De todos los países de América Latina, Venezuela es una de las naciones más completas en todos los sentidos: sus paisajes, clima y riquezas son algunas de las características que la hacen marcar una enorme diferencia, pero, más importante aún, su gente, personas alegres con valores infundados desde el núcleo familiar que, sin ni siquiera notarlo, pasan a convertirse en el alma de su tierra.
Texto: Ciudad Caracas
Los venezolanos han dejado ver su esencia de tal manera que incluso en territorio extranjero se les reconoce con facilidad, pues, su elocuencia al hablar o simplemente su “manera de andar”, siempre los delatan.
Pero a pesar de ser el espíritu libre de esta tierra de gracia, el soberano enfrenta actualmente infinidades de problemas y adversidades que influyen con fuerza en su día a día. La especulación y estrategias mediáticas de manipulación son parte de una guerra no convencional que termina afectando directamente a la sociedad de la nación venezolana.
Ante esta realidad, resulta oportuno cuestionarse: ¿qué tan fuerte es la firmeza moral de las y los venezolanos? ¿Son éstas armas suficientes para doblegar su espíritu hasta hacerlos perder su esencia, sus valores?
El intelectual, Luis Britto García, autor de la obra “El verdadero venezolano: Mapa de la identidad Nacional”, en entrevista exclusiva para el diario Ciudad Caracas, explicó que las personas de este país aún mantienen valores como “el igualitarismo, la solidaridad, la valoración de la familia y aparte de eso, con igual importancia, el aprecio de la cultura por la educación”.
Trabajar por la familia
Muchos son los valores que, a juicio de Britto, enaltecen el ser del venezolano, sin embargo, mayor énfasis hizo en uno de ellos: la labor que ejerce arduamente la población criolla para que el resultado de su esfuerzo beneficie a su núcleo familiar.
El también abogado mencionó que “el venezolano trabaja en gran parte para ayudar a la familia”, por lo que difiere de la tesis de la “pérdida de valores”, alegando que no hay verificación certera de que tal situación haya ocurrido.
“Los adolescentes, cuando se hacen encuestas sobre por qué trabajan, en una parte muy importante es para favorecer o apoyar a la familia”, sostiene nuestro entrevistado.
El escritor acotó además que en otras encuestas el venezolano reafirma que le gusta trabajar, en contraposición a la imagen que se ha querido hacer ver del pueblo a través de los medios de comunicación.
“Gran parte de los encuestados cuando se les pregunta si al recibir una considerable suma de dinero, dejarían de trabajar, dicen que no, que seguirían haciéndolo”, arguyó al respecto.
El venezolano culto y capaz
Tras conversar con el escritor, profesor y doctor en derecho, fueron surgiendo relatos curiosos sobre aquellas cosas que nos diferencian como venezolanos, que nos distinguen entre las personas de pueblos hermanos. En este sentido, Britto trajo a colación que en encuestas realizadas durante el siglo pasado a venezolanos de diversos niveles de la sociedad, se les preguntó qué elogio preferían, y la mayoría de ellos eligió ser reconocidos como “personas muy cultas, ser personas muy capaces”.
A este cuadro de valores, Britto añade que nuestro pueblo cree en el igualitarismo. “El venezolano respeta muy poco rangos y jerarquías porque cree en la competencia demostrada, si alguien es competente y lo demuestra con hechos, confiará en él”.
Por otra parte, resaltó que en la tierra de Venezuela, la gente demuestra un altísimo orgullo de su nacionalidad, fundamentalmente por las bellezas y riquezas que tiene su país.
Antivalores: prejuicios infundados
Si bien, el venezolano mantiene los valores que lo identifican y distinguen, el profesor agregó que “hay muchos prejuicios sobre Venezuela, lo cual es el resultado de una falta de información”, sumado a la autoimagen negativa que, afirmó, ha ido disminuyendo.
“Existe una idea de que el venezolano tiene una cantidad de defectos, de que ha perdido los valores, cosas absurdas, como que Venezuela tendría un altísimo índice de homicidios, de 75,8%, cuando la realidad es que su índice de homicidios es de 33%”, enfatizó.
Además de este último señalamiento, con el cual se pretende crear la imagen del “venezolano violento”, como parte de la campaña que incrementa la lista de antivalores en nuestra nación, Britto recomienda combatirlos socializando en el núcleo familiar, reforzando el sistema educativo y utilizando los medios de comunicación social para promover valores dentro de la sociedad venezolana.
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Solidaridad venezolana: rompiendo fronteras
Uno más de los valores característicos de nuestro pueblo, ante los ojos de Britto, es la solidaridad verdadera y sincera, que no deja espacio alguno al racismo o la xenofobia. Para dar cuenta de ello, el escritor rememora realidades que no lograron escaparse de las páginas que recogen la historia del país: hechos como la inmigración durante la Venezuela de antaño, cuando personas provenientes de distintas naciones fueron recibidas con amabilidad por la gente de ésta, nuestra Patria. “De acuerdo con ese valor que he señalado, que compartimos, como es la solidaridad, el venezolano siempre ha sido sumamente amable y ha aceptado a todas las personas que vienen de afuera. Un ejemplo: en los años cincuenta del siglo pasado, llegaron a Venezuela unos 800 mil migrantes. Hay que señalar que el país tenía entonces entre 5 y 6 millones de habitantes, eso quiere decir que casi 1 de cada 6 habitantes del país era extranjero, y no hubo incidentes racistas ni xenófobos”, explicó. En medio del diálogo, Britto recordó un eslogan utilizado en Venezuela durante aquellas fechas, que citaba: “no importa dónde se nace, lo importante es dónde se lucha”, para dar contexto a esa muestra de solidaridad que siempre identificó a las personas de esta nación. Por otra parte, denunció que frente a la actual situación de migración de venezolanos -cosa que no considera alarmante en comparación a países como Colombia o Ecuador- existe una campaña de discriminación contra nuestro pueblo, por lo cual sostiene que esto contrasta la actitud de solidaridad que ha tenido Venezuela.
Biografía Mínima
Luis Britto García nació en Caracas el 9 de octubre del año 1940, es escritor y doctor en derecho, egresado de la Universidad Central de Venezuela (UCV), donde además es profesor titular de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de esa casa de estudios. Obtuvo el Premio Casa de las Américas, Premio Nacional de Literatura y el Premio Nacional de Cultura. Ha publicado alrededor de 75 obras entre novelas, obras de teatro, investigaciones sociopolíticas, investigaciones sobre lenguaje, guiones cinematográficos y de televisión. Su pasión por la escritura data desde los días de su juventud, cuando empezó a plasmar en papel narrativas y textos de dramaturgia. La política, historia y los cambios positivos en la vida del ser humano también forman parte de la identidad que -entre líneas- dan a conocer la personalidad de este autor venezolano, cuyo trabajo y experiencia han sido reconocida a lo largo y ancho del país.