El prestigio que como novelista obtuvo don Rómulo Gallegos le sigue acompañando hasta hoy, ya que sus novelas se continúan reeditando y publicando; muchas de ellas son de lectura obligatoria en los colegios y liceos de Venezuela. En este mes, los venezolanos celebramos su nacimiento y los 90 años de la publicación de su más importante obra, “Doña Barbara”.
Texto: Prensa IABNSB
Esta novela vio luz gracias a la editorial española Araluce, el 12 de agosto de 1929. En la colección Bibliográfica General del Instituto Autónomo Biblioteca Nacional y de Servicios de Bibliotecas, IABNSB, existe una estantería completa que alberga la obra de este insigne escritor, en la cual destacan diversas ediciones de su obra cumbre, Doña Bárbara, en español, sueco, francés e inglés.
También, en la división de Libros Raros y Manuscritos del Instituto Autónomo Biblioteca Nacional, existe un ejemplar anterior a la fecha oficial, publicado el 15 de febrero de 1929, y editado por la misma casa Araluce, del que nadie hace mención.
Su inicio nos transporta de inmediato a las llanuras de Apure: “Un bongo remonta el Arauca bordeando las barrancas de la margen derecha”; pero su final difiere de todas las demás ediciones que durante años se han venido publicando, y dice así: “¡Tierra ancha y tendida, toda horizontes, como la esperanza, toda caminos como la voluntad!”.
Dicha edición también adolece de un glosario de términos, que posiblemente fue reclamado de inmediato por los lectores extranjeros, ante tantos venezolanismos y palabras propias del llano venezolano, que incluso podrían resultar desconocidas hasta para un caraqueño común. En las ediciones sucesivas, su final pasó a ser: “¡Llanura venezolana! Propicia para el esfuerzo, como lo fue para la hazaña, tierra de horizontes abiertos, donde una raza buena, ama, sufre y espera!…”
A 90 años de su publicación, esta novela no ha perdido la vigencia de su mensaje. Es una de las primeras novelas venezolanas que trascendió nuestras fronteras, con más de 40 ediciones; ha sido traducida y publicada en español, inglés, francés, italiano, portugués, árabe, ruso, sueco y, por si fuese poco, el pasado año 2018, se presentó en la biblioteca pública central “Simón Rodríguez”, en Caracas, una edición en bahasa melayu, gracias al trabajo realizado por la embajada de Venezuela en Malasia. Igualmente ha sido llevada al cine y a la televisión.
Gallegos, comprometido con los valores
Rómulo Gallegos Freire nació en Caracas el 02 de agosto de 1884 y falleció el 05 de abril de 1969. Desde el 03 de abril de 1994, sus restos reposan en el Panteón Nacional, junto a los grandes de Venezuela. Su vida estuvo llena de letras, palabras y escritura. A los diez años de edad ingresó al Seminario Metropolitano, pero debió abandonarlo para ayudar en la manutención del hogar, más tarde estudió leyes en la Universidad Central de Venezuela y también la abandona; al parecer estaba predestinado para tomar otros rumbos en la política, la educación y la narrativa.
Como político fue senador en representación del estado Apure (1931), durante la dictadura de Juan Vicente Gómez, pero su talante democrático lo llevó a renunciar y prefirió irse del país; a la muerte del dictador, fue nombrado Ministro de Instrucción Pública, que luego él transforma en Ministerio de Educación Nacional (1936), en el gobierno de Eleazar López Contreras, cargo al que también renunció, igualmente por su alta factura moral.
Gallegos fue fundador del partido Acción Democrática. En 1947, resultó electo presidente de la República y un año más tarde fue derrocado. Como educador, dirigió importantes instituciones y dejó una profunda huella con sus políticas educativas, lo cual se resume en su célebre frase: “La obra fundamental del Estado es la educación. Gobernar es educar”.
Sus primeros escritos se remontan a 1909, con obras de teatro, relatos y cuentos. En 1920 publica su primera novela “El último Solar”, que sería reeditada diez años después con el título de “Reinaldo Solar”, a la que siguieron “La Trepadora” (1925); “Doña Bárbara” (1929), “Cantaclaro” (1934), “Canaima” (1935), “Pobre negro” (1937) y “Sobre la misma tierra” (1943). Diez años después de su muerte, en 1973, se publicó “Tierra bajo los pies”, que comenzó a escribir en 1952.
En 1958 ganó el Premio Nacional de Literatura, ese mismo año fue electo por unanimidad como Individuo de Número de la Academia Venezolana de la Lengua, y en 1960 estuvo nominado para el Premio Nobel de Literatura; pero sobre todo, fue un gran maestro que introdujo diversas reformas al sistema educativo venezolano. Muchas instituciones educativas llevan su nombre, así como también, varias avenidas y municipios del país.
En reconocimiento a quien tanto le dio a Venezuela, en 1965 se creó el Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos, y diez años más tarde, en 1975, se fundó el Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos, Celarg, adscrito al Ministerio del Poder Popular para la Cultura. La obra íntegra de don Rómulo Gallegos, puede ser consultada en la Biblioteca Nacional y en la Red Nacional de Bibliotecas Públicas.