Murió el filósofo y narrador José Manuel Briceño Guerrero

Foto:  Cortesía Casa Bosset y José Gregorio Vásquez / Correo del Orinoco

Foto: Cortesía Casa Bosset y José Gregorio Vásquez / Correo del Orinoco

Este 31 de octubre falleció en la ciudad de Mérida el escritor y filósofo José Manuel Briceño Guerrero. Reconocido como uno de los más importantes pensadores de Venezuela y América Latina, Briceño Guerrero deja un legado intelectual que incluye una original y profunda obra narrativa y filosófica, así como una gran obra pedagógica como profesor de la Universidad de Los Andes, donde enseñó durante varias décadas.

Texto: CiudadCCS

Briceño Guerrero nació en Palmarito, estado Apure, el 6 de marzo de 1926. Fue filósofo, filólogo y escritor. Es reconocido en varios países de Europa y América por su obra ensayística y narrativa que le mereció en nuestro país el Premio Nacional de Ensayo (Caracas, 1981) y el Premio Nacional de Literatura en (Caracas, 1996).

En 1956 finaliza sus estudios en Lengua y Civilización Francesa en la Universidad de la Sorbona, Francia. En 1961 obtiene el título de Doctor en Filosofía en la Universidad de Viena, Austria, donde fue alumno y amigo, entre otros, de Albin Leskyy Friedrich Kainz. Buscando conocer más a fondo los conceptos del Marxismo realiza estudios en la Universidad de Lomonosov, Rusia. En 1979 finaliza sus estudios de Filosofía y Teología de la Liberación en la Universidad de Granada, España, luego de lo cual funda el Seminario de Mitología Clásica en la Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad de Los Andes.

La obra filosófica de Briceño Guerrero reúne los mismos motivos que su obra literaria: América Latina, la búsqueda de sí mismo y el lenguaje. Estos motivos se interrelacionan, se bifurcan, se extienden y se explican para lograr un pensamiento propio en cada uno de los ensayos.

El trabajo de José Manuel Briceño Guerrero se comparte con el de su heterónimo: Jonuel Brigue. Con uno se puede recorrer el camino de la filosofía y la reflexión sobre la identidad latinoamericana. Con el segundo el de la creación literaria. Al final obviando cual firma usara, se trata de un mismo recorrido, en donde ambas intenciones se confunden, se nutren, se complementan.

Entre sus libros más importantes están: ¿Qué es la Filosofía? (1962), Dóulos Oukóon (1965), América Latina en el Mundo (1966), Triandáfila (1967), El Origen del Lenguaje (1970), Amor y Terror de las Palabras (1987), El Pequeño Arquitecto del Universo (1990), El Laberinto de los Tres Minotauros (1994).

Muere un Guerrero del Pensamiento
Autor: Edgar Gutiérrez (TatuyTV)

Hace unos instantes nuestro amigo poeta Hermes Vargas avisó en su Facebook que José Manuel Briceño Guerrero acaba de fallecer. Llamé inmediatamente a mi hija Maybeth, quien junto con Pedro mi hijo mayor son parientes directos de Jonuel Brigue, como él mismo se hacía llamar (José Manuel era primo hermano del Prof. Pedro Nicolás Tablante, abuelo de mis hijos mayores)

Desde TatuyTv me piden una nota acerca de él. De verdad no sé qué decir. Esa relación a la que hice referencia con mis hijos y con el resto de la familia Tablante, de alguna manera marca la visión que uno tuvo siempre de él. Y no es un asunto de haberlo conocido. Es muy difícil decir que se conoce realmente a una persona como él. Es simplemente que José Manuel Briceño era sin dudas una persona particular. Poeta. Filólogo. Políglota. Narrador. Ensayista. Profesor universitario. Conferencista internacional. Premio Nacional de Ensayo 1981. Premio Nacional de Literatura 1996. Nominado al Premio Nobel de Literatura 2008. Es autor de: Dóulos Oukóon, 1965; América Latina en el mundo, 1966; Triandáfila, 1967; El origen del lenguaje, 1970; La identificación americana con la Europa segunda, 1977; Discurso Salvaje, 1980; Europa y América en el pensar mantuano, 1981; Holadios, 1984; Amor y terror de las palabras, 1987; El pequeño arquitecto del universo, 1990; Anfisbenas. Culebra ciega, 1992; L´enfance d´un magicien, 1993; El laberinto de los tres minotauros, 1994; Discours Sauvage, 1994; Diario de Saorge, 1996; Discours des Luminiéres, 1997; Esa llanura temblorosa, 1998; Matices de Matisse, 2000; Trece trozos y tres tristezas, 2001; El tesaracto y la tetractis 2002; Mi casa de los dioses, 2003; Los recuerdos los sueños y la razón, 2004; Para ti me cuento a China 2007. No sé, (y esto es solo un resumen de su obra, pues hay mil cosas más), sin duda uno de los intelectuales más complejos y completos de los últimos tiempos merideños y venezolanos.

No era merideño, en realidad, aunque lo fue sin duda. Nació en Palmarito, en Apure (creo que en 1929) y fue sin duda un llanero completo. Pero, se vino a Mérida, hace muchos años y se hizo merideño. Adoptó el lugar, o mejor se dejó adoptar por estos lugares a los que sin lugar a dudas amaba. Junto con Jacqueline Clarac su compañera eterna, hizo caminos por aquí y como todo el que camina dejó huella…

Foto: Elías Rodríguez, El Impulso

Foto: Elías Rodríguez, El Impulso

González Dueñas decía de él, en una nota que publicó en su blog, que “Cuando se habla de “escritores secretos” se incurre en una injusticia; ese término parece aludir a que estos escritores “se esconden”, y algunos lo hacen sin duda, pero en realidad lo que hace es señalar a quienes están fuera por completo de los canales mercantiles y la vida socioliteraria. En sus casos más altos refiere a obras inclasificables, totalmente renuentes a los paradigmas instituidos, expresiones solitarias por vocación pero también por una soberbia radical que es al mismo tiempo una humildad no menos radical. Esta forma de la extrañeza carece de nacionalidad: puede brotar en cualquier punto del planeta (de cualquier planeta) porque su nombre es universalidad. En estos casos climáticos la intensa soledad de vida y obra habla, por una vez, el lenguaje de todos.”

Ciertamente, si algo es Briceño Guerrero es eso, además de ser “escritor secreto” era, es, lenguaje y lenguaje de todos. Él mismo decía de sí: “Yo tuve una doble inclinación; por una parte me interesó muchísimo el trabajo y la reflexión teóricos y todo lo que se puede hacer por ese lado, y en eso estoy, mis estudios académicos tienen que ver con eso. Pero al mismo tiempo sentí una necesidad de utilizar la palabra, el lenguaje, de manera artística, para expresar mis convicciones, mis vivencias personales, mis sentimientos, de una manera, en lo posible, seductora, que lograra un tipo de comunicación más bien emocional con la gente. En realidad he cultivado la literatura como una forma de establecer nexos de cariño, porque sentí gran admiración y amor por los grandes escritores y poetas que leí, y me sentí como endeudado con ellos y con la gente; me pareció que yo debía también poner mi parte en esa cadena de escritores, de poetas que han escrito para los demás. Y así he concebido a la literatura: como puente hacia los otros. Me siento muy feliz cuando alguien responde a esos mensajes que doy.”

José Manuel Briceño Guerrero (Jonuel Brigue, el viejo José Manuel, el Profe Briceño Guerrero, como queramos llamarlo) es de esas personas que nunca se irá, y se queda entre nosotros por muy diversas razones. Su obra, compleja y profunda, fue siempre un libro abierto, esencialmente porque José Manuel siempre entendió que una obra solo sirve si se hace voz y por eso se alegraba al sentir que “hay algo nuevo que está pasando en el sentido de una mayor aceptación de los pobres, de los indígenas, los humildes, de los que forman la bases de nuestra población y que eso es absolutamente indispensable que se haga, sería una mezquindad infinita no reconocer que en este tiempo se está haciendo un paso respetable, notable, gigantesco, por abrir la posibilidad de comunicación de los estratos menos favorecidos de la sociedad, dándole lo que les corresponde por derecho”. (palabras dichas en la FILVEN de 2009 donde fue el escritor homenajeado).

El viejo se queda entre nosotros, pues se hizo voz y esa voz la seguiremos oyendo…

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Francesco D'Introno
Francesco D'Introno
9 años atrás

Fue mi maestro. Es mi maestro. Gracias, José Manuel.

José Sánchez Lugo
José Sánchez Lugo
9 años atrás

Será recordado como uno de los intelectuales más importantes de las ultimas del país.Su obra filosófica y literaria traspasaron las fronteras venezolanas, siendo reconocidas en América latina y países como Francia y Alemania.

Luís Gonzalo Ramírez Pérez
9 años atrás

Bueno, muere el hombre, pero sobrevive lo más importante sus inmortales ideas y enseñanzas. Esa es la gloria del ser humano: dejar en la forma de la palabra el aliento del pensamiento que se presta para la reflexión y el aprendizaje de cada nueva generación. ¿Qué decir sobre este señor que lo defina más de lo que su propia filosofía de vida lo definió? Descanse en paz maestro y que Dios lo bendiga por su lección de vida ten hermosa.