más pequeños. De allí salieron nuevas colecciones como Juventudes Comandante, Fantomas y Avíspate.
El Perro y la Rana ha ido más allá del concepto editorial que tradicionalmente se ha puesto en práctica en Venezuela, ya que ha venido desarrollando propuestas pedagógicas y de promoción de la escritura, enfocadas en desarrollar herramientas creativas y de escritura crítica en el pueblo lector a través de talleres; el mismo pueblo que se liberó de las ataduras del analfabetismo.
Trabajadores, mujeres, campesinos, hoy son protagonistas por escrito de lo que día a día hacen, construyen y transforman. De esa apuesta por abrir los espacios nacieron, solo por tomar dos ejemplos, dos libros: Crónicas obreras y Un arañero en Caracas.
La editorial, que además ha impulsado conversatorios, actividades culturales -por ejemplo para el fallecimiento del escritor Gabriel García Márquez-, murales -como el reciente pintado en Bellas Artes homenaje a Fantomas, libro de Julio Cortázar-, se encuentra ante un nuevo año de vida, con la misma vocación política de revolución cultural: democratizar la palabra, publicar libros para liberar(nos).